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Las diosas se reunieron en la cabaña de Hera, todas miraban a Amelie como si trataran de descubrir lo que pensaba.

-Las cite aquí, porque escuche una nueva profecía  -las diosas la miraron fijamente.

-¿Porque tu y no mi hermano? -pregunto Artemisa

-Porque la profecía lo involucra -dijo Amelie- La profecía habla de que nosotras las diosas, ganaremos la batalla, lo cual significa que Cronos se acerca, pero también que lo haremos a espaldas de los dioses 

Las invitadas voltearon a verse las unas a las otras, ¿hacer algo a espaldas de los dioses? Eso era imposible de pensar.

-Sé lo que están pensando, o por lo menos me doy una idea, esto se podría contar como conspirar contra ellos hace muchos años, pero esta vez es diferente, ellos siempre tienen todas las ovaciones, a ellos siempre les dan ofrendas y construyen templos, en cambio nosotras tenemos que hacer grandes cosas para que nos hagan un templo o nos oren diariamente, hay diosas que están desapareciendo porque ningún mortal les reza, incluso porque no saben de sus existencias, ellos han acaparado todas las gracias y todo lo que hemos hecho nosotras -miro a las diosas- No me estoy quejando Hera -dijo al escuchar a la diosa susurrarle a Afrodita- Solo quiero lo que nos pertenece 

-¿Saben? Concuerdo con ella -dijo Atenea- Un ejemplo esta con Poseidón.

-La ciudad es tuya -dijo Hera

-Si, ¿Pero quien se enojo y mando un terremoto el cuál destruyo una parte de mi templo? -Hera se quedo callada, las diosas fueron hablando sobre lo que ellos les habían quitado o acaparado.

-¿Recuerdan lo que me hizo Hefesto? -dijo Afrodita 

-Si, peor te lo merecías -dijo Artemisa- ¿Cómo te atreves a acostarte con Ares en el mismo lugar donde dormías con Hefesto? 

-¿Estamos hablando de ellos o de mi? -pregunto 

-De ellos, pero sacaste el tema -dijo Demeter 

-¿Recuerdas lo que le hiciste a Apolo? -dijo Amelie y Artemisa concordó 

-Eso fue por envidia a ti -respondió Afrodita

-¿Pero porque? Tenemos lo mismo -dijo Amelie

-Tienes un esposo maravilloso que te ama y un gran hijo -respondió la diosa del amor

-Tienes esposo -Amelie la miro- Que lo engañes es diferente, tienes a Ares y él te ama y tienes una cabaña repleta de hijos -la diosa se acerco a Afrodita- Si me envidias, entonces envidias estar en el inframundo rodeada de muertos, en la oscuridad, escuchándolos gritar por sus miserables almas todos los días a todas horas, envidias tener que estar al lado de cuatro dioses despiadados y ser parte del consejo que juzga a los espíritus, ser parte del inframundo conlleva mas responsabilidad que ser parte  del olimpo, porque ahí abajo nunca hay descanso, un dios del inframundo no duerme -se acerco a la cara de la diosa del amor- Un dios del inframundo se pudre por dentro, al escuchar todo lo que hicieron mal los humanos, todos sus errores y todas sus quejas, por años desee estar en el Olimpo, pero ahora sé que mi lugar esta ahí abajo un lugar tétrico y lleno de muertos para variar -sonrió- No me envidies, si no tienes idea de mi cargo.

Todas las diosas presentes habían bajado la cabeza, desde Atenea hasta Hestia, todas ellas le habían tenido, por lo menos un poco de envidia a la diosa de la venganza, la única que no bajo la cabeza fue Artemisa, la cual miraba a su cuñada con una gran sonrisa.

-Las reuní aquí, para hablar del casi fin de la humanidad y si Cronos regresa y no hacemos nada, todo se ira al carajo, no las estoy poniendo de mi lado, pero piensen bien lo que hará, porque Cronos ya tiene a Némesis de su lado y eso es malo.

Eros... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora