XXXIX. La verdad

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Día primero de diciembre de 1988; oficialmente se había lanzado el nuevo álbum de Menudo llamado Sombras y Figuras, el último álbum que grabaría Ricky Martín y el primero que grababa Robert Avellanet dentro del grupo.

Estábamos llenos de trabajo, los chicos con entrevistas y presentación en donde sea, nosotras con papeleo, posters, y mercancía. Mañana viajaríamos a Venezuela y luego de una semana de estadía en ese país pasaríamos a México, luego a Brasil, a Argentina y otros países de habla hispana.

—Podemos ir a caminar al parque... o tal vez escuchar música, ¡o cocinar! —hablaba Rubén a mi lado de manera feliz.

—Solo deja que termine mi trabajo porque no se me ocurre nada y tengo la cabeza echa un desastre.

Llevé mis manos a la cabeza y cerré los ojos, quité mis lentes y puse mi frente encima del escritorio, estiré mis brazos sintiendo el frío de la madera.

—Tómate un descanso. —sugirió el chico.

—No puedo, esto era para ayer. —suspiré.

—Entonces tranquilízate. —movió uno de mis brazos.

Suspiré y alcé la cabeza encontrándome con su mirada cálida que me relajó.

Come on, te ayudo si quieres. —enredó sus dedos con los míos—. It won't take so long. —miró su mano entrelazada con la mía.

—Bueno. —bufé—. Solo tengo que terminar este póster. —soltó mi mano.

Luego de unos minutos finalmente acabé, me dolía un poco la cabeza y lo único que quería hacer era dormir.

—Podemos hacer un... ¿cómo se llama? —hacía formas con manos—. Es un... un colchón aquí en el piso...

—Un tendido. —me reí.

—¡Sí!, eso. —me apuntó y sonrió—. También podríamos escuchar música.

—Deja voy el reproductor. —anuncié.

—Yo iré por las mantas.

Tomamos caminos diferentes y volvimos a reunirnos en donde mismo.

No quería interactuar con nadie, solo me acosté sobre las mantas y cerré mis ojos, sonaba "Dulces Dieciséis".

Are you going to sleep? —escuché la voz de Rubén.

Le asentí con la cabeza.
Sentí sus manos acariciar mi cabello, me volteé hacia él y su tacto se hizo más profundo en mi cabello.

Me quedé dormida y desperté luego de varias horas a un lado de Rubén, me abrazaba y yo estaba prácticamente encima de él.
Escuché que inspiró de forma sonora, luego exhaló, miró que yo estaba despierta y me soltó.
Me coloqué a su lado, aún abrazándolo, tomé aire y abrí la boca para hablar, pero me arrepentí.

Say it.

—No... no iba a decir nada. —reí nerviosa.

Me senté y traté de acomodar mi cabello, me percaté de que los chicos habían salido.

—¿Todos se fueron?

—Sí. —me respondió—. Fueron a comprar cosas, Sergio está con Gina en la otra casa... nos dejaron solos.

Pensé que era el momento, solo nosotros dos cerca el uno del otro.

—Escucha. —llamé su atención—. Tengo algo que decirte. —miré mis manos.

—¿Qué pasa?, ¿está todo bien?

—Es que... te lo quiero decir desde hace mucho tiempo pero no pude. —cerré los ojos.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora