Despertar

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Shun empezó a abrir los ojos, se sentía desorientado, mirando alrededor notó el suero en su brazo, sobre la mesa a su lado estaba un vaso junto a una jarra de agua, y una silla al costado de su cama donde estaba un sueter azul marino que reconoció de inmediato, para entonces ya sabía que estaba en un cuarto de hospital. La puerta se abrió y un rubio se acercó a el.

— ¿Donde esta mi esposo?– el peliverde se notaba confundido.

— Shun, ¡Gracias a dios por fin despertaste! tu esposo esta afuera enseguida lo hago llamar.

—Gracias Shaka – El peliverde sonrió aunque no entendía que hacía en el Hospital.

En ese momento el doctor salió y casi de inmediato su esposo entró tomándolo de la mano.

— Amor por fin despertaste, me tenías tan preocupado – los ojos azules estaban llenos de lágrimas.

— ¿Que sucedió Hyoga?

Un peliazul entró de pronto y lo miró, su rostro reflejaba alivio y vergüenza.

—Yo puedo responder esa pregunta, hace una semana te golpee con mi auto y quedaste inconsciente, en verdad lo siento.

— Tranquilo Ikki ya pasaste mucho tiempo disculpándote – el ruso hablaba comprensivamente  después de todo el peliazul se había encargado de todos los gastos derivados del accidente.

—No debí usar el celular mientras conducía – Ikki miro al peliverde sonreír.

— No te preocupes lo que haya pasado queda en el olvido, me alegra que estuvieras pendiente de mi recuperación.

— Es lo que necesitaba escuchar.

En ese momento Shaka entró de nuevo ahora acompañado de una enfermera.

— Si nos disculpan tenemos que revisar al paciente – Shaka comenzó a revisarle los signos vitales.

La rubia que lo acompañaba le sonrió a Hyoga y este desvío la mirada a otro lado.

Shaka notó el disgusto en el rostro de Shun e indicó :

— Hermana enfocate en revisar a Shun.

— Que bueno que despertaste – mencionó la rubia para ser amable.

Shun no estaba del todo feliz de ver a June pues había sido novia de Hyoga en la preparatoria.

El ruso y el peliazul salieron para dejarlos revisar al peliverde con calma.

De pronto algunas imágenes difusas comenzaron a aparecer en su mente, no era del todo claro de donde venían tantos pensamientos pero trato de prestar atención a Shaka.

— Parece que todo esta en orden –le dijo el rubio luego de revisar su pulso y presión.

— ¿Shaka alguna vez has ido a Tsumago?

—Pues fui hace un mes con Aioria pasamos un fin de semana ahí.

— Entiendo.

—En vista de tu mejoría, te daré de alta esta tarde y es curioso que menciones Tsumago estaba platicando con Aioria acerca de ese viaje el lunes, cuando habías ingresado por la mañana.

— Creo que soñe que iba a ese lugar.

— Eso explicaría tu actividad cerebral durante el tiempo que permaneciste inconsciente, voy a avisar a Hyoga para que prepare tus cosas y venga por ti.

***

Mas tarde el ruso ya tenía sus  cosas listas, el menor se vistió y al poco tiempo ya iban rumbo a su hogar, ahí los esperaban Seiya y Shiryu

—Shun que alegría verte de nuevo – Shiryu saludo con una sonrisa – Fue muy difícil verte tendido ahí, nos hizo falta tu alegría.

— ¿Estuvieron ahí?

— Ellos fueron a visitarte el martes amor – le comentó Hyoga desde la cocina mientras preparaba té para sus invitados.

— Yo incluso platique contigo – mencionó Seiya.

— ¿Sobre Hawaii?

— Ves Seiya te lo dije el escuchó cada palabra.

— Entonces ustedes fueron a ese bar.

El castaño enrojeció — Vaya si que recuerdas todo, pero ahora lo importante es que ya estas bien.

—Si, celebremos que volviste a casa – Hyoga le dio el té en las manos y lo besó tiernamente.

Pasaron la tarde hablando y después dejaron a la pareja a solas.

—Amor tengo que confesar que durante todo ese tiempo tuve sueños húmedos.

El rubio sonrió y con un tono carmín llenando su rostro afirmó

—Las noches que pase cuidando de ti hice algunas cosas con tu cuerpo.

— Eso explica que todo se sintiera tan real, y ahora ¿No quieres tocarme?

—Claro que si – su mirada se centro en la boca del peliverde.

Lo beso y comenzó a extender el cuerpo del peliverde a lo largo del sofá, Shun necesitaba sentirlo, pues en sus sueños no era el rubio quien lo tomaba y ahora ya despierto quería tocar todo ese bronceado cuerpo, probar el sabor de esa piel, abrirse para su primer y único amor.

Mientras hacían el amor Shun le pidió :

—Dime que me amas, pero quiero oírlo en tu idioma natal Hyoga.

El rubio sonrió dentro de su inconsciencia seguramente oyo decirle que lo amaba y quería  recuperarlo.

—Ya lyublyu tebya Shun. – dijo en un tono suave y un con un matiz de deseo.

El delgado cuerpo tembló ante esas palabras dichas en su oído, adoraba la manera en que sonaba en ese lenguaje tan distinto al suyo.

Una vez que terminaron el rubio lo llevó en brazos hasta la cama y continuaron, Shun no pensaba en dormir, no quería hacerlo pero su rubio había permanecido tanto en vela que quedó dormido en su pecho.

Recordó que su pareja durante su inconsciencia había sido justamente Ikki, el tipo que lo golpeó con el auto, quizás al ser el último rostro que vió, su mente lo mantuvo presente.

Pero su ruso aparecía a cada momento persistiendo y haciéndole sentir ese amor que en sueños lo confundía, aunque también correspondía.

— Aun en mi sueño no te resignabas a perderme – acarició los cabellos de su amor, también se daba cuenta que aquello había sido una mezcla entre ficción y realidad pues recordó su viaje a Jamaica con Reda, Jabu y Albiore, lo que se parecía bastante a lo que sonó a excepción que en el viaje con ellos no hubo consumo de marihuana.

En ese momento sintió algo tibio y notó que una lágrima se había deslizado desde los ojos cerrados de Hyoga.

Suspiro conmovido, ¿Que pasaría por la mente de Hyoga durante esos días? ¿Tendría miedo, ira o sólo intentaba mantener la esperanza?

— No me dejes – expresó el rubio en un susurro.

Shun lo abrazo con fuerza, no quería que tuviera miedo, el no lo dejaría jamas.

Casi sin darse cuenta se quedó dormido abrazado a el.

Al despertar Hyoga le llevó el desayuno hasta su cama.

— Me hiciste tanta falta Shun por un momento pensé que no despertarías. 

— Mi amor – Shun acarició el rostro del rubio y le dio un suave beso no quería pensar que hubiera pasado si no despertaba así que cambio el tema.

– Dentro de aquel estado recordé el día que nos casamos, lo nervioso que estaba y como llegue hasta el altar, como me mirabas y lo emocionado que estaba por convertirme en tu esposo.

Eso hizo sonreír al rubio se tomaron de la mano y ambos miraron sus alianzas, justo entonces  Shun solo pensó :

— Que bueno que todo fue sólo un raro sueño.

Un domingo cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora