XXXV. Intenciones malas

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—Escuché que Viviana se fue. —comentó Luna.

—¿De verdad? —pregunté sorprendida.

—Te lo juro.

—Con razón ya no se le ve por aquí. —Silvia añadió mirándonos.

Escuchamos a alguien bajar las escaleras, era Valeria.

—Hola. —nos miró.

—Hola. —le respondimos.

—Hoy me voy. —se acercó hacia nosotras.

—¿Qué? —exclamó Silvia.

—Me voy. —paró su marcha enfrente de Luna—. Es mi último día aquí, solo venía a decir adiós. —nos sonrió ligeramente.

—Esperamos que te vaya bien. —nos paramos y le dimos un abrazo entre todas.

—Gracias. —correspondió el abrazo.

Nos quedamos hablando un rato más, dijo que Edgardo le había dado el último sueldo del mes de junio, mes que acababa de comenzar.

Luego Valeria se fue, sola.
Me preguntaba si cuando yo me fuera también estaría sola.

Edgardo nos llamó a todos a una oficina, incluyendo a Joselo y otro personal.

—Quería presentarles a una persona que de ahora en adelante formará parte de este equipo. —sonrió falsamente—. José Antonio Jiménez, es mi nuevo socio.

El señor regordete, blanco y poco alto sonrió.

—Un gusto, gracias Edgardo. —juntó sus manos.

Edgardo no lucía muy contento que digamos, estaba más... incómodo.

Luego de que cada quien pasará a darle la mano y decir su nombre, Luna, Silvia y yo nos fuimos en dirección a un cuarto, necesitábamos hablar.

—Creo que estamos en peligro. —habló Luna, estaba nerviosa.

—Ya sabemos cómo es Jiménez, solo debemos de tener cuidado. —le respondí encogiéndome de hombros.

—También sabemos que Edgardo le llevaba la contraria. —añadió Silvia—. Carla, tienes que aliarte con Edgardo. —habló con severidad.

—Pero... —Luna me interrumpió.

—Pero nada, tienes que hacer todo lo que te pida, cuando lo quiera y justo como él te lo ordene.

—Se te hace muy fácil decir todo eso.

Alguien tocó la puerta, era Raymond.

—Ya nos vamos al estudio a grabar, vengan. —Rubén estaba detrás de él.

—Ya vamos. —Luna cerró la puerta.

—Bueno, como lo hacíamos con Edgardo desde un principio. —Silvia susurró.

—Con cuidado y tranquilas. —aclaré mirando a las chicas.

Saliendo del cuarto estaba Rubén esperándome.

—Buenos días. —llamó mi atención.

—Hola, buenos días. —le respondí mirándolo.

—Si vienes a la grabación, ¿verdad? —preguntó caminando hacia mí.

Le asentí varias veces mientras comenzábamos a caminar.

—Hey. —llegó Sergio de repente—. Hoy grabaré "I Will". —sonrió.

—¿De verdad? —le respondí emocionada.

—Te lo juro. —rio.

—¿A ti qué te toca grabar hoy? —miré a Rubén.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora