La tribu

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Shun vivía con su familia en Texas, su padre era Sheriff y era un enérgico combatiente de los apaches.

El joven creció con la idea de que aquellas personas eran salvajes y peligrosas, las veía desalmadas pues solo sabia que atacaban a los viajeros que entraban a sus tierras solo para robarlos y después matarlos.

Descubrió que todo eso no era verdad, aunque lo hizo de la peor manera.

Fue después de realizar algunas compras en el poblado vecino que al atravesar por la zona de Colorado su carreta fue abatida a disparos que dieron justo en su caballo haciendo que perdieran el control de su carreta que término por volcarse a mitad del camino, aquellos cuatreros los golpearon hasta casi matarlos y no conformes con eso le dispararon a su padre, cuando estaban por dispararle a el escucho un ruido extraño y vio caer al tipo que le dispararía aun así estaba muy malherido así que solo cerro los ojos y quedo inconsciente.

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— Despertaste, sera mejor que avise a los demás – su vista era borrosa pero el escuchar a alguien hablando su lengua lo reconfortaba mucho.

Por lo menos así fue hasta que esa voz comenzó a hablar en una lengua desconocida para el.

Se levanto comenzando a distinguir el lugar donde estaba, su cuerpo estaba cubierto por pieles y su cuerpo tenia una sustancia viscosa que por las zonas donde había sido colocada le hizo suponer que era una especie de remedio.

Entonces el muchacho entró acompañado de otro, ambos tenían piel morena y cabello negro, aquel que tenia el cabello mas largo se dirigió al otro.

— Por que lo trajiste, no debe estar aquí.

— El fue atacado, unos hombres lo golpearon y querían matarlo, no podía permitirlo.

Shun los veía sin entender nada pero no temía ya que dentro de todo sabia que de querer matarlo ya lo habrían hecho.

— No entiendo tus razones Hyoga pero si lo que quieres es que se cure, lo dejaremos aquí hasta entonces, después debe irse.

— Shiryu, al verlo me recordó a mi, algo lo hizo llegar a nosotros, los espíritus lo trajeron aquí  debemos confiar.

— Sabes lo que piensan los demás sobre él nadie mas se querrá hacer cargo de el.

— ¿No me ayudaras, Hermano?

Shiryu hizo un gesto de disgusto pero de inmediato hablo.

— De acuerdo, espero que sea como tu lo crees y los espíritus vean algo bueno en el.

Hyoga lo vio marcharse y con calma se acercó al castaño que lo miraba con desconfianza.

— No me mires así no voy a lastimarte.

— Hablas mi idioma – el castaño estaba mas que asombrado.

— Si, soy el intérprete de esta tribu.

— ¿Y sobre que hablaban?

— Estas muy malherido así que te quedaras aquí hasta que te cures por completo y yo voy a cuidarte.

— Aquel tipo no se veía feliz.

— Shiryu es desconfiado, pero es por que no te conoce.

— Tu tampoco me conoces.

—Pero se que no eres malo, lo siento aquí – con su mano toco dos veces en su pecho.

Hubo un ruido afuera que lo hizo sobresaltarse.

— ¿Que fue eso?

— Para nosotros el sol y la luna representan la dualidad absoluta, esta noche la luna llena brilla y hay una ceremonia afuera, todos están reunidos en torno al fuego mientras el chamán realiza un ritual.

Un domingo cualquieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora