Alicia y yo llegamos al hotel.
Mel, Seb y Tarro estaban reunidos.
Vi varias botellas vacías de cerveza distribuidas en todo el cuarto. Mel estaba sentada en el suelo con una expresión ausente y una botella que iba por la mitad. Últimamente la veía disfrutar del alcohol cada vez más a menudo.
Sebastián me tendió una cerveza.
—No, hombre. No he comido nada y lo único que me apetece ahora es una pizza. Vamos por una de piña y Pepperoni para celebrar que ahora Alicia es una más de nosotros.
Tarro y Seb se pusieron en movimiento.
Melissa también se levantó. Un mal presagio me invadió al ver que se tambaleaba un poco y le costaba mantener el equilibrio. Se me ocurrió que tal vez debía tener una charla con ella sobre los límites que debía establecer con la bebida. Ella era muy joven, todavía menor de edad, y era importante que aprendiera a controlarse en ese aspecto, pues en adelante, siempre habría alcohol y otro tipo de distracciones al alcance, pero a los que tendríamos que negarnos. Eso si no queríamos terminar como los miembros de esas bandas a los que tanto admirábamos y que caían en adicciones con las que tenían que cargar toda la vida. A esos les iba bien; otros fallecían antes de cumplir los cuarenta.
Sin embargo, habíamos estado viajando, trabajando muy duro y todos merecíamos un poco de esparcimiento. Además, si algo caracterizaba a Mel era su mesura y ese arraigado sentido de la sensatez que jamás encajó con su edad. No tenía tendencia a los excesos.
Lo dejé estar y me dispuse a salir del cuarto con los muchachos.
Noté la presencia de Mel junto a mí sin tener que volverme. Su calidez y el aroma que desprendía su perfume de flores eran más que conocidos para mí. Todo eso lo asociaba yo a la tranquilidad, la libertad y la confianza. Sentirla cerca me embargaba de una paz indescriptible.
Por eso me dolió tanto rechazarla.
—Tú puedes quedarte, Mel. Los muchachos y yo no tardaremos.
Ella se echó hacia atrás y me miró con sus ojos color caramelo abiertos de par en par. El asombro se hizo evidente en su rostro, dando paso a la tristeza rápidamente. No esperaba ser apartada de esa manera, luego de ir y venir con nosotros a todas partes.
Su expresión herida me hirió a mí mucho más. Pero en mi caso, lo merecía.
Estuve a punto de echar por la borda toda esa mierda del noviazgo falso con Alicia y tomarla entre mis brazos, sin que nada más importara. Le diría allí mismo, delante de los muchachos, que la amaba con todo mi ser y me evitaría así todo ese rollo estúpido de engañarla.
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OUTSIDERS, siempre has sido tú
Lãng mạnTomás es mi mejor amigo y el ser humano en quien más confío. Sólo yo lo conozco completamente; sé cuáles son sus defectos y sus muchas virtudes. Tiene una capacidad increíble para iluminar mi día sólo con verlo. No hay ningún secreto entre nosotros...