Infalible

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—Buenos días Flare, ¿Lo tienes?

—Me llevó un tiempo pero lo conseguí, toda la información está ahí en el escritorio Jefe.

Con una coqueta sonrisa, abrió la puerta de la oficina y el rubio la tomó del mentón dejando un rápido beso en su mejilla.

—¡Por eso te amo preciosa!

Contento el rubio se sentó y abrió el sobre que tenía la foto de un hombre de largo cabello verde.

—Vaya para estar cerca de los sesenta, está muy bien conservado.

Mientras recorría las hojas y fotos su sonrisa comenzaba a ensancharse cada vez más, luego de unos minutos, salió hasta la recepción donde su secretaria recién colgaba el teléfono.

—Debo tomar un vuelo a primera hora, necesito que….

—Ya lo hice, su vuelo a Colombia sale a las siete de la mañana.

—Sabía que hice bien en elegirte – con una sonrisa siguió de largo y cuando estaba por irse la voz de Flare lo detuvo.

—Creo que merezco algo más que gracias ¿No lo crees? – su voz era casi timida, no podía negar que aquel hombre le atraía desde el momento que empezó a trabajar para él.

El rubio le extendió la mano y la chica la tomó, ambos salieron tomados de la mano hasta un bar cercano, horas más tarde ambos se comían a besos en el departamento del rubio.

......

—Anda aún queda tiempo –le decía la rubia envuelta en las sábanas tratando de atraer al rubio nuevamente a la cama.

—De verdad quisiera… Pero si no me voy ahora no podré tomar mi vuelo a tiempo y eso no nos convendría a ninguno de los dos. –le dijo con una voz suave y ella hizo un mohín de disgusto pero no insistió más.

El rubio se levantó y fue directo a la ducha, mientras la chica se dejaba caer en la cama, ella podía ver desde ahí el vapor que escapaba desde la puerta semiabierta del baño, quería seguirlo hasta ahí pero sabía que en ese momento solo había una cosa en la mente del rubio y era aquel trabajo.

Al poco tiempo el rubio salió del baño y se vistió con rapidez mientras la rubia lo observaba, sintiendo esa mirada pesada sobre él, sabía que algo debía decir para evitar que aquel instante fuera aún más incomodo.

—Espero volver pronto – se apresuro a terminar de empacar su equipaje el cual en realidad eran solo esos documentos.

—Hyoga, ¿Cuanto tiempo más harás esto? Temo que algún día te atrapen y te pierda.

—Flare esta vez es diferente estamos hablando de algo grande, mira, si todo sale bien, podría ser la última y nos iremos lejos de todo, solo tu y yo en una isla paradisiaca sin nada de qué preocuparnos por el resto de nuestros días – dijo dulcemente con ambas manos en el rostro de la rubia.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo – el rubio beso a Flare y ella intento profundizar más aquel beso pero el rubio se alejo muy sutilmente hasta separarse por completo y tomando su portafolios, se dio la vuelta llegando a la puerta y mandando un beso a la rubia que lo vio hasta que la puerta se cerró.

Tan pronto salió de la habitación, Hyoga susurró para sí mismo.

—Es tan linda.... pero tan estupida, eso nunca falla.

Con Flare sería la cuarta vez que el rubio cambiaba de secretaria, pero para él seducir era un mal necesario pues solo así sus asistentes se sentían motivadas y obtenían la información, después de eso ninguna le era útil.

…..

—En unos minutos estaremos por aterrizar en el aeropuerto internacional El dorado, les pedimos que ajusten sus cinturones y permanezcan en sus asientos.

La voz del capitan se escuchó y las azafatas comenzaron a verificar que todo estuviera listo para el aterrizaje, con esas palabras el rubio comenzó a sentir que la excitación comenzaba a subirle desde los pies a toda velocidad estaba a nada de cambiar su vida para siempre.

.......

Se encontraba tomando un café en el centro de la ciudad, mientras repasaba la información de aquel hombre.

—Viudo hace no más de un par de meses, tiene hijos pero ninguno que viva con él, esta en Bogota por negocios y se irá en un mes, cada día va de paseo seguramente pasará por aquí en cualquier momento.

También confirmó en su cuenta que Flare había hecho ya los traspasos de efectivo para contar con el capital suficiente para permanecer en el país el tiempo necesario.

—Excelente todo está en orden, la voy a extrañar después de todo era tan buena – sonrió cínicamente – pero prefiero trabajar solo.

Levantó la mirada y a lo lejos vio al hombre de la fotografía, no se veía igual pero ese porte era el mismo.

Era hora de acercarse, se levantó y se fue acercando de forma casual, casi al pasar a un lado del hombre, fingió tropezar pero vio fijó a los ojos del hombre, el cual cayó casi al mismo tiempo. Hyoga rapidamente interpuso su cuerpo deteniendo así la caída de aquel hombre, que terminó cayendo sobre él.

Aún desde abajo del cuerpo de ese hombre, el rubio habló lleno de vergüenza:

—¡Perdóneme! Dios iba tan distraído Y no me percate de su presencia.

El rubio haciendo uso de toda su fuerza levantó al hombre y lo ayudó a sentarse de nuevo en la silla de ruedas.

—No hay cuidado– el hombre giró la vista hacia el joven a sus espaldas – ¿Mu puedes pedir un taxi?

—Espere yo lo pediré y lo pagaré, es lo menos que puedo hacer por ustedes.

—Ya le dije que no es necesario…

Hyoga sin embargo lo ignoró y comenzó a abrir su aplicación de Uber ingresando el sitio donde se encontraban, de pronto hizo una pausa y miró al mayor.

—Disculpe pero para brindarme una tarifa me solicitan la ruta, ¿Cuál es su destino?

Mu de inmediato volteó a ver a su padre, para corroborar que le diera su autorización y este asintió, un poco fastidiado.

—Vamos rumbo a Kennedy.

—Excelente, permítame un momento – el rubio se giró y avanzó a algunos pasos de ellos para que, en el mapa pudiera verificar un lugar cercano a esa zona y solicito que se incluyera dentro de la ruta inicial.

—Estará aquí en unos momentos y veo que podremos compartirlo, claro si no les molesta.

—Al contrario -se redujo a decir Mu.

Al poco tiempo los tres subían al Uber y el rubio ya había iniciado a hablar con aquel hombre, que para entonces, ya había intercambiado algunas miradas con él, eso sería muy fácil.

—Bueno aquí bajo, espero que nos volvamos a ver algun día.

—Lo mismo digo, fue un placer conocerte Hyoga.

—El placer fue mio Shión.

El rubio cerró la puerta y miró alrededor, la zona era agradable, ahora debía encontrar donde pasar la noche.

.......

Se encontraba acostado, mirando la foto de Shión mientras en su móvil veía la sección de empleos, más específicamente uno que le provocaba una enorme sonrisa, conteniendo la emoción uso un tono serio al hablar

—Buenas noches espero no molestar pero llamo por el anuncio sobre el cuidador que solicita para Shión Aries, mi nombre es Alexei Yukida.







Un domingo cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora