Capítulo 13 🎸🎼

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—¿Están listas?

Liz asomó la cabeza por la puerta de la bodega que había en el segundo piso.

Como se presentaban muchas bandas a menudo en Sonata, no solo nosotros, Olivia había ordenado desocupar una de las bodegas para que los músicos se prepararan antes de comenzar una presentación.

Había un pequeño tocador bastante sencillo y un par de espejos de cuerpo completo, ya manchados y rayados con marcador permanente con el nombre de otros músicos y bandas. Los labios de alguien, quizá una chica, habían quedado impresos con lápiz rojo en una de las esquinas superiores. No era raro que los hombres también se pusieran algo de labial de vez en cuando.

—Sí — contesté yo mientras terminaba de ponerme delineador negro alrededor de los ojos.

Sebastián se estaba fumigando el largo cabello negro con un spray que dejaba una fragancia cítrica en el aire. Tomás se anudaba una bandana roja alrededor de la frente y Tarro se estaba ajustando unos guantes negros de motociclista rudo.

Nos faltaba mucho para emular o cuando menos, asemejarnos a las bandas glam de los ochenta, pero hacíamos un muy buen intento con lo que disponíamos.

—Ya las anuncié, chicas — siguió diciendo ella en tono socarrón —. Salen luego de que termine esta canción.

Liz nos dedicó una mirada burlona y a la vez adepta antes de marcharse. Nunca se cansaba de repetir que los muchachos parecían más obsesionados con el maquillaje y la ropa que las chicas normales.

La canción en cuestión era Sometimes She Cries de Warrant.

Tomás la tarareó entre murmullos con la finalidad de preparar su garganta.

Ladeó el rostro hacia mí con una expresión significativa y yo avancé hacia él, sabiendo lo que quería. Él alzó la cabeza y dibujé una nota sobre su cuello.

—Bemol — respondió Sebastián.

Él y Tarro se habían detenido a observarnos.

Una segunda chica irrumpió en la bodega cuando mis dedos todavía recorrían la piel suave de Tomás.

—¿Qué pasa aquí?

Los ojos verdes de Natalia estaban cargados de furia.

Aparté mis manos de su garganta enseguida.

—Es un ritual — contestó Tomás sin girarse para mirarla —. No vayas a armar un escándalo otra vez.

Su voz destilaba irritación e impaciencia.

OUTSIDERS, siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora