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Después de la "plática" de Grecia y Apolo, ambos regresaron al campamento como si nada hubiera pasado, la única diferencia es que Eros si se dió cuenta de su ausencia.

Zeus y Eros los miraron como si tratarán de descubrir algo en ellos, Eros miraba a Apolo con una pequeña molestia en sus ojos, ahora que su pequeña no está embarazada ya puede sentir el deseo de ambos lo cual no fue agradable para el padre de ésta.

Apolo solo levanto los brazos en señal de paz y alejándose un poco de su amada desapareció para ir a su cabaña con sus hijos.

Jason se acercó a Grecia y le entrego al pequeño, a lo cual ella aceptó con felicidad, ya que todo el día no había visto al pequeño Kian.

El pequeño al sentir los brazos de su madre abrió sus ojitos iguales a los de su padre, Kian sonrió y ella con él.

Desapareció del campo de entrenamiento y llego al Lago donde colocó a su pequeño en la arena y este río, puede que no tenga nada de Poseidón pero al nuevo Dios le encanta el agua.

-Hola, hola -llego Nico tomando al pequeño en brazos- Hola pequeña molestia, ¿Cómo estás? -el bebé solo le sonrió.

-Hola tú -sonrió Grecia- y ese milagro que apareces

-Bueno pues, tú padre me dijo dónde encontrarte -sonrió.

-¿Desde cuándo se llevan bien? -pregunto ella extrañada. .

-Desde que se dió cuenta que me casare con Will -rieron y el pequeño se unió a ellos.

-Jamás va a cambiar -Grecia se tiró de espaldas en la arena.

-El otro día, no se cuando exactamente; fui a tú palacio y tú pequeño bebé perro del infierno me gruñó y saco del palacio -dijo serio- Yo te di a ese perro y me traicionó.

-Sabes que no le gusta que llegue alguien a menos que yo lo invite o que sea tú padre -contesto ella.

-¡Pero yo te lo di! -Nico se altero y el bebé renegó- Lo lamento pequeño, no me exaltare más.

-Probablemente no te recuerde o te reconozca,  apareces una vez cada 599 años -bromeo.

-Lo se nena, lo se -rieron- Iré más seguido, para que no me saque del palacio, me sentí traicionado, no querido, poca cosa y no se que mas meter para completar mi drama.

-Siempre supe que eras un dramático, pero no pensé que tanto.

-Disculpe ex-Oráculo -la miró- No sabía que usted sabia lo que mi perra sabía.

-Ni siquiera tu te entendiste -regaño Grecia -¿Tu sabías que yo sé que tú perra sabe? Deberías inventar trabalenguas Niccolo.

-¡Callate! Nadie me dice así desde que te fuiste -su carácter cambió.

-Lo siento -ella apartó su mirada.

-No, yo lo siento...no tengo porqué hablarte así -le entregó al pequeño.

-¿Te vas? -dijo al ver como Nico se levantó.

-Si, Will me espera en la enfermería -se despidió e hizo un viaje sombra hasta la enfermería.

Por otro lado Grecia se quedó en el Lago mirando a su pequeño.

-Tu sabrás si serás Dios o semidios pero debes elegir bien mi amor -le sonrió al pequeño- Cualquier decisión que tomes estará bien, Apolo y yo te apoyaremos y amaremos en todo momento.


Ambos dejaron el lago y aparecieron en el Inframundo donde la pequeña perra del infierno se acercó a ver al bebé.

-¡Este es mi hijo! ¿Estarás dispuesta a cuidarlo? -Grecia decreto y la perra lamió su mano.

Ella dejo al bebé en la cuna y la perra se acostó a un lado de ésta, Grecia se sentó en el trono y miró a su alrededor, a pesar que había soldados esqueletos moviéndose de un lado a otro ella se encontraba perdida en sus pensamientos.

A parte de su pequeño nada le importaba, comenzó a hacer su trabajo como diosa de la venganza mandando órdenes a cada mortal y a uno que otro semidios, vestía un largo vestido negro, junto con una corona del mismo color, su atiendo combinaba a la perfección con sus ojos y su cabello, su piel blanca como la nieve y los labios rojos.

Vestido:


Corona:


Anillo: (se hace blanco cuando está en el Olimpo)


Capa:


Los dioses tomaron la decisión de que los semidioses conocieran el palacio de Grecia...quiero decir Amelie.

Hades les aprobó la visita, pero primero irían al palacio de este dios, después irían al de Amelie.

Zeus les admitió que Amelie no es como  Grecia, ella no te perdonará una ofensa que le hagas y si cometes una falta podría mandarte al Tártaro con solo un suspiro.

Amelie aprobó a que entraran en el palacio los semidioses y la perra se puso alerta Serca de la cuna.

-¡Qué quieren! -hablo Amelie.

-Solo le queremos mostrar a los semidioses tu palacio mi diosa -Apolo hablo con una sonrisa.

-Y....

-Hola Madre -dijeron los hijos de Apolo.

-Hola hijos -dijo dura y se levantó del trono.

-De rodillas -grito un soldado a los dioses y  semidioses- ¡Nuestra reina esta de pie, formación!

Los soldados hicieron dos filas por el pasillo a un lado de trono, uno de ellos le cedió la mano.

-¡Levanten espadas! -Amelie bajo los escalones y se acerco a Hades.

-Bienvenidos, ¡No toquen nada! Y quiero a los hijos de Apolo aquí, yo les daré el recorrido a solas -Hades asintió y todos los demás campistas se movieron.

-Madre, jamás te había visto así -dijo Jack con respeto.

-Por lo regular miran luz y admiración -sonrió- Pero en el palacio soy como normalmente soy.... oscura.

-Claro que no madre -dijo esta vez Mairin.

A lo lejos se escucho como algo se rompía y Amelie volteó como rayo.

-Dije ¡NO TOQUEN NADA! -los soldados salieron corriendo a dirección del ruido y en los ojos de Amelie se podían notar llamas.

Pasaron así las horas y los soldados llevaron a los hijos de Apolo a dormir, Will tomo a Kian en sus bravos y la perra del infierno iba detrás de él cuidando sus movimientos con el bebé.

Amelie siguio con las cosas que estaba haciendo antes de que llegarán a interrumpir.

La Diosa mando personas al Tártaro, a los Eliseos y a los campos de Castigos, ver sufrir a esas personas le causaban satisfacción.

En el pasado dijeron " La luz y la oscuridad no se llevan bien"

Pregunténse ¿Es verdad? Amelie y Apolo lo llevan muy bien o eso decimos.

Eros... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora