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Después de la comida volvemos a la habitación, Tris a penas habla después de lo de anoche y yo no hago más que mirar a todos lados vaya con quién vaya, no me fío. Se comienzan a escuchar gritos fuera, alguien está pidiendo ayuda. No sabemos lo que pasa así que corremos hasta el pozo y lo que veo me deja atónita. Están sacando un cuerpo del fondo del precipicio.

–Es Al...– susurra Chris echándose a llorar.

Trago saliva intentando no llorar con ella para no ponerla peor, pero a mí también me duele. Encima yo he sido quién le ha gritado y amenazado, no puedo evitar sentirme mal.

–Lo único que saben hacer estas dos zorras es follarse a los líderes y escalar puestos– escupe Peter detrás de nosotras –El pobre Al solo intentaba ganarse la vida–

Aparto a mi amiga, ahora es Tris quien ocupa mi lugar. Me giro para enfrentar al cabrón de Peter que está cruzado de brazos mientras todos a nuestro alrededor especulan por lo que acaban de oír.

–Eres una maldita rata rastrera que solo sabe mentir– escupo con odio –¿Porqué no les cuentas cómo ayer me quisiste matar tirándome por el precipicio?–

Muchos de los osados se sorprenden y niegan, se escucha como lo llaman cobarde o mal perdedor. Acorto la distancia entre ambos y le hago frente.

–¿Quieres acabar con todo el rencor que me tienes?– le pregunto muy seria –Pelea contra mí, aquí y ahora, frente a todos–

Mi proposición le sorprende, retrocede tratando de alejarse de mí, pero algunos de los osados lo empujan para que no escape.

–¿Tienes miedo Peter?– le pregunto con cierta diversión.

–Está bien, peleemos– añade él, su orgullo le puede.

Me quito la chaqueta y él hace lo mismo, estamos frente a frente, dentro de un círculo de personas que ya están apostando por quién va a ganar. Lo observo detenidamente, él es puro nervio osea que intentará golpearme primero. Utilizo mis manos para protegerme y avanzo, él hace lo mismo y me lanza el primer golpe. Lo esquivo rápidamente haciéndome a un lado, levanto mi pierna y le golpeo el costado. Un gruñido de su parte me dice que no está contento, ahora me toca a mí. Me agacho evitando otro de sus puños, le agarro del brazo y tiro de él haciendo una llave que lo tira al suelo.

–Tragar polvo es lo único que se te da bien– digo divertida.

Peter se levanta cabreado y viene contra mí como un toro, me agarra de las caderas y empuja, haciéndome retroceder. Antes de que me tire doy un salto con fuerza, los dos caemos de espalda al suelo. Empiezo a toser, ya que me he quedado sin aire durante unos segundos, cosa que él aprovecha. Se pone en pie lo suficiente rápido para no darme tiempo a reaccionar, su pie se estampa contra mi costado haciéndome soltar un gruñido mientras ruedo hacia un lado. Se abalanza dejando caer todo su peso encima mía y agarra mi cuello con una de sus manos ejerciendo presión.

–Ahora no eres tan valiente– comenta acercando su rostro al mío –Que pena que te vayan los rubios, eres muy guapa Eris...–

Sus palabras me hacen querer golpearlo hasta la saciedad, pero a penas puedo moverme bajo él. Sus dedos recorren mi brazo dejando pequeñas caricias y se dirigen hacia mi pecho. En cuanto noto sus intenciones saco la fuerza de lo más profundo, levanto mi rodilla y le golpeo entre las piernas obligándolo a salir de encima.

Las tornas han cambiado.

Me levanto de un solo movimiento y me coloco encima de él dándole un buen puño, su nariz cruje de forma sonora haciendo que los presentes suelten un grito de sorpresa. Sonrío cínicamente golpeándole muchas veces mientras él intenta protegerse con sus brazos.

ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora