Habían pasado ya dos semanas y el rubio ya se había acoplado del todo a cuidar de Shión.
El mayor despertaba a las seis de la mañana y Hyoga lo metía a la tina donde le daba un baño y aprovechaba para acariciarlo, mientras el mayor se dejaba hacer.
Tomaban el desayuno para después dar un paseo en cualquiera de los muchos parques cercanos, si bien no podía caminar, el aire fresco y ese recorrido matinal le producía tranquilidad, al volver pasaba la tarde junto a Shión en las reuniones tanto presenciales o por videoconferencia que Shión solía llevar a cabo, también se hacía cargo de la limpieza de la casa, cocinar y atender todas sus solicitudes, al llegar la noche su labor se volvía divertida y mucho más interesante pues con la experiencia del peliverde, Hyoga estaba más que satisfecho y además recibía un excelente pago.
Aún con todas esas ventajas el rubio se sentía inseguro, sabía que no había logrado todavía ser indispensable en la vida de Shión y debía asegurarse de afianzar más la relación que tenía con él, después de todo si no llegaba a convencerlo el mayor podría irse de Colombia y prescindir también de sus servicios.
........Hyoga se dejó caer agotado y se acostó a un lado del peliverde.
—Si esto haces ahora, no quiero imaginar lo que podías hacer antes.
Shión le extendió el brazo para atraerlo y dejarlo descansar en su pecho mientras recobraba el aliento.
—Tu compañía es revitalizante, ya no recuerdo cuando fue la última vez que estuve con un hombre, fue hace tanto ya, extrañaba esa sensación.
—Pero acaso no....
—No me malentiendas, amé mucho a la madre de mis hijos pero cuando la conocí era muy joven y tenía mis dudas con respecto a una persona, aun siendo amigos una noche cruzamos esa barrera, por algún tiempo estuve saliendo con los dos hasta que finalmente ella quedó embarazada, por eso tuve que tomar una decisión y apartarme de él.
El peliverde de pronto parecía más serio de la habitual, casi de inmediato continuo con su relato.
—Algunos meses después lo volví a ver, yo llevaba en brazos a mi primer hijo de un mes de nacido, él sonriendo pregunto su nombre y le respondí que no tenía aún – en ese momento Shión suspiró – Él tocó la mejilla de mi hijo y me dijo "Llamalo Mu" y luego siguió su camino, no supe más de él desde entonces.
El rubio se quedó callado, parecía que Shión por fin había podido liberarse de aquel secreto, extendió el brazo izquierdo tocando la mesa al lado de su cama y alcanzo su cajetilla de cigarros, encendió uno y volviendo la vista hacia Hyoga dijo :
—¿Podrías dejarme a solas un momento?
—Claro de hecho debo tomar un baño.
.....
Sentía el agua caer sobre su cuerpo y no podía apartar de su cabeza la actitud que había tenido Shión, hasta entonces lo consideraba demasiado serio e incluso frío pero al parecer el recuerdo de aquel hombre en su vida aún le afectaba, eso lo dejo pensativo por un largo periodo.
—¿Como puede permanecer vigente un afecto de juventud? ¿Que tan profundo debe ser para que él se quiebre así?
Hyoga no lograba entenderlo, había dormido con todas sus secretarias, bastantes hombres y no guardaba el recuerdo de ninguno como un peso en su existencia, todos le eran demasiado indiferentes.
Escuchó música proveniente de la habitación de Shión y supo que lo mejor era irse a su habitación, tenía la seguridad que su jefe estaria llorando.
.......
A la mañana siguiente en algún lugar de Chile.....
—Otro día más, ¿Nunca te has cansado de hacer esto luego de tanto tiempo?
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Un domingo cualquiera
Fiction généraleUna recopilación de Shots que incluye a muchos personajes de Saint Seiya pero cuyos protagonistas principales son Hyoga y Shun en todos ellos.