XIV. Verdad o reto

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Sergio y yo ya no habíamos tocado el tema de aquel beso, supongo que solo fue por única ocasión; lo bueno es que ahora tengo todo más claro en mi mente.

No quiero lastimar a Sergio, tampoco quiero que se ilusione, pero realmente me está empezando a gustar.

—¿Listos para jugar? —Ricky puso en el suelo una botella de vino que sacó de la basura.

Entre risas y vítores giramos la botella.
Esta vez los retos y verdades serían más... intensos, digamos.

—Raymond a Carla. —Robby habló emocionado.

—¿Verdad o reto? —expresó mi amigo.

—Reto. —respondí segura.

—Dale un beso a mi querido amigo Sergio. —rió pasando su brazo alrededor del cuello del chico.

—¿Qué? —respondí sorprendida—. No, no, estás loco Raymond. —reí nerviosa.

—Dáselo, o te damos un zape todos. —cruzó sus brazos.

Me paré y miré a Sergio, sus mejillas se empezaron a colorear de rojo, yo debí de haber parecido un tomate.
Se paró enfrente de mi y me acerqué hacia él.

—En los labios. —Raymond recalcó.

Maldito seas, Raymond.
Pero para que me hacia tonta, muy en el fondo lo iba a disfrutar.

Tomé sus brazos y me acerqué a su boca, uní mis labios con los suyos en un pequeño roce, antes de que pudiera alejarme me tomó de la espalda y me besó por completo; esta vez ya no era solo un roce, esta vez era un beso de verdad. Nos separamos y desvíe mi mirada hacia el suelo.

—Ustedes ya están juntos. —dijo Charlie sospechando.

—Es cierto. —replicó Luna—. Ustedes ya son novios, ¿verdad?

Sergio y yo nos miramos.
El notable color rojo en sus mejillas me parecía tierno, el brillo en sus ojos y sus labios más rojos de lo normal me tenían totalmente embobada.

—No... —pronunció Sergio sin quitar sus ojos de mi.

Me senté de nuevo a un lado de Silvia, con la respiración ligeramente agitada.
Sergio se sentó justo enfrente de mí, haciendo que de vez en cuando nos diéramos unas miradas llenas de pena.
Después de varias rondas más finalmente huí en dirección hacia el cuarto que compartía con Silvia.

—Oye, eso si que fue de novela. —Silvia cerró la puerta detrás de ella.

—Ni lo menciones. —me dejé caer en la cama y suspiré.

—¿Te gusta Sergio? —preguntó acercándose.

—Estoy empezando a creer que sí. —resoplé.

—Tienes que decidir. —se sentó en el borde de la cama.

—Quiero esperar a Rubén. —me senté a un lado de ella.

—Entonces, no le des a entender a Sergio que te gusta.

Suspiré pesado y escuché unos golpes retumbar la puerta del cuarto.
Silvia se levantó y abrió la puerta, detrás de esta se encontraban Joselo y Edgardo.

—Necesitamos que nos acompañen a la sala de ensayos. —ordenó Edgardo mirando a Silvia—. Es importante. —me miró.

Salimos de nuestro cuarto siguiendo a Edgardo y a Joselo. Silvia y yo nos miramos extrañadas después de pasar de largo el cuarto de Polly y de Luna, nos parecía raro que ellas no nos acompañaran.

—Pasen. —dijo Edgardo abriendo la puerta de una habitación.

Joselo salió de la habitación dejándonos solas con Edgardo, vaya miedo el que sentía.
Él se sentó en la silla ubicada detrás de su escritorio y nos invitó a  Silvia y a mi a sentarnos en dos sillas enfrente de él.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora