La señora Gómez me miraba con incertidumbre, Joselo acababa de irse a Los Ángeles, Rubén estaba siendo registrado y yo no sabía que hacer además de estar a nada de llorar.
De repente salió Rubén en una camilla, aún no estaba conectado, seguía consiente.
Me acerqué a la camilla rápidamente, con su madre por detrás, y tomé su mano derecha. Lo miraba tan débil, ya vestía la bata de hospital, sus ojos estaban en los míos.Tuve que soltarlo porque una enfermera nos paró a su mamá y a mi justo cuando las puertas del ascensor se abrían para dar paso al paciente y a los demás enfermeros.
Nos sentaron en la sala de espera, a qué otra cosa más si no es a esperar.
Estando sentada sobre el metal frío de las sillas, mirando el piso color blanco de la sala, las paredes del mismo color con una franja azul en el medio y las puertas de los consultorios, sentía que el mundo se me venía abajo, ¿y si no salía de la sala de operaciones?, ¿qué tal si perforaban por accidente algo vital?, ¿estará bien después de esto?, Rubén dijo que habría secuelas, ¿cuáles son?. Muchas preguntas vagaban por mi cabeza, trataba de tranquilizarme al pensar que estaba en buenas manos, eran doctores después de todo; aún así, somos humanos y un simple error puede echar a perder todo.Pasaron una, dos y tres horas hasta que salió el doctor encargado de la operación a hablar con la mamá de Rubén.
—Sigue dormido por la anestesia, todo salió muy bien. —sonrió y se sentó a mi lado—. En una o dos horas más despertará.
—¿No le pasó algo más?, ¿ya le sacaron eso? —la miré.
—Todo está bien, cuando se despierte podremos verlo. —habló tranquila e hizo una pausa—. Gracias por estar aquí..., mi esposo tuvo que salir a un viaje de emergencia y me da mucho gusto tener tu compañía. —me abrazó.
—Gracias, usted me permitió desde un inicio acercarme a su hijo y prometí cuidarlo. —sonreí sin mostrar mis dientes.
Nos quedamos hablando unos minutos más, ya eran las 16:35 horas y ni siquiera habíamos comido, decidimos ir a un restaurante para seguir platicando sobre la organización del grupo y el estado emocional de Rubén, este último punto le importaba mucho a su madre.
—¿Cómo lo ves? —preguntó.
—Es un buen chico, usted lo sabe, últimamente lo veía más apagado de lo normal, supongo que por la operación.
—Un día me llamó muy contento, dijo que le habías regalado un chaleco. —rio.
—Fuimos a comprar ropa para todos, y cuando lo vi me gustó mucho para él.
—Lo quieres mucho, ¿verdad? —asentí varias veces y agaché mi cabeza—. Él también te quiere mucho, más de lo que imaginas. Puede llegar a ser serio, a veces no quiere hablar con nadie, pero muy dentro de él tiene esa chispa y carácter que lo hace ser él mismo, único.
Sabía de sobra que la madre de Rubén estaba muy orgullosa de su hijo, imagínense ser madres o padres y saber que tu hijo tiene lo que más quiere.
Al parecer también sabía que me gustaba Rubén desde hace tiempo, o por lo menos lo sospechaba.—Me preguntaba si usted me deja quedarme con él todo este tiempo que necesite ser cuidado, no quiero interrumpir nada, mucho menos incomodar el ambiente en su casa. —expresé nerviosa.
—Claro que puedes quedarte, él estará feliz de tenerte aquí todo este tiempo. —tomó un poco de su limonada—. Yo tengo que trabajar al igual que mi esposo, nos ayudarías mucho. —sonrió.
Ella me miraba indecisa, parecía querer decir algo.
—Nunca lo he preguntado, pero la curiosidad me está matando. —rio nerviosa—. ¿Tus padres saben todo esto de que estás con el grupo?
ESTÁS LEYENDO
Cristalina // Rubén Gómez
Fanfiction-En Edición- "... cristalina, niña luz, niña luna. Nada brilla como tú, niña luna..." ¿Qué pasa cuando no aceptas la época que te toca vivir? Probablemente una depresión al no poder conocer a tus ídolos, pero, ¿qué pasa si descubres que de alguna ma...