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Una vez en mi habitación me encerré en el baño encendiendo la ducha, el vapor comenzaba a inundar la estancia y a empañar cada uno de los cristales y espejos. Poco a poco me desnudé, pensando, recapacitando, mientras escuchaba los movimientos de Ryder en la habitación, preparándose para ir a la cama. A la cabeza me vino la conversación de la mañana con Dylan, diversión, solo un poco, aprovechar la familiaridad del  Prez, pero ¿qué familiaridad? ¿la afectuosa llena de amistad? ¿o la increíble química sexual que tenemos?

Recuerdos impactan sobre mi, cuando entro en la ducha y dejo que el agua caliente caiga sobre mi cuerpo desnudo. El sexo siempre fue importante en mi vida, como una manera de conexión rápida, un cariño falso, una pequeña esperanza íntima. Es verdad, demasiado tiempo sin ese tipo de acercamiento ¿pero era necesario ahora?¿tanto como para tomarlo de una persona a la que quería profundamente? pero a la que no amaba...

Amor. Desde hace años esa palabra solo la he vinculado a Travis, y a los que ahora son mi familia. Pero ¿es verdadero con Travis? La sensación de ahogo está desde que llegó, no disminuyó con su aparición, aumentó con su comportamiento y su distanciamiento conmigo. Tan cerca y tan lejos a la vez. 

Amor, es más un recuerdo que una sentencia ahora mismo. 

Cuando mi cuerpo está rojo por el calor abrasador del agua envuelvo mi cuerpo y mi pelo en una toalla. Con una mano húmeda limpio un poco el espejo principal para poder observarme mientras esparzo crema sobre mi cuerpo. Mierda las ojeras son notables sin el maquillaje. El hermoso tatuaje me golpea nada más verlo. No me arrepiento de haberlo puesto en mi piel, el club fue una parte muy importante en mi vida, estos chicos me dieron protección y una pequeña familia con la que contar cuando solo tenía a Dylan y a Luc, aún cuando este último estaba lejos. Fue Ryder quien me dio esa salvación, ese lugar de descanso, donde huir de mi madre y mi padrastro. Donde me sentía segura y querida. 

Siempre busqué esa sensación. Pero nunca fue más potente e impactante a cuando tenía a Travis a mi lado en el instituto. No, miento si fue más fuerte. Hace años atrás, antes de Ry, antes de Dylan. En el campo de flores, con Travis. Con el niño que fue. 

Descarto todos los pensamientos. No podré dormir si continúo así. 

Entro en la habitación en penúmbra con la toalla todavía enrollada en mi cuerpo, mientras que con la más pequeña seco mi pelo. Ryder está está en mi cama, sentado con las piernas estiradas apoyado en el cabecero. No lo miro directamente, pero siento la tensión y su respiración. Me ha visto desnuda mil y una veces y aunque solo se aprecian sombras, se que para él, esto es una especie de show de strippers. Dejo caer la toalla sin mucha emoción y paso una de las enormes camisetas de Dylan por mi cabeza, vistiendome con un pequeño pantalón de pijama. Sin ceremonia me acerco a la cama y paso las sábanas hasta que llegan a mi cintura, me giro enfrentándo a Ry, por la poca luz que entra observo su rostro pensativo, mirándo un punto fijo en la pared. Suspiro. Hay la misma cantidad de mierda en su cabeza que en la mia. Ninguno lleva vidas fáciles y sencillas. 

- Esto es una puta mierda, ángel.

- Lo sé.

Finalmente se tumba en la cama, ambos nos miramos, nos observamos a la vez que medimos nuestras intenciones. Y la claridad llega a nosotros cuando nos damos cuenta. Esta noche no vamos a follar. Sería un polvo desesperado para olvidar, sin que uno esté en la mente del otro. Hace años lo hacíamos también para escapar de la mierda, pero siempre centrados en nosotros, en quien estaba tocando, lamiendo y adorándo. Esta noche no sería así. Para ninguno. No sé porque para él, pero sé que por mi, se debe a una persona que está en esta misma casa. 

- Buenas noches, ángel. 

- Buenas noches Ry.

Me giro para enfrentar al ventanal. Me hago una especie de bolita, un capullo en posición fetal y trato de dejar mi mente en blanco. Pasan los minutos y noto su respiración lenta y acompasada. Se ha dormido. Escapo de la cama, descalza, bajo los escalones hacia la cocina. 

Necesito agua o leche. Porque si por mi fuese cogería la botella de wiskey que no está en donde debería. 

Con el vaso lleno de agua me giro para enfrentar la sombra que hay en el sofá del salón. Supe que estaba ahí desde que pisé el último escalón. Es inevitable, se perfectamente cuando nos encontramos en la misma habitación, es un radar que llevo practicando toda la semana. La oscuridad y el silencio llena la amplia sala. El único ruido es el trago que le da a la botella por primera vez desde que llegué. No está borracho, la botella está casi llena. La luz nos alumbra para poder ver los resquicios. y se que nos estamos observando a la distancia. 

- No puedes dormir- no es una pregunta, lo afirma. 

- No. Tu tampoco- lo afirmo también. 

- Pesadillas- anuncia. 

- Recuerdos y sentimientos. 

Y una vez más se hace el silencio. Me acerco y me siento a su lado, a distancia, pero en el mismo sofá. Seguimos en silencio. Porque a diferencia de mi, él no está pensando en nosotros. No es lo que ronda en su cabeza. Y no puedo evitar que mis ojos se empañen en lágrimas. Golpea con fuerza en mi cuerpo, en mi cabeza, en cada una de mis terminaciones. Porque ahora, lo que primero está en mi cabeza, somos nosotros, pero él, está a millas de distancia de tener espacio para pensar en ello. Tan lejos y tan cerca...

Lágrimas silenciosas caen por mis mejillas, él no puede verlas, no puede sentir el calor del recorrido de cada una de ellas, estoy sola en estos pensamientos. Estoy sola en esta sala. El sabe tan bien como yo, que es lo que sucede. Pero no va a hacer nada, no va a hablar de ello. No quiere, no puede, no va a intentarlo. 

No va a solucionar nada. No va a luchar. No por nosotros. 

Estoy sola en esto. 

Y creo que no quiero seguir sintiendome sola. ya lo estuve por mucho tiempo en toda mi vida. Y no puedo afrontar esa sensación. No otra vez. 

Como mi tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora