—Estás lista, Mel — dijo Clara apartándose de mí.
Me puse en pie y me miré en el espejo del baño.
El maquillaje era sobrio y nada llamativo, justo como le había pedido. No obstante, no dejaba de sentirse como si llevara una máscara que me tensaba la cara.
Normalmente no solía maquillarme y lo dejaba sólo para cuando teníamos presentaciones. Un poco de polvo, bastante lápiz de ojos y algo de brillo para los labios, pero nada más.
Clara había hecho un trabajo magnífico. No se me notaban los moretones y ya podía abrir bien el ojo derecho.
—Te lo agradezco mucho.
Ella asintió y me sonrió. El día anterior, le había pedido que me ayudara a maquillarme antes de ir a ver a mi padre.
Ambas salimos del baño y bajamos las escaleras.
Tomás estaba abajo, sentado en el viejo sofá que había en la estancia. Ya tenía puesto el overol gris con las mangas atadas en la cintura, aunque todavía faltaba una hora para que comenzara su turno en el muelle.
Estaba cortando en trozos una manzana verde, su fruta favorita. Se puso en pie en cuanto nos vio bajar.
—Casi parece que no te hubieran golpeado — comentó.
Asentí.
—Mi oferta de acompañarte no ha expirado — Tomás le dio un mordisco sonoro a un trozo de manzana y algo de ácido le cayó sobre la camiseta blanca.
El overol y las botas negras le otorgaban esa aura de asesino en serie, uno demasiado atractivo.
—Tú tienes que ir al muelle — le recordé — y a mi padre le parecerá muy extraño que vayas conmigo. Además, él no es el que me da las palizas. Todo estará bien.
Clara carraspeó.
—Mmmm... yo los dejo, chicos. Quedé de ayudarle a mi papá a hacer las compras.
Se inclinó y me dio un beso en la mejilla, luego hizo lo mismo con Tomás.
Volví a darle las gracias. No quería que se marchara porque eso me dejaría a solas con Tomás y las cosas entre nosotros se estaban tornando tensas. Él casi no me hablaba, se limitaba a mirarme fijamente de una manera inquietante, como si buscara algo dentro de mí. Sin embargo, su expresión no delataba ninguna emoción que me permitiera adivinar lo que estaba pensando.
—¿Le dirás a tu papá que estás viviendo conmigo? — me preguntó.
Negué con la cabeza.
—Sólo le pediré que vaya al estudio el viernes, al igual que mamá.
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OUTSIDERS, siempre has sido tú
RomanceTomás es mi mejor amigo y el ser humano en quien más confío. Sólo yo lo conozco completamente; sé cuáles son sus defectos y sus muchas virtudes. Tiene una capacidad increíble para iluminar mi día sólo con verlo. No hay ningún secreto entre nosotros...