IV. Entre dos tierras

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Antes de empezar, muchas gracias por el apoyo que le han dado a esta historia, la hago con mucho amor y en base a mis sentimientos, lo aprecio demasiado.
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Oficialmente todas iremos a ir al pasado. Pero ahora viene lo más difícil, ¿cómo?
De qué manera estaremos seguras de que llegaremos sanas y salvas, ¿corríamos algún peligro?
Estaba muy ansiosa por saber lo que pasaría, Andy me contará qué teníamos que hacer.

Apenas iba de camino a casa, la madre de Silvia pasó por nosotras y me llevaría a casa, todo el camino pusimos música, Gafas Oscuras, Claridad, Y tu que ni te fijas, estas y otras más canciones sonaron en las bocinas del auto de la madre de Silvia.
Aún eran las 5 de la tarde, hacía sol debido al clima de marzo y estaba empezando a sentir frío. La próxima semana ya no asistiremos a la escuela, salimos de vacaciones por la Semana Santa.

—Muchas gracias por traerme. —me despedí de Silvia y de su mamá.

—No hay de que, hasta mañana. —dijo la señora.

—Adiós, Carla. —Silvia se despidió.

—Cuídense. —tomé mi mochila y la puse en mi espalda mientras sacudía mi mano en señal de despedida y veía como el carro se iba alejando.

Después de abrir y cerrar la puerta del edificio, subí las escaleras y llegué a el departamento, entré y quité mi mochila.

—Ya llegué. —grité.

—Hola, hija. —me saludó mi abuela.

Empezó a hacerme las mismas preguntas de siempre: ¿cómo te fue?, ¿qué tareas te dejaron?, ¿qué chisme cuentas?, entre otras. A veces preferiría que me dejara en paz y que nomás me saludara y me preguntara una o dos cosas, pero lo hace porque se preocupa por mí y está interesada en saber que sucede en mi entorno.

Le di las mismas respuestas de siempre, contestando a todo de manera cansada.
Mañana ya sería sábado, por lo que tendría tiempo para salir con mis amigas, tal vez editar un que otro video, actualizar y hacer tareas.

Mi tarde transcurrió con normalidad, comí, hice tareas y finalmente me dispuse a checar Instagram y WhatsApp. Tenía un mensaje de alguien, era un número desconocido. Rápidamente me dispuse a ver quien era, y como sospeché, era Andy.

Para ser breve, hablamos un rato por chat, nada de suma importancia, cosas de la escuela, chistes, risas por aquí y por allá, hasta que me preguntó si podía salir mañana con él. Yo no estaba muy segura de que me dejaran salir con él, mi abuela no lo conoce y por lo tanto no me dejarían salir con él, muy ridículo, lo sé, pero esas eran las reglas en casa.

Tuve que darle una respuesta indefinida y le pregunté si alguna de mis amigas podía ir, él me respondió que era mejor si estábamos solos.

Para ser sincera, Andy aun no me inspiraba mucha confianza, apenas lo conocía desde hace unos días y claramente tenia miedo de salir sola con él. Una cosa muy diferente es hablar a solas con él en la escuela y otra es salir con él, sola, en la calle.

Terminamos haciendo un trato, mis amigas iban a ir también al pasado, y por ello necesitaban saber todo lo que Andy me diría y a cambio de que ellas fueran, yo debía de comprarle algo de comer a Andy. Acepté, no quedaba de otra y no quería escarbar más en el tema, tampoco quería que Andy pensara que le tengo miedo cuando solamente desconfío un poco de él.
Todo este tema me había hecho olvidar que prácticamente ya estaba de vacaciones, y eso significaba que podríamos planear cómo viajaríamos e incluso llevar a cabo el viaje.

Afortunadamente no teníamos tareas que hacer en vacaciones, pero si que había un que otro inconveniente: Silvia saldrá de viaje el domingo, no estará por lo menos una semana en la ciudad, Luna se quedará en casa de su abuela por unos días, Polly tiene que hacer exámenes extra por que no pasó unas materias al igual que Majo, y prácticamente solo quedábamos libres Nicky, Jessica, Emy, Pau y yo.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora