XLIX. Utopía única

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Ruben's POV

Temprano por la mañana me desperté sintiendo el cuerpo pesado, bostezando revolví el cabello despeinado y miré a mi compañera de cuarto.

Dormida aún de espaldas hacia mí se encontraba su cuerpo cubierto con una manta, ni siquiera quise despertarla, se veía muy serena dormida; y era su cumpleaños, no podía arruinar su mañana.

Me levanté lo más cauteloso que pude, leyendo de nuevo la nota que había dejado sobre el buró la noche anterior y regresándola a su lugar. Fui al cuarto de Sergio sin cambiarme y arreglarme, y como lo sospeché, el muchacho ya estaba vestido apropiadamente con un pantalón de mezclilla, una playera con un estampado de la banda Ramones y su chaqueta de mezclilla encima; al verme bufó.

—Rubén, ni siquiera te has cambiado. —cruzó sus brazos.

—Lo sé, no estoy demente. Ya voy. —rodé los ojos y reí.

—Es el cumpleaños de tu novia, anda, rápido. —me extendió un cambio de ropa que había guardado en su cuarto la noche anterior.

—¿Qué horas son? —tallé mis ojos y bostecé, ponía un pantalón de cuero negro para cubrir mis piernas.

—Las siete con cuarenta, a las ocho nos vamos para decorar todo. Se suponía que debías de levantarte a las siete o antes. —coloqué una playera con un estampado que decía "Stoned" para que cubriera mi torso.

—Me lavo la cara y los dientes para irnos ya. —corrí al baño y busqué mi cepillo de dientes en el vaso que contenía los de todos.

—Y también peínate, hombre.

Llegamos a la playa a las ocho con cincuenta y un minutos, para este momento mi amada se había despertado a duras penas, encontrándose con mi ausencia en el cuarto. Según Mary, le preguntó en dónde estaba, ella le tuvo que mentir con que nos fuimos a grabar muy temprano, aunque sé que no se tragó la excusa.

Come on, man. —Sergio aplaudió enfrente de mi cara, sacándome de mi trance—. Llevas diciendo desde el inicio del mes que quieres prepararle esto y pareces una estatua, hasta Angelo está haciendo más cosas que tú y ni siquiera está aquí.

—Estoy pensando. —gruñí.

—Pues apúrate a pensar que la mañana se va pero muy rápido. —Robert añadió cargando dos sillas.

Sé cuanto le gusta ir a la playa, ni siquiera sabe nadar, pero sin duda alguna lo disfruta tanto como yo. Había escuchado de una fiesta en la playa que ya había tenido, pero esta sería aún más especial, creo que más para mí que para ella.

Me encontraba acomodando un montón de flores para hacer un ramo, el cual se lo daría cuando llegara.

—Se supone que llegará a las cuatro, sólo será la cena entonces. —Sergio afirmó, dirigiéndose a mí.

—Sí, estaremos un rato juntos, luego se irán y me quedo sola con ella. —miré al muchacho por un momento y regresé mi vista a las flores.

—¿Trajeron los regalos? —Edgardo nos ayudaba a acomodar el mantel blanco con flores bordadas de colores pasteles que cubriría la mesa en donde nos sentaríamos.

—Están en la camioneta. —Rawy indicó limpiando un florero.

—A las tres pasadas pónganlos bien acomodados en la mesa de allá. —apuntó un mueble separado de la mesa—. Tengo que ir por ella antes de esa hora. Son afortunados de que este día estemos de descanso, tuve que cancelar varias presentaciones solo por ella y por esto.

—Vamos a comer en casa de mamá entonces, le llamo para que sepa que nos va a recibir. —Joselo llegó con una cámara.

—Por favor, no podemos regresar a casa porque Carla nos va a ver. —Sergio exclamó desesperado.

Cristalina // Rubén Gómez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora