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Dos y media de la mañana y estamos corriendo con el coche hacia mi casa. Ky simplemente se puso una camiseta y bajó a encender el coche mientras yo me cambiaba. Una vez sentada y con el pulso latiendo a mil me ato el pelo en una coleta alta desordenada y espantosa. 

Repito un mantra absurdo desde que salimos ^Todo está bien.Todo está bien.^

Si bueno, con ese mensaje es más que evidente que hay algo que anda malditamente mal. 

Sin mirar alrededor aparcamos el coche dejándolo de cualquier manera y saltamos hacia la entrada, una vez dentro comienzo a grita. 

- ¡Dylan! - termino el pasillo y vuelvo a gritar- ¡Dylan!

- ¡Aqui!- en la terraza, corro nuevamente con Ky pisandome los talones y sin mirar hacia fuera abro la cristalera. Parandome en seco haciendo que mi amigo choque conmigo y dejando mi mandíbula colgante. 

- Hola ángel- su maldita belleza peligrosa me atrapa como siempre. Su mirada cae instantámente a mis clavículas, en el tatuaje, miro alrededor y hay nada más y nada menos que doce de ellos. Incluido el chico de la máquina de café. Mis amigos y familia están sentados en las sillas, con los ojos desorbitados, sin comprender, todos menos Dyl, que enfrenta al cabecilla mientras está apoyado en la mesa, parece relajado, pero por su mirada se que la tensión es bastante fuerte, y definitivamente ninguno está contento con la presencia de los nuevos visitantes. 

Pero yo sí estoy contenta. 

- Ryder- avanzo con una pequeña sonrisa hacia él, la tensión en sus hombros desaparece, como si hubiese estado indagando si sería o no bienvenido. Abre sus brazos completamente extendidos y apoyo mi mejilla contra su pecho rodeándo su cintura con mis brazos. 

- Creí que estarías en contacto tras Las Vegas, ángel- siempre me sentí segura a su lado, ¿quién no? un tipo de un metro noventa de puro músculo con un chaleco lleno de insignias y el grabado de Presidente MC en su espalda. Ten su amistad, una pura y verdadera y seras prácticamente intocable. Delinea con sus dedos las alas por encima de mi pecho con sus ojos clavados en los mios, dios...¿por qué es tan caliente?¿por qué vino justo en este momento, en el que necesito tanto a un amigo y a una distracción? 

- Lo siento, Ry, demasiadas cosas sucedieron desde que regresamos- digo con un puchero. 

- No pasa nada, podemos ponernos al día durante unos cuantos de estos- me responde todavía con su sonrisa. 

- ¿Qué haceis aquí?- pregunto. 

- ¿No puedo venir a visitar a mi perra favorita en el mundo entero?- si cualquier otra persona me hubiese llamado perra, le hubiese sacado los ojos. Pero es Ryder, es tanto un diminutivo cariñoso como despectivo, aunque esto último no es para mi. 

-No respondas con otra pregunta- me río- Si, claro que puedes, pero lo harías avisando si solo fuese eso- finalizo levantando una ceja. 

- ¿Nos sentamos?- dice señalando la mesa donde está mi gente, mientras sostiene mi mano. Y puedo ver la mandíbula tensa de Travis y sus ojos abierto en rendijas estudiando y analizando toda la situación, como un jodido soldado. 

- Por supuesto, ¿Ya os habéis presentado?- pregunto. 

- No hemos tenido un buen comienzo creo. Pero puedo adivinar quienes son todos menos ellos dos- termina señalando a Trav y a Camille. Inmediatamente me tenso. Porque Ry sabe lo que pasé cuando Travis se fue, y no le cae...muy bien que digamos. 

- Si, ella es Camille, compañera de mi hermano en el ejercito- coloco una mano de forma prudente sobre la suya para lo que viene, mirando directamente a sus ojos y comunicándome con el de forma silenciosa- Y el es Travis. 

Por inercia su cuello gira y observa a este último escudriñando su valor, tratando de dar el visto bueno, para matarlo o dejarlo vivir, por lo que le hizo a su pequeño ángel, osea, yo. Puedo apostar, que también está pensando mil maneras diferentes de matarlo. Por eso vuelvo a apretar su mano para qe su atención vuelva a mi. Niego con la cabeza despacio, el me entiende. 

- De acuerdo, muy bien. 

- ¿Qué necesitas Ry?- le pregunto. 

- Un sitio donde dormir durante tres días- asiento mientras pienso y miro a mi alrededor. Miro hacia Ky y con un movimiento de su cabeza sé que su apartamento puede cobijar a algunos, pero el no dormirá allí, se quedará aquí, bajo la supervisión de Ry.

- No hay mucho sitio pero puedo hacerlo, sin embargo hay normas y el primero que se la salte, se la carga. 

- Tu casa, tus normas, ángel. 

- Bien. ¿Cuantos sois?- pero continúo sin dejarle contestar-  tu, tu segundo y tus siete chicos principales aquí, los demás y los  prospectos duermen en un departamente fuera del campus- Tras un asentimiento continuo- No hay alcohol, y no hay perras, quien salga y consiga cualquiera de estas no duerme aquí y más vale que cuando regrese lleve tres botes de cafeína encima- vuelve a asentir- Ry, ellos- digo señalando a mis amigos- no conocen la vida de un MC, no quiero que la conozcan y hay una niña pequeña ¿de acuero?

- Totalmente de acuerdo- dice sonriendo- Por cierto, salió todo bien ¿no? ¿el parto? ¿la mama? ¿la niña?- Gran corazón dentro de un temido motero. ¡Viva la complejidad del hombre!

- Tienes a la mama delante- digo levantando la barbilla hacia Car, la cual se acojona cuando Ry la observa, pero duda que mierda hacer cuando le dirige una mirada cálida. Si, este chico confunde, mucho, pero si va a vivir aquí, por lo menos tendrá que dejar de temerle durante tres días. 

- ¿Salió todo bien?- le pregunta directamente a ella, con esa sonrisa arrolladora, qué, como a cualquier otra mujer, hace que Car medio tartamude. 

- Si, todo perfecto- susurra, haciendo que quiera reir. 

- Me alegro mucho- vuelve su mirada hacia mi- Tu mandas. Dinos como hacer las cosas y nosotros obedecemos ángel- miro a mi alrededor para ver a los demás hombres vestidos con chalecos, todos estos asienten conformes. 

- No se por qué necesitas asilo, y no lo voy a preguntar, no quiero problemas Ry. 

- Te juro que no los tendrás. Todo queda fuera de aquí- no puedo creerle al cien por cien, aunque quiera, no puedo. 

- Muy bien. 

Nos levantamos y los "galantes" caballeros se presentan entre sí. Ry pasa su brazo por mis hombros atrayendome a él, cosa que no pasa desapercibida para Travis. La tensión continúa, y no sé como van a salir estos tres días. Tengo a Ry aquí, que es como mi Dios del sexo personal, pero también tengo a Travis con los mil millones de pensamientos que revolotean en mi cabeza. Los ojos de Luc están clavados en mi, juzgandome. Y quiero arrancárle las bolas solo por esa estúpida mirada. Car recibe besos en sus nudillos mientras cada hombre se presenta. Es la combinación más extraña jamás vista. Además, he visto como estos hombres actúan con los bebes, como sara, y se convierten en malditos santos con la cantidad de atención que les dan. Bebés y ancianos tienen sus respetos siempre. Y aunque no lo parezca, pueden ser verdaderos amores cuando quieres, sobre todo después de una pequeña masacre y después de que Ry reciba una buena follada, un tanto sádico, pero malditamente caliente. Si, he estado ahí.  

- ¡Oye Dylan! Espero que estes cuidándo a tu oso amoroso- le grita Ry a mi amigo, refiriendose al tatuaje que nos hicimos en Las Vegas. Inevitablemente todos saltamos en carcajadas. 

Como mi tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora