XXXVI. Seminaré

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Hace un poco más de dos meses que Luna y Raymond se habían ido, y justo hoy partía Silvia.
El álbum Sons Of Rock había salido justo cuando Raymond se fue; los chicos tenían su agenda llena de presentaciones en todos lados.

—Es septiembre, ¿no cree que hace frío como para hacer una pool party? —interrogué a Edgardo, quien animadamente miraba las parrillas en una tienda.

—El clima está más que perfecto. —respondió sonriente—. Anda a comprarte un traje de baño y bloqueador, tal vez esté soleado mañana.

Resoplé y me dirigí hasta donde estaba Silvia.

—¿Y bien?

—"Anda a comprarte un traje de baño y bloqueador, tal vez esté soleado mañana". —arremedé a Edgardo haciendo que Silvia riera.

—Entonces vamos a comprarte tu traje de baño.

Llegamos hasta el apartamento destinado a los trajes de baño y ropa para ir a la playa.

—De seguro matas a Rubén con este. —me mostró un bikini color rojo.

—Cállate. —le susurré.

—Bueno, bueno. ¿Qué me dices de éste? —sacó otro bikini, este color blanco.

—Es lindo. —lo tomé entre mis manos.

—Luego lo ves por detrás y ¡bam! —volteó el bikini casi arrebatándomelo—. Está abierto por la espalda y el trasero. —susurró haciéndome reír.

—No me gustan las aberturas. —bufé.

—Solo te molesto. —me dio un codazo.

—Este me gusta. —tomé uno color verde oscuro.

—Es discreto, pruébatelo.

—Pero bueno, señoritas, ¿piensan asesinar a alguien mañana o por qué miran los trajes de baño? —Sergio apareció enfrente de nosotras.

—Yo no, ella sí. —dijo Silvia apuntándome.

—Silvia. —exclamé en un susurro mientras me aguantaba la risa.

—Ese que tienes ahí se te verá bien. —expresó Sergio mirando el montón de conjuntos.

—Gracias, señor. —reí—. Voy a ir a probármelo. —tomé a Silvia del brazo y la jalé hacia mí.

Llegamos a los vestidores, ambas pasamos y me metí a uno de los pequeños cuartos.

—Creo que Sergio te está coqueteando. —la voz de mi amiga sonó detrás de la puerta.

—Estás loca. —pronuncié quitándome mis ropa.

—Claro que no, que no lo quieras aceptar es diferente.

—Él está con Gina. —dije poniéndome el traje de baño encima de mi ropa interior.

—Eso no quita que te coquetee. —abrí la puerta ligeramente—. Se te ve muy bien, no te miento.

—¿Tú crees? —me miraba al espejo buscando que la ropa encajara en todos los ángulos—. ¿No se te hace que está muy sacado? —señalé mi pelvis.

—Quizás un poco, pero se te ve bien; ¿quieres que te pase otro? —le asentí mientras la miraba irse.

Cerré la puerta y me senté en la pequeña barra del vestidor.
¿Y si Sergio me estaba coqueteando de nuevo?

—Toma, Sergio me dijo que este está "perfecto para ti". —imitó su voz y me pasó la prenda por arriba de la puerta del pequeño cuarto—. Ya vi que conoce bastante bien tu cuerpo.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora