19. Te quiero lejos de Lacie.

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T A E

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T A E

—No sé todavía porque insististe en venir —manifiesto con molestia cruzándome de brazos. Apartó la mirada de al frente cuando gira a verme divertido y observó la ventanilla del coche sin interés alguno.

—¡Estaba aburrido! ¿por qué se me acusa? ¿tú porqué estás aquí? —interroga con curiosidad, como si hace algunos segundos no lo hubiese dicho.

—No sé si me has oído o no, tal vez eres imbécil y eso resolvería varias de mis dudas, pero acabo de terminar una conversación con el mecánico diciéndole que vayan a buscar mi coche a la mansión porque tenía dos neumáticos pinchados. —giro a verlo frunciendo mi entrecejo realmente irritado—. ¿Eso responde tu pregunta o necesitas que sea más específico?

—¡Oh! Ya veo, estás de mal humor...—Chasquea su lengua girándose—. ¿Lo oíste, Amelie?

—Tae nació con mal humor, a estas alturas del tiempo no me sorprende nada —dice concentrada en el tráfico—. ¿Tú porque viniste, Hank? ¿tu coche también está averiado?

—¿Qué? ¡no! Solamente los seguí y aquí termine. —Se encoge de hombros. Pongo mis ojos en blanco y suelto un suspiro. Hank sabía perfectamente cómo irritarte o consumirte las energías, con solo dar presencia tu día mágicamente comenzaba a ir mal cuando él abría la boca. No es que hiciera nada malo, simplemente sus estupideces me hacían poner de mal humor.

—¿Falta mucho para llegar a la empresa? —Le doy una mirada al reloj que tengo en la muñeca—. Tengo una reunión importante en quince minutos.

—Primero tengo que pasar por el hotel, ¿no te lo había dicho?

Suspiro y cierro mis ojos tratando de controlar mi mal humor.

—Detén el coche que tomaré un taxi —pido, alcanzando mi maletín del asiento.

—Ya estamos por llegar al hotel, ¿puedes esperar unos minutos? Solo buscaré unos papeles e iremos de inmediato.

Decido no responderle y enciendo el móvil para enviarles unos mensajes a los hombres con quien tenía la reunión. Ser impuntual no era un problema para mí, en realidad siempre llegaba tarde a cualquier lugar, pero me ponía inquieto saber que íbamos a ir al hotel. Me apoyo contra el respaldo nuevamente y cruzando mis brazos observo como estaciona a las afueras del edificio.

Desde afuera se veía muy bien, Amelie realmente había hecho de la estética un gran trabajo porque aunque ya tuviéramos bastantes hoteles este parecía y se sentía muy distinto. La zona estaba ubicada en el centro de la ciudad, justo al frente de un gran parque turístico en donde circulaban muchas personas y aquello era un punto extra para nosotras.

Amelie pide que no bajemos porque no se tardará mucho, así que busco mis auriculares dentro del maletín para no tener que aguantar a Hank. Bufo cuando no los encuentro y me acomodo las mangas de mi traje para no prestarle mucha atención a la situación.

Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora