Capítulo 20 🎸🎼

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Como viajaríamos a Florencia el jueves muy temprano, la mamá de Tarro quiso hacer una cena especial el domingo siguiente como despedida y a la vez celebración, de que la banda haya firmado un contrato tan importante.

Tarro nos hizo saber que su madre nos había invitado y nosotros aceptamos de muy buen agrado. La señora Méndez siempre era amable y dulce con nosotros. El señor Méndez, por otro lado, era muy serio y circunspecto, pero de él irradiaba un aura de serenidad y respeto muy grande. A ambos les debíamos el maravilloso baterista que teníamos.

Como Seb tenía muy buenas nociones de cocina, ya que había trabajado en una pizzería por más de dos años, se ofreció a ayudar a la mamá de Tarro, de manera que fuimos a su casa un poco más temprano. Tarro, Tomás y yo estábamos sentados en la salita, charlando sobre las percepciones que teníamos de las grabaciones en estudio y eligiendo las canciones que tocaríamos en Sonata el miércoles.

Fernanda y Olivia nos sugirieron que, ya que la banda estaría al menos dos meses fuera de San José, sería buena idea que diéramos un concierto antes de irnos, también a manera de despedida temporal. Olivia nos aseguró que muchos de los clientes habituales de Sonata ya estaban comenzando a preguntar por nosotros y cuándo tocaríamos otra vez.

Los muchachos y yo estuvimos de acuerdo. Sonata era el lugar que primero nos había acogido, así como a otras bandas, y el que primero había creído en nosotros.

A pesar de que Fernanda era una de las propietarias del bar, Tomás nunca permitió que hubiera ninguna de clase de preferencia hacia nosotros y nos ganamos nuestro derecho a tocar, como lo hicieron las demás bandas. El sistema era muy sencillo, le daban dos oportunidades de tocar a cada banda y el público presente votaba a través de una aplicación. Los votos sólo eran a favor y si se obtenían la mitad o más de la mitad de los votos de los asistentes, la banda podía seguir tocando una vez al mes con una buena paga fija.

No nos costó mucho definir el repertorio porque ya sabíamos cuáles de nuestras canciones propias eran las que más gustaban. Decidimos tocar sólo nuestras canciones y no hacer covers en esa ocasión porque en algún momento teníamos que dar ese salto y ése era el momento.

Le preguntamos al Señor Lyrica si no había inconveniente con que realizáramos esa última presentación. Él no puso objeciones, de hecho, dijo que enviaría a dos camarógrafos para que hicieran diversas tomas de nosotros, ya que ese material serviría mucho para futuros videos musicales. También haría llegar material publicitario para ser distribuido ese mismo día, pues era probable que muchas de las personas que asistían a nuestras presentaciones en Sonata quisieran ir a vernos también a otras ciudades. El Señor Lyrica estaba atento con respecto a todo y no se le escapaba ningún detalle.

OUTSIDERS, siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora