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Campamento Mestizo.

Cada Dios estaba en la cabaña correspondiente junto a sus hijos. En el caso de Jason Júpiter se encontraba en la cabaña, era el único Dios Romano.

Grecia Iba de regreso a la cabaña de Eros la cual apenas había Sido construida, en plan de que Kian reclamará esa cabaña en caso que quisiera tener su momento de soledad.

En la cabaña 14 se encontraba Eros sentado en la sala, el cual al ver a Grecia su mirada se iluminó.

-Hija -llamo la atención de la Diosa.

-Padre -ella sonrió y tomo asiento a un lado del Dios- Se están desvaneciendo un poco mis poderes.

-Imagino que es normal cariño, mi madre se puso así cuando su primer hijo Semidios nació.

-¿Porque solo nos afecta a nosotras? -pregunto con el ceño fruncido.

-Porque ustedes son las que tienen a los pequeños y al tenerlos el cuerpo regresa a ser como si fueran bebés y eso afecta a los poderes.

Sonó la caracola para la comida.

-Vamos a comer hija

Ambos dioses caminaron hacia el pabellón de comida dónde se sentaron en la mesa de Eros, Apolo miraba a su esposa con una gran sonrisa y ella al percatarse de su presencia le sonrió de vuelta y él se sonrojó.

Ares a lo lejos se rió de Apolo, llamando la atención de los dioses restantes haciendo que se unan a su risa.

Júpiter mando a que guardarán silencio y comieran en paz.

Grecia y Eros se miraron cómplices y desaparecieron en una nube rosa, cuando aparecieron estaban a un lado de Júpiter

-¡Que quieren! -dijo al mirar cómo Grecia se sentaba en su mesa.

-¡No me faltes al respeto Júpiter! -Grecia se transformó, verla como la versión femenina de Hades no es lindo.

-Lo lamento mi Diosa -sonrió con falsedad.

-Estar en medio de una discusión de dioses no es agradable -dijo Jason, Grecia giró en dirección al que recién hablo.

-Tranquilo hermano -sonrió- No es una discusión.

-Es más un...como hacer enojar a Júpiter en un simple pasó -concluyo Eros.

-Por Neptuno, ¿Qué hice para que me traten así?.

-Mira hermano, a mi no me metas en tus pedos -se levanto Poseidón.

-Tu no eres él -respondió Júpiter.

-Soy su contraparte, pero si quieres que lo haga salir y saqué el odio que lleva dentro, hagamozlo venir.

-Ni se te ocurra.

-¡Vasta! Parecen niños pequeños, ¡Qué clase de enseñanza le muestran a sus hijos! Oh cierto ¡Ninguna! Y todo por la estúpida regla de Zeus el dios Todopoderoso -Grecia se exaltó y Apolo rápidamente se acercó a ella.

-Relajate amor -le susurró al oído- Recuerda a Kian y a todos nuestros hijos.

-¡Bien! -se relajó pero miró a Ares- Ríete y te cortaré la cabeza -El antes nombrado guardo silencio.

-Se supone que entramos al campamento para dejar las guerras de un lado -Atenea se levantó- Aunque sabemos que tener al Dios de la guerra, de la muerte y a la de la venganza; todo se podría salir de control.

-Lo único diferente es que la venganza tiene alguien que se la baje, al igual que la calentura -Y Ares abrió la boca.

-No hagas ningún movimiento Grecia -Hades se levantó.

-Demasiado tarde -Dijo Quirón- ¡Campistas para atrás!.

Grecia se convirtió en la peor pesadilla de Ares y se acerco a el lentamente.

-Dulce Ares, el mayor de mis como decirlo... Enemigos -hizo una sonrisa torcida- Te advertí sobre decir algo sobre Apolo o yo.

-Lo lamento tanto mi Diosa, yo no sé cómo enmendar mis errores -respondió Ares para salir corriendo.

-Bueno eso fue rápido, después iré por el -Grecia regreso a su forma original.

-Sigamos comiendo, solo era una pequeña broma que le teníamos a Ares -Afrodita hablo.

-Lamentamos todo este teatro y también el que hayan visto a Grecia de esa manera -Apolo río.

-Regresemos a lo que era antes -los dioses tomaron asiento en sus respectivos lugares.

Nico se encontraba con Will en el lago, ambos saltándose la comida, una Grecia y un Apolo les estaba cuidando las espaldas para que Hades ni los hermanos de Will se dieran cuenta del paradero de ambos.

Grecia miraba a su mejor amigo con felicidad y un pequeño toque de tristeza, pero ella entendía que la felicidad de Nico era más importante que el daño que le causará; mientras que Apolo miraba a Grecia de la misma forma que ella a Nico con amor y tristeza.

Él Dios tomo la mano de la muchacha y con una mirada ella comprendió lo que su amado sentía, una pequeña desilusión paso por el cuerpo de Grecia, ella estaba lastimando al dueño de sus mañanas.

Apolo jaló la mano de su amada en dirección al campamento, pero ella cambió la dirección y lo llevo al palacio de ella, en el Inframundo.

-Jamás había venido a este punto del Inframundo -dijo Apolo- Es tétrico.

-Ella río- No te preocupes, a diferencia de tú palacio, en el mío no entra nadie, a menos que yo lo traiga o sea Hades.

-¿Qué hacemos aquí? -pregunto preocupado el dios.

-Vamos a hablar, bueno yo hablaré y tú escucharás.

-Claro Amelie, hablemos -iba a tomar asiento.

-¡Cuidado! -ella tono de la mano a Apolo y lo acerco tanto a ella para solo inclinar un centímetro la cabeza y besarlo.

-¿Qué era? -susurro él.

-Un perro del infierno, bebé -ella miró los ojos dorados del Dios.

-Sé que quieres hablarme del hijo de Hades -se alejó y señaló el trono- ¿Puedo sentarme ahí?

-Adelante - él Dios tomo asiento y ella se quedó de pie frente a él.

-¿De qué quieres hablar? A parte de lo obvio -Apolo se acomodó y Grecia comenzó a hablar.

-Me miraste de la forma en que yo lo miro a él, siempre me eh quedado atascada en esa parte del pasado que no puedo olvidar -creo un trono con restos de huesos- No veo lo que tengo frente a mi y el ejemplo más grande eres tú, el que siempre me ha amado y yo lo eh puesto no de lado sino que no lo miro con atención -una lágrima cayó de su ojo- Soy la peor esposa que a podido existir a lo largo de los siglos y todo lo demás, puedo compensarlo de distintas maneras pero el perdón es lo que necesito y enmendare mis errores aquí y ahora -suspiro- Lamento no darte hijos al momento de ser un matrimonio.
Lamento no haber podido estar a tu lado cuando las profesias te agobiaban.
Lamento todo lo que te eh hecho pasar, consiente e inconscientemente.
Lamento haber amado a otra persona cuando tú eres todo lo que necesito.
Lamento no ser suficiente para ti.

Apolo se levantó y miró a su amada, indefensa y quebrada, todo lo contrario a como siempre la miraba, fuerte y poderosa.

-Te perdono, aunque no hay nada que perdonar, ambos cuando nos casamos estubimos enamorados de otras personas, yo de Daphne y tú de Nico, te perdono porque ahora te amo, pero no sé si tú me amas -camino hacia ella y la tomo en brazos- Te amo y seguiré buscando la manera de amarte.

Ella tomó la iniciativa y se acerco para besarlo, teniendo el poder de las cosas, él la levanto para que ella cruzará las piernas en su cintura y se separó de sus labios.

-Donde está tu habitación -pregunto agitado.

-Es mi palacio y ahora el tuyo, puedes hacerlo dónde quieras -ella sonrió y el la imitó.

Eros... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora