L A C I E
—Es exasperante...¡qué te apures, mierda! —grita Idaly cuando vemos correr nuevamente a Hank hacia la zona de equipaje. Giro para verla y veo como suelta un suspiro acomodándose las gafas de sol en la cabeza—. Siempre hace las cosas a último momento, en algo no ha cambiado.
Sonrío y asiento, aunque no esté viéndome.
—¿Me llamarás cuando llegues? —mi pregunta la hace girar hacia mi dirección. Esboza una media sonrisa y asiente lentamente.
—Claro que sí, Tae ha dicho que los primeros días evitemos entablar conversaciones entre nosotros pero no puedo pasar mucho tiempo sin saber de ti. —Estira una de sus manos y sujeta mi brazo repartiendome caricias—. Lo más seguro es que cambiemos de número y de móvil, de todas formas haré hasta lo imposible por buscarte.
Vuelvo a asentir pero cuando quiero esbozar una sonrisa como ella lo hace una presión en mi garganta me hace apretar los labios y apartar la mirada cuando mis ojos se llenan de lágrimas.
Desde que Idaly comenzó a ser tan importante en mi vida no me había planteado la vida sin ella, sin verla, sin estar así de juntas como nos habíamos mantenido este último tiempo. Ella para mí significaba mucho más de lo que la palabra amistad o hermandad decía, Idaly era mi lugar seguro, ella era mi otra mitad.
Nunca había creído en las casualidades, en esas cosas que suceden por arte de magia, así porque sí, pero haberla encontrado representaba todo lo que jamás había pensado encontrar en mi vida. Y ahora, imaginarme una vida sin ella, no tenía mucho sentido.
—No llores, por favor...me harás llorar a mí y no podré ser fuerte —murmura, intentando relajarme aún con sus caricias. Vuelvo a verla y aún cuando sé que está igual o peor que yo, Idaly me sonríe—. Nunca me hubiese imaginado encontrarme con alguien como tú, así que muchas gracias por aparecer en mi vida. Desde el primer momento supe que significarias mucho para mí y honestamente en ningún momento lo dude. No me arrepiento de haberme quedado en el infierno solo por ti porque lo vales, vales más de lo que tu cabeza te hace creer porque tienes un corazón gigante y me siento honrada de poder haberme ganado un espacio en él.
—No tenías que haberte quedado...—replicó, sabiendo que yo había sido la única razón del porque ella decidió seguir quedándose en el bar.
—¿Y haberme perdido la oportunidad de conocerte? —Frunció su entrecejo negando con la cabeza—. ¡Ni loca! no hubo ningún día en el que me arrepintiera.
—Y después me pides que no llores, eres una estúpida.—Me cubro los ojos tratando de borrar los rastros de las lágrimas que no tardaron en escapar. Antes de que pudiera volver a verla su cuerpo se abalanzó contra el mío y me abrazó con fuerza. Yo se lo correspondí.
—Yo sé que nuestra amistad es fuerte, soy testigo de eso, no existe nada en esta vida que nos pueda robar eso, Lacie —gimotea al borde del llanto. Cierro mis ojos con fuerza y sollozo—. Te quiero, te quiero con todo mi corazón.
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Deseando tus curvas. [Trilogía:#1]
RomancePrepotente, decidida, fuerte, vengativa, competitiva, con humor ácido, sarcástica en ocasiones serias y con unas curvas de armas. Lacie es el prototipo de una mujer perfecta, lástima que trabajar de Escort no ayuda como beneficio a todo aquello. Y e...