Luego de unas cuantas semanas hospitalizada, la señora Buckley sería dada de alta aquella mañana grisácea, Danielle en términos generales se encontraba con una salud física totalmente recuperada, pero su alma se encontraba irremediablemente rota, siendo imposible que algún doctor pudiera recetarle algo para el dolor dentro de su corazón. Cómo una estaca clavada en lo más profundo de su pecho, caminar la dejaba simplemente sin aliento, era como si el rastro de una mujer regia y casi invencible hubiese desaparecido por completo. Con su rostro serio y sin dirigirle una sola mirada a su marido, intentaba ponerse de pie para ir al baño y cambiarse por fin aquella horrorosa bata de hospital color blanco que se perdía por completo en el pálido tono de su piel.
—¿Necesitas ayuda?— pregunto James observando a su esposa desde una esquina de la habitación.
Danielle ni siquiera se preocupó en darle una respuesta, desde que había despertado de su estado de inconsciencia era realmente preocupante la tranquilidad que se apoderó de su mente, en especial sobre su lengua, era como si no fuese la misma, y en cierta parte, aquel encuentro cercano con la muerte la hizo reflexionar mucho sobre cómo había estado viviendo su vida. Estaba desesperada, destrozada y sobre todo, arrepentida. Odiaba desde lo más recóndito de su ser el tipo de mujer en el que se había convertido, se odiaba y odiaba a James, lo odiaba por despertar la que sin duda era la peor versión de ella misma,y aunque sabía muy bien que era una de las grandes culpables de su miserable vida, no estaba dispuesta a aguantar por mucho más tiempo. Y la prueba de aquello era el lugar en donde precisamente se encontraba y del cuál deseaba abandonar lo antes posible.
—¿Hasta cuándo seguirás sin dirigirme la maldita palabra?— cuestionó James en el preciso instante cuando Danielle salió del baño, con un bonito vestido amarillo y unas zapatillas sin tacón de color blanco.
Ella levantó su mirada y cruzó por primera vez sus ojos con los de James, y corroboró la retorcida teoría que se instaló en su mente cuando despertó de su coma inducido. Ya no sentía absolutamente nada por él, y le dolía, podía percatarse de como su interior ardía por dentro, una bola de sentimientos se atascó en medio de su garganta y lo único que pudo brotar de todo el huracán que tenía en su interior fue unas pequeñas lágrimas que cayeron por sus mejillas.
—Estaria mintiendo si te dijera que no me alegra sentir como te preocupas por mi.— respondió de forma evasiva.— pero realmente, no tengo ánimos de discutir contigo una vez más. — añadió. — desde que caí en cama ¿te haz percatado de la increíble paz que ambos sentimos cuando estamos en silencio? — murmuró. — jamás pensé que pudiera sentirme tan bien con algo de soledad.
Tomó un poco de aire y continúo.
”Y quieres volver a lo mismo, buscas pelear porque eso es lo único que podemos hacer juntos, Jhon y nuestras discusiones es lo único que nos une en este mundo, no puedes negarlo porque jamás hemos vivido un momento de paz juntos, la única paz que hemos experimentado es cuando estamos lejos del otro y es restaurador sentir esa tranquilidad en mi pecho ¿En todo esté tiempo no llegaste a sentiste así?
—Danielle...
—Dejame terminar James. — pidió, sentándose de nuevo en la cama donde estuvo prestada semanas anteriores. — me aferré a tu rencor y resentimiento porque era lo único que conocía, amas a Jhon, pero me odias por interponerme en tu camino con Erin, yo te odio por hacerme increíblemente infeliz y me odio a mi misma por buscarme todo éste sufrimiento que desde hace tres años me está consumiendo por dentro.
”Estaba tan obsesionada, enferma por la idea del amor, de una vida perfecta que no fui conciente en ese momento de todo el mal que me estaba haciendo y que también te estaba haciendo a ti. Pero, tampoco merecía todas la toneladas de desprecio que recibí de tu parte, mi único error fue conocerte, enamorarme perdidamente de ti y usar la técnica más baja para comprometerte en matrimonio, tu único error fue emborracharte aquella noche, salir conmigo cuando claramente no querías, cuando tú corazón estaba con Erin en Gales. Y miranos, mira en los seres despreciables que somos hoy en día ¿Crees que merecemos estar condenados hasta el fin de nuestros días a está horrible tortura de compartir nuestras vidas por culpa de nuestros errores?
—¿De que hablas Danielle? — James confundido comenzaba a inquietarse, pedo no era capaz de mover ni un solo músculo de su cuerpo.
—Me acosté contigo para quedar embarazada y que no tuvieras más remedio que responder por el niño que había en mi vientre. — declaró con voz firme.
James sintió como Miles de cristales se rompieron y cayeron a su alrededor, su vista se nublo unos cuantos instantes y por escasos segundo estuvo a punto de desplomarse en el suelo.
—A lo que quiero llegar James, es que ya no podemos seguir juntos, no puedo verte ni un día más, no quiero respirar el mismo aire que respiras y se que me merezco mucho más odio de tu parte, pero creo haber recibido sufriente castigo de Dios y del destino por mis errores, tú fuiste mi verdugo y aniquilaste hasta la última gota de ese amor enfermizo que sentía por ti. Yo te condené y también me condené inconscientemente, pero hoy yo te liberó, nos liberó de esas pesadas cadenas que debíamos soportar.
Danielle se levantó nuevamente y de sus indiscretas lágrimas ya solo quedaba el recuerdo, y James seguía en la misma posición, incapaz de hacer o decir una palabra. Ella se acercó a él con el paso entre cortado y su respiración agitada. Sostuvo delicadamente su rostro con sus manos y acaricio la mejilla izquierda de su esposo.
—Gracias por el desprecio, por las peleas, por todas las cosas que te lancé en la cara, por cada una de las veces que lloré hasta el amanecer por tu falta de querer, por darme a Jhon que es mi alegría, gracias por ser el hombre que más ame y el más dolor me causo. Amaré ese recuerdo del hombre en el que alguna vez me enamoré y aunque solo yo lo haga, jamás podré olvidar el infierno que creamos juntos James Buckley, Adiós.
Y abandonó la habitación sin decir otra palabra, porque ya lo había dicho todo y con eso, todo lo que alguna vez existió entre ambos, culminó por completo.
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Detrás Del Uniforme
Historical FictionLa vida de Erin parecía resuelta, siendo una joven bien parecida no era difícil que una propuesta de compromiso por su mano llegará, pero su mayor deseo iba más allá de un matrimonio ligeramente consensuado. En medio de un mundo sumido en la guerra...