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Narra Travis

- No se cuanto tiempo va a ser, sospecho que no más de unos quince días tal y como son las tecnicas militares.

Miro a Dan, sentanda en el borde de su cama, con la mirada un poco perdida, pero en sus ojos se ve lo mismo que en los mios; esperanza, una posibilidad, una nueva oportunidad de hacer realmente lo que es correcto, por mi, por nosotros. 

- Bien- susurra, nada más. 

- Mira, se que pido demasiado ¿de acuerdo? Pero soy jodidamente egoísta y no pienso ser el principe azul perfecto de mierda que te dice que no me esperes, que sigas adelante. Porque se que voy a salir de este lugar, lo necesito, no solo por nosotros. Y quiero que cuando junte las piezas de mi cabeza que fueron algo desmanejadas estes ahí, conmigo. Para volver a intentarlo. 

Asiente con pesar, sigue sin mirarme a los ojos, una despedida, una que no tuvimos la última vez. Pero esto no es para una larga temporada, es una nimiedad comparado con lo que fue. Por eso estoy pidiendo que me espere. 

- Tienes que comprender que no puedo quedarme aquí así, y ponerte en peligro como la noche de ayer. No me perdonaré nunca lo que hice Dan, casi te estrangulo hasta la muerte, y no hubiese parado de no ser porque tus uñas practicamente me sacaron sangre de mis brazos. No podría vivir conmigo mismo si algo peor pasase, no puedo arriesgarme. 

- Ya te he dicho que no fue culpa tuya- responde suspirando como si estuviese cansada de repetirlo. Bien, yo necesito que siga diciéndomelo, pero eso no quita la culpa. 

- ¿Y entonces qué? ¿Dormimos cada uno en un cuarto, solos, todo el tiempo? ¿Para qué? ¿Para que yo no intente matarte otra vez?- le pregunto. 

- No intentaste matarme, tenías una pesadilla y estabas dormido. 

- SI, bueno, eso no hace menos real mi brazo enredado en tu cuello, ni tampoco hace desaparecer la vergüenza. 

- Te medicarán para dormir- me dice. 

- Entonces tendremos que acurrucarnos más fuerte para que mi futuro estúpido drogado cerebro no se olvide de que estás tu a mi lado- con eso consigo sacarle una sonrisa. 

- Odias los hospitales y las medicinas.

- Si, pero no quiero la otra opción psicótica. 

Estamos en silencio durante unos minutos, cada uno pensando en que podría pasar y cómo va a vivirlo. 

La casa está en silencio, los chicos del club se marcharon hoy en la mañana de madrugada, dando abrazos y besos, irónico. Terminaron sus trabajos y mierdas super secretos y se despidieron dando las gracias por la ayuda y el cobijo. Fue dificil ver como Dan se abrazaba a Ryder como si estuviese buscando consuelo. Sus brazos rodeándolo y viceversa, como si hubiesen pasado tanto tiempo así que se hacia por inercia, por costumbre, con una gran comodidad. El besó su frente con una sonrisa llena de cariño y vino a mi, palmeando mi espalda y repitiendo una vez más; 

Vuelve al campo de flores, chico. 


El cabrón sigue sin caerme bien, pero hay que ser sinceros, da unas charlas alentadoras cojonudas, te puede dejar por los suelos bastante rapido, con la sensación de un futuro subidón en camino. Como un chute de adrenalina. 

Pero decidí que saldría antes de la hora de comer, volvería a San Diego, a la base para dejar que Doc me tratase a fondo. Lo avise en cuanto el MC se largó. Todos me dieron ánimos, Car, en su momento psicóloga comenzó a decirme todas las posibilidades que podría enfrentar, las terapias intensivas, los medicamentos, las estirpación de todos y cada uno de mis sentimientos, y muy seguramente el continuo seguimiento psicológico depués de terminar allí. Estaba bien con eso, si tenía que ir cada cierto tiempo a vomitar todo lo que hay en mi cabeza, si eso me ayudaba a recuperar mi vida, siendo un hombre diferente, lo tomaba. Si eso me ayudaba a tener a Dan a mi lado, como la quiero, para siempre, lo haría. 

Como mi tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora