Capítulo XXXXI

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James había llegado con puntualidad al lugar acordado, desde que había visto a Erin aquella noche, no había dejado de pensar en ella y contar los días para que el momento de su encuentro se hiciera inminente, y ahí estaba, sentado esperando que la peli negra cruzará la puerta. Su corazón latía a mil por hora y sentía que si no se relajada, iba a sufrir un ataque fulminante en el corazón. Lo primero en pedir había sido un trago de wisky, no pretendía embriagarse, pero no encontraba mejor manera para esperar que beber unos cuantos tragos. Cuando el mesero recogió el segundo vaso de vidrio sin líquido, Erin atravesó la entrada, vestía de forma discreta pero elegante, no tenía nada que ver con lo que había usado para aquella fiesta, pero a James le pareció que fuese como sea, con uniforme de enfermera, con ese despampanante vestido azul rey o con un vestido de tono caramelo, seguía viéndose espléndida.

Camino con sigilo por el lugar hasta llegar a la mesa donde estaba James, lo había visto inmediatamente al llegar asi que luego de dejar su abrigo y que le indicaran la mesa donde el señor Buckley se encontraba, avanzó con pasos cortos y lentos, aumentando la agonía del joven. Se sentó frente a él y lo primero que notó fue el aroma a manzana de su perfume, su cabello no estaba tan corto como solía llevarlo cuando tan solo era una jovencita, probablemente le llegaba más abajo de los hombros, pensó James analizando la forma en la que había recogido su cabello para dejar ver solamente su rostro. Antes de que alguno pudiera hablar, el mismo mesero que había atendido los pedidos de whisky de James, ahora les entregaba los menús para recoger su pedido. Erin ordenó  langosta, platillo que había probado por primera vez al lado de Terrence, en su noche de bodas y del cual había quedado fascinada, mientras que James optó por ternera a término medio. Cuando el hombre se marchó llevándose consigo el par de menús, se miraron directamente a los ojos, buscando con desesperó las palabras correctas para comenzar con el incómodo encuentro. Gracias al calor que recorría su garganta, James fue el primero en hablar par romper el hielo.

—¿Como haz estado? —murmuró. — quisiera saber que ha sido de ti en estos años.

Erin sonrió e hizo un pequeño ademán, para empezar con lo que había sido de su vida luego del fin de la guerra.

—Volví a Londres después de mi servicio, rente un pequeño apartamento y trabaje como enfermera privada por un año. — hizo una pequeña pausa. — luego de tener un pequeño accidente Terry y yo comenzamos a acercarnos mucho más, él había vuelto a Escocia y nos escribíamos constantemente.

Erin había eliminado la parte de su aborto en el hospital porque no deseaba que James se diera por enterado que alguna vez había estado embarazada de él y que quizás, eso habría podio cambiar las cosas entre ambos.

—¿Que te sucedió? — preguntó, preocupado.

—Caí por las escaleras. — mintió con rapidez para continuar con su relato y eliminar ese trozo de historia. — Terry llegó a Londres de imprevisto, tuvimos un par de citas y luego de eso, me propuso matrimonio.

James asintió y su comida ya había llegado, ambos empezaron a comer en silencio, de vez en cuando se miraban, pero no eran capaces de hablar, por miedo a la verdad que ambos escondían. El joven, no iba a revelar el hecho de que Danielle estaba embarazada de él y que por eso se había casado con ella, y Erin tampoco iba a reclamar la forma tan vil en la que se había enterado de su compromiso por medio de una carta anónima de su esposa.

—¿Tienes hijos? — preguntó el muchacho tomando un trato de vino.

Erin negó rápidamente. — Aún no, Terry y yo decidimos esperar un tiempo. — recordó. — él ya está seguro y aunque ambos lo hemos intentado, aún no sucede y tampoco estoy segura de que sea el momento adecuado y ¿tu?

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