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looo sientooo! acabé examenes de septiembre en la uni y me dí una semana sabática en la que no me llevé a casa ni el ordenador! wiiii Ademá que tengo que hacer mudanza de piso yaap! asi que seguramente estaré otra semana como mínimo off.

Esto es una mierda, es peor que una mierda, es la mierda del zapato de un vagabundo alcoholico con problemas de mal aliento. 

Llevo un vestido de verano negro hasta la rodilla, de tirantes, con el pelo recogido y unos zapatos de ballet verdes; color de la esperanza, como ha dicho Dylan. No he vuelto a saber de mi hermano desde que salí disparada del instituto bueno sin contar las mil llamadas perdidas, logicamente no he contestado, ahora solo necesito estar centrada en lo que me espera tras esas puertas de madera. 

El juicio.

Un puto juicio contra mi padre.

Contra el abuso de mi padre. 

Cojonudo. 

- Dani.

¿Y qué digo?¿Qué hago?¿Sacarán a relucir otras cosas? Cosas que quiero ocultas, escondidas en el fondo del mar. 

- Dani

 Mierda Dani ahora estas comenzando a acelerar tu cabeza y cuando tu cabeza se acelera no pasan cosas buenas. 

Cada persona, hombre o mujer de cualquier edad que pasa por mi lado me observa con detenimiento como si pudiese descubrir que fue primero " el huevo o la gallina". Estoy cien por cien segura que la mitad de este pueblo realmente me odia y la otra mitad pretende ignorarme. Claro, el pobre hombre...pobre señor Halen...abandonado por la zorra de su esposa y la malcriada de su hija.m Ignorantes. 

- Dani ¡Mierda!- me sobresalto ante el grito de Dylan y me giro para observarlo junto a mi abogado, bueno, su abogado, que hizo un viaje expres para venir al juicio- Entramos ya, es nuestro turno.

- Mi turno- le reprendo.

- Y una mierda, tu y yo, somos uno. Y si hace falta volaré el infierno para que no se te vuelva a acercar en la puta vida. 

Sonrío ante sus palabras, completamente sinceras, mi macho-gay-alfa. No se que haría sin el, al igual que no sé que haría el sin mi. Nos complementamos. Me agarra de la mano y un guardia nos abre las puertas de madera, caminamos los tres por el pasillo, Dylan se sienta en el primer banco justo detrás de nosotros. Me siento a la izquierda de mi abogado. Y espero. 

El juez llama a mi padre.

- Este tribunal llama a Remington Daniel Halem, con una denuncia por agresión física y verbal  en estado de indisposicción por alcohol a la denunciante Danielle Mary Halem, con relación progenitor-hija. 

Se abre la pequeña puerta a mi derecha, pero a la vez se abren las puertas por las que entré hace pocos minutos, mi padre aparece por la puerta esposado y con un traje naranja. Por la puerta principal, mi hermano y sus amigos, aparto mi mirada de ellos que se sientan justo tras de mi y observo a mi padre. Sus ojos impactan con los mios, y un escalofrío recorre mi cuerpo. Pena, por el, por mi, por nosotros, por lo que sucedio...no lo se, pero agacha la cabeza y sus ojos se desvían al suelo. Soy fuerte, pero no tanto, y al haber recibido abusos durante años, por una parte necesito que se haga justicia con esto. Pero, es mi padre. No denuncié al marido de mi madre, ¿y sí a mi padre? Tal vez porque había testigos a mi alrededor, porque no podía soportar que fuese mi propio padre quien me hiciese esto. 

Estoy tan ensimismada en mis penamientos que no me doy cuenta de un acercamiento hasta que noto presión en mi coronilla y el sonido de un beso, alzo la cabeza y ahí está Luc, con ojos tristes.

- Te quiero.

Solo asiento, no creo que pueda hablar ahora mismo, demasiado en mi cabeza, demasiadas emociones...Pero soy fuerte y se que en realidad quería que el estuviese aquí conmigo. 

Me estoy repitiendo tantas veces lo fuerte que soy, que ya no me lo creo ni yo misma.

Mi abogado llama al estrado a Parker, Travis, Dylan y Luc, en ese orden, me dan escalofríos escuchar lo que vieron, como se sintieron, no me lo dijeron antes, pero puedo ver lo duro que les resulto, la impotencia que sentían en aquel momento en el que yo ya no me creía consciente. Por último sube al estrado la señora García, y este testimonio es realmente escalofriante, fue ella, gracias a ella estoy aquí. Pero observo como intenta no mirar hacia mi, esta... ¿avergonzada? ¿por no venir a ayudarme? Madre mia, ella hubiese estado junto a mi en el suelo, menos mal que actúo de la forma mas sensata y llamo a Luc. Tengo que agradecerselo. 

En el momento en el que subí yo al estrado, juré sobre la biblia decir "la verdad toda la verdad y nada mas que la verdad"... como si fuese a ir al infierno si comenzase a mentir como una bellaca, pero en fin, eso iría contra mi misma en mi juicio. 

Comencé justo con la llegada de mi padre, con como pensé que era Luc, conté todos los acontecimientos como si de una pelicula se tratase, como si yo no hubiese vivido aquello en aquel momento. Tenía la mirada en un punto fijo, sobre la puerta grande de madera había una placa antigua que decía algo así como La verdad es la fuente de la justicia. Estaba tan distraida pero a la vez tan en sintonia de lo que me rodeaba que gracias al cielo, no podía ver las caras de pena de la gente presente en la sala. Termino de hablar y por fin me atrevo a mirar al hombre que una vez me amó. Mi padre, con la boca entreabierta, los ojos como platos durante la exposición de fotos de mis lesiones, la palidez marmolea de su tez, y el tembleque de sus manos, dios...como lo conocía, nervios, frustración, miedo...siempre que le inundaban esos sentimientos sus manos grandes de mecánico comenzaban a temblar. 

 Pero mi abogado, no dejó la tortura, me quedé helada, mi respiración es obstruida por el nudo que todo mi cuerpo a formado. Más fotos, pero no de mi, de Luc, y no puedo apartar la mirada de la pantalla, recuerdo que una vez le pregunté por tres cicatrices circulares en su hombro, "Estupideces de borrachos adolescentes" 
Y yo le creí. No podía imaginar que el también hubiese recibido abusos por parte de nuestro padre y no me hubiese dicho nada. Cuando iba a casa en vacaciones, papa nos ignoraba, solo Luc y yo, solos contra el mundo. Moratones marcaban su espalda y sus costados, su cara deshecha, sangre seca caía por su ceja y labio. Y esas fotos, eran autofotos, se las hacía el después de cada paliza, ¿cómo mierda las tenía mi abogado?

Y por último una foto que me impactó mas que ninguna, no por su brutalidad, era mucho mas débil que el resto que estaba viendo, si no por la persona; Travis. Un corte, fino pero sangrando con fuerza, cruzando su mejilla y un ojo morado. 

No puedo evitarlo, mi mirada se dirige al primer banco a  mi izquierda, todos con la cabeza agachada, pero Luc y Travis estiran su cuello y alcanzan mi mirada. Una lágrima silenciosa corre por mi mejilla. Y doy gracias por lo que he visto. Porque se interpretar lo que esto significa. Luc no estuvo solo, tenía a Travis, y este estuvo junto a él para lo bueno y para lo malo. Por las cabezas gachas del resto puedo adivinar que se están conteniendo, porque sí, podían saber lo de las golpizas, pero no sabían de su brutalidad. Ese es mi hermano, eterno héroe silencioso. Y le quiero tantísimo por ello. 

La voz del juez nos saca de nuestros pensamientos. Una vez me encuentro en mi asiento nuevamente...

- Llamo al estrado a declarar a Remington Daniel Halen. Comience con su testimonio. 

Como mi tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora