—¡¿Diez presentaciones en seis ciudades distintas?! — repitió Tarro, atónito.
Sus ojos expresivos estaban abiertos de par en par. Seb tampoco podía ocultar su sorpresa del todo.
—Sí — asintió el Señor Lyrica. En realidad, su nombre era Héctor Benavides, pero así lo llamaríamos en adelante —. En un itinerario de cuatro meses. Una semana antes de cada presentación, promocionaremos algunas de las canciones en las estaciones de radio principales que encajen con el género musical.
Tomás no se mostró impresionado.
—¿Qué ocurrirá luego de esos tres meses?
—Bueno, eso depende de la respuesta del público y de qué tan bien se vendan las entradas en cada concierto — contestó él, reclinándose en su asiento —. Llevo muchos años promocionando bandas y cantantes. Vi la afluencia que había en Sonata cuando ustedes se presentaron el viernes y puedo asegurar que no tendrán problema atrayendo multitudes.
—Siento que hay un pero en todo esto — intuyó Tomás con perspicacia.
Los cuatro estábamos sentados frente al enorme escritorio del Señor Lyrica. Su despacho era espacioso e increíblemente elegante. Las paredes escasamente eran visibles porque había demasiados estantes, vitrinas y aparadores con placas brillantes, botones plateados y algunos artilugios de apariencia delicada. Parecían trofeos, aunque los premios que entregaban en mi colegio a los deportistas destacados y a los ganadores de las olimpiadas matemáticas, no eran ni la mitad de bonitos y relucientes.
El techo estaba totalmente cubierto por posters de bandas y cantantes famosos. En muchos de ellos estaba el Señor Lyrica con su sonrisa mesurada y un buen traje, al lado de los músicos y de otros hombres mayores que aunque no eran famosos, también iban bien vestidos y tenían el porte altivo típico que confiere el dinero.
—Ustedes lo tienen todo para alcanzar el éxito — dijo con acritud —. Sin embargo, el auge del Rock tuvo lugar del setenta al noventa más o menos. Los géneros musicales que están liderando en el momento son otros, como el jazz, pop, electrónica, reggae y obviamente, reggaetón, al igual que un estilo nuevo llamado trap.
El rostro de Sebastián se iba agriando cada vez más a medida que el Señor Lyrica recitaba la lista. Tarro también hizo un puchero gracioso, como el de un niño cuando le dan el helado del sabor incorrecto.
—Nuestro género es el Rock — zanjó Tomás tranquilamente.
El Señor Lyrica asintió enérgicamente.
—Comprendo. No obstante, deben tener en cuenta que los tiempos han cambiado y la juventud de ahora tiene otros gustos.
—¡Unos gustos de mierda en todo caso! — soltó Sebastián.
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OUTSIDERS, siempre has sido tú
RomanceTomás es mi mejor amigo y el ser humano en quien más confío. Sólo yo lo conozco completamente; sé cuáles son sus defectos y sus muchas virtudes. Tiene una capacidad increíble para iluminar mi día sólo con verlo. No hay ningún secreto entre nosotros...