Humedo

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El caballero de los hielos estaba en la oscuridad cuando de pronto una luz se encendió frente a el.

Sabia de sobra de quien se trataba pero quiso asegurarse, fue por eso que le preguntó.

— ¿Quien eres?

— Vamos, creo que es muy obvio considerando tu posición, pero voy a mostrarme ante ti como nunca antes me has visto.

Desde la oscuridad una figura se fue acercando mostrando poco a poco la figura de quien el rubio esperaba.

Cabello verde cuerpo delgado y una sonrisa que lo hacía lucir tremendamente provocativo pero no seria lo mas provocativo de esa noche.

Shun vestía un traje lo cual era poco común pero le daba una imagen mas varonil y resaltaba su cuerpo.

El peliverde se quito el saco y deshizo el nudo de su corbata tomo su celular y puso musica sensual.

El rubio arqueo una ceja, de verdad ¿estaba a punto de hacer lo que pensaba en aquel momento?

Shun sonrió y comenzó a bailar mientras tomaba lugar detrás de la silla donde Hyoga se encontraba.

Se movía de a poco alrededor de la silla, tomo del cabello al rubio haciendo su cabeza hacia atrás y mordiendo su oreja.

— Esto no vas a olvidarlo con nada – su voz era grave y muy incitante.

Después se posiciono frente al rubio y comenzó su striptease.

  —Dejame verte – dijo Hyoga su voz denotaba cierto jadeo al hablar, Shun desabotonaba su camisa de modo sensual, desnudándose para el con cadencia mientras continuaba esa suave musica de fondo.

La azul mirada se posaba en las blancas manos de Shun que se recorrían a si mismo para tentar al rubio que miraba como la ropa iba cayendo poco a poco.

Ese cuerpo aperlado se movía seductoramente primero frente al rubio para después girarse y darle la espalda mientras no dejaba de mover la cadera frente al rostro de Hyoga.

—Eres tan bello Shun – Hyoga se estiraba intentando besar los incitantes gluteos que se meneaban cerca de donde el se encontraba.

Shun al percibir sus deseos lo miro sonriendo y se aparto un poco para decirle :

—No aun no – sin embargo paso su mano por el abdomen del ruso.

—Ahh – el rubio se estremecía por esa caricia además de no perder detalle de la manera en que Shun se movía.

El peliverde lo miro fijo y de pronto se sentó sobre Hyoga quien de solo sentir la piernas sobre las suyas comenzaba a tener una erección.

El miembro de Shun aun permanecía dentro de su ropa interior, sin embargo ya se rozaba con el miembro erguido del rubio.

—Mmm –un gemido se escapo de Shun y Hyoga sonrió.

—Te gusta torturarme ¿verdad? –el ruso intento moverse tratando de intensificar el contacto aunque no consiguió  mucho.

—Soy algo travieso –la sonrisa que el peliverde le mostraba, hacía que Hyoga se lamiera los labios ante la expectativa de lo que seria capaz su compañero de armas.

—No me hagas esperar mas Shun, ¿Como puede un chico tan tierno y correcto tenerme a punto de suplicar?

El peliverde se levantó de nuevo, movía las caderas a un ritmo lento, le dio la espalda y se soltó el  cabello que le cubría media espalda.

— Me gustaría verte suplicar –se giro mientras se despojaba de su ultima prenda, ahora estaba frente a el con la mirada fija retándolo, aun así Hyoga seguía sentado e inmóvil.

Un domingo cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora