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Los primeros días de Navidades fueron realmente fantásticos. 

Hacía tantísimos años, que no pasaba estas fiestas en "familia" que ya casi, ni recordaba lo que se sentía cenar y estar alrededor de todos.

Hicimos una maravillosa cena de "despedida".  

Dylan se marcha de vuelta a la universidad, siendo él, podía permitirse estos meses fuera, haciendo los trabajos y diferente promedios de esta. Pero en enero llegaban los examenes presenciales. Todavía se siente extraño no tenerlo caminando en boxers por toda la casa, hacicendome rabiar o jugando con mi cabeza. Añoro esa mole de tinta. Por supuesto las llamadas telefonicas no cesan, y mucho menos las videollamadas. Pero joder...lo quiero aquí otra vez. 

¿Lo peor y lo mejor de todo?

Luc y yo no podíamos actuar como si hubiese algo más importante aquí que nos atase a quedarnos. Tuvimos que hacer nuestro típico viaje en solitario, gastar del plastico negro derrocha-dinero, del señor millones. Si se diese cuenta de que no nos hubiesemos ido comenzaría a meter su nariz por aquí, y no quiero eso, no lo quiero a mi alrededor. Así que decidimos irnos dirante quince día a la Riviera Maya, lejos, donde hay playa, calor y daikiris para nosotros dos. Siempre he amado estas escapadas, que nos damos. Pero el no tener a Travis a mi lado, en realidad, no me gusta un pelo. 

Sin embargo; tanto él como su madre han estado inmersos en la adopción de Lily. La pequeñaja se ha creado un hueco en todos nuestros corazones, es facil quererla. Una niña maravillosa. Y Travis está deseoso de que esto termine para poder tenerla con ellos. Su madre, Maddison, tiene total devoción por ella. Se ha convertido en una segunda madre para todos nosotros. 

Nos hizo la cena, comió, bromeó, bebió (moderadamente y en vigilancia) con nosotros, y obvio desdreñó toda la vergonzosa infancia de Travis en la cena. 

El bum fue cuando llevé a Luc hacia el garaje para darle su regalo. Un Camaro SS del 69. Su coche soñado, además, así dejaría de darme la lata con el mio. Le gustan más los clásicos. 

En fin, pues eso. Ahora es primer día de instituto, otra vez, de vuelta a la realidad. Sin embargo doy la bienvenida al año con un bronceado perfecto...y unas tremendas ganas de tener sexo con Travis. 

Sep, seguimos igual. ¿Deprimente, cierto? ¿Puede solidificarse eso de ahí abajo? No lo se, pero así lo siento. 

Los chicos están eufóricos por el comienzo de la temporada de futbol, otra vez, el resto de humanos, histéricos por los examenes. Tenemos que empezar a enviar solicitudes a todas las universidades y de eso estamos hablando ahora mismo en la cafetería, los libros y apuntes inundan las mesas, son los protagonistas esta vez. 

- Car ¿Ya enviaste tu solicitud a Columbia?- pregunto. 

- Si, sin embargo, también la envie a Standford y a Harvar, pero para estas necesito la beca completa, dudo que me la den. Si no en lista tengo Minnesota e Illinois. 

- Te cogeran en Columbia Car, tienes unas calificaciones bastante geniales- le dice Matt. Lo veo decaído, desde la marcha de Dylan. 

- ¿Tu Matt?- pregunta mi amiga. 

- Yale, Princenton, Columbia y Havard. Veremos si he apuntado muy alto- contesta. 

- No creo tio, tu padre fue a Harvard, tienes puntos ahí, y buenas notas- dice Luc. 

- Luc ¿Tu a donde mierda vas a solicitar?- pregunto. Mala hermana, que no sabe ni los sueños universitarios de su hermano. 

- ¿Ya enviasteis la solicitud para las pruebas?- dice Linda...¿Pruebas? La mesa se queda en completo silencio. Nadie dice nada, y todos se observan entre sí, evitando mi mirada. 

- Si, ya estan enviadas- suspira Luc con los ojos clavados en su bandeja. 

- ¿Qué pruebas? estoy totalmente perdida- digo en voz alta mirando a mi hermano. Suspira y sus ojos se encuentran con los mios, como si estuviese diculpando. 

- Oh mierda, joder. Lo siento- dice Linda nerviosa. El silencio sigue reinando a mi alrededor. Travis coloca la mano que tenía en mi cadera sobre mi rodilla y comienza a acariciarla. Pero nadie contesta, y yo sigo mirando a Luc con escepticismo. Los ojos de este se desvian hacia el hombre que tengo a mi lado y este cabecea en su dirección. Lucas vuelve a suspirar y traga duro como si tuviese un ladrillo atorado en su garganta. 

Mi hermano vuelve a mirame y el miedo inunda mi cuerpo. 

- Las pruebas para el ejército americano. Ya hemos pasado la fase médica física y psicológica, para los rangers- estoy tan jodidamente en shock que las palabras salen de mi boca, aunque esa no parezca mi voz. 

- ¿Hemos?- pergunto. Y Lucas mira a Travis. 

Creo que pasan unos segundos que se sienten horas, en los que mi mente está en blanco para todo el mundo. Y yo solo puedo ver en mi cabeza distancia. Distancia, armas, sangre, muerte, guerra... mi corazón deja de latir, el aire se marcha de mis pulmones, mis ojos se secan por el shock. Y solo puedo mirar a mi hermano porque si giro a mirar a Travis, la traición y la soledad me va a tirar hacia abajo.

Sigo sentada y mi cabeza sigue dando vueltas, nadie habla, todos me miran, supongo que mi cara reflejará todas mis emociones y estaré tan blanca como un jodido folio.

Ejército. Las pruebas físicas empiezan a finales de febrero ¿Cuánto queda? ¿Un mes? ¿Menos? ¿Más?

Mi garganta está seca y solo tengo una palabra en mi cabeza, No, no, no, no, no, no. 

Tropas, destinos...no, por favor, no. 

¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo lo quieren? ¿Lo saben? ¿Lo planean? No por favor, no. 

Lucas y Travis. Los dos, allí, lejos, jugandose la vida. 

- Necesio...necesito...- las palabras no salen, y lo único que puedo hacer es levantarme. Levantarme y salir corriendo de aquí. 

Paso las puertas de la cafetería y siento como mis piernas actúan sin mi consentimiento. Corro, corro mientras escucho las voces de ambos llamándome. 

Se van, se marchan. No a la universidad, no a un lugar seguro, no a un sitio con comunicación. 

Fuerzas especiales, armamento de élite. Sé que son los Rangers, son los que no están aquí, los que se marchan, y muchos no vuelve, los que dan la vida por otros soldados. Los que dejan a sus familias atrás sin conocimiento o causa de sus acciones, sin saber donde se encuentran, sin saber si siguen vivos, por semanas, por meses.

Comienzo a llorar mientras sigo corriendo, mientras me pierdo.

Los dos hombres que necesito a mi lado, me han mentido, me han ocultado sus planes. Porque saben que no los quiero allí. Porque he oído suficientes historias de hermanos, padres, novios o amigos que nunca vuelven. Que reciben medallas en tumbas vacias. Ovaciones vacias por su valentía mientras las personas que los necesitan lloran desconsolados su pérdida.

Héroes sin nombre.

Familias rotas.

Ellos son mi familia.

Mi hermano.

Travis.

Travis, el hombre al que...¿qué? si, el hombre al que quiero, el hombre del que me he enamorado. Con quien veía un futuro que nunca creí. No va a estar. 

Se marchan...los dos.  

Como mi tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora