Después de que Sergio me besara, fuimos a La Loma, ya estaba anocheciendo y necesitaba darle un reporte a Edgardo sobre los vestuarios y los gastos.
—Piensa bien las cosas, por favor. —pronunció antes de cerrar la puerta de su cuarto y darme un beso en la mejilla.
Solo le asentí mientras retrocedía para ir a la oficina de Edgardo.
—Veo que ya te diste cuenta. —dijo en cuanto abrí la puerta de la habitación.
—Buenas noches. —hablé con sarcasmo—. Aquí está el reporte que me pidió. —dejé la carpeta sobre su escritorio.
—No intentes evadirme.
—¿De qué le sirve saber que ya me di cuenta? —mi voz se agravó—. ¿Para alimentar su ego? —achiné mis ojos mientras fruncía el ceño.
—No... —hizo una pausa y continuó de la misma manera, sereno—. precisamente. —sonrió—. He visto los ojos con los que miras a Rubén, no me engañas. —rio.
—A usted le debe de importar un comino mi vida amorosa, ya se lo dije. —expresé con enojo.
—Sí, lo sé, pero es como una novela. —volvió a reír, cínico.
Y estaba en lo correcto, la realidad supera a la ficción.
—No puedo evitarlo. —acomodó sus gafas.
Salí del cuarto de Edgardo a paso rápido, no quería saber nada de nadie.
Al llegar a la puerta de la casa me encontré con Sergio; me sorprendió el hecho de que estuviese tan tranquilo después de todo.
—Te estaba esperando. —permanecí callada, solo abrí la puerta y entramos.
Justo en la sala se encontraban Ray y Silvia dormidos.
Por algún motivo, esa noche estaba haciendo algo de frío, por lo que entre el chico y yo tapamos a la pareja con una manta que había en un closet.Subimos a mi cuarto, no había necesidad de preguntarle a Sergio que quería, yo sabía que el motivo de su presencia era dormir conmigo.
De alguna manera u otra, él quería arreglar las cosas, y se lo admiré en su momento, pero el hecho de ser tan insistente también me podía cansar.
Ignorándolo me puse mi pijama, entré el baño y me cambié ahí adentro. También cepillé mis dientes y mi cabello, lavé mi cara y me dispuse a dormir.
Estando acostada en mi cama y sintiendo el calor del cuerpo de Sergio, me puse a llorar.
No pude contener las lágrimas que ya resbalaban por mis mejillas, y ni siquiera intenté regresarlas a mis ojos para que se detuviera mi llanto.Estaba vulnerable, frágil, y sabía que Edgardo aprovecharía mi estado emocional para manipularme a su antojo.
También estaba consiente de que Sergio muy seguramente pensaba que hacer en este momento, solo sentí sus brazos rodearme.
Me volteé hacia él, empuñando su playera que comenzaba a mojarse gracias a mis lágrimas, mis sollozos trataban de ser ahogados para que nadie me escuchara pero era un intento en vano.Me quedé dormida a su lado.
Rota, herida y cristalina como las lágrimas que me hicieron conciliar el sueño, un sueño por amor.Desperté en medio de la noche.
Sergio estaba mirándome fijamente, cuando me vio abrir los ojos se sorprendió.—¿No puedes dormir? —preguntó.
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Cristalina // Rubén Gómez
Fanfiction-En Edición- "... cristalina, niña luz, niña luna. Nada brilla como tú, niña luna..." ¿Qué pasa cuando no aceptas la época que te toca vivir? Probablemente una depresión al no poder conocer a tus ídolos, pero, ¿qué pasa si descubres que de alguna ma...