La mudanza a Erudición ha comenzado bien temprano. Para evitar sospechas, hemos tenido que ayudar a los abandonados y fingir, como llevamos haciendo desde que se instauró el sistema de Evelyn. Deberían darme un Óscar por la actuación que he hecho frente a la madre de Cuatro hace un rato, cuando me ha llamado inútil frente a todos, al dejar caer una caja sin querer. En mi interior estaba saltando hacia ella para matarla, en el exterior fingía estar arrepentida y le daba la razón. Menos mal que Eric no estaba en ese momento conmigo, él no se habría contenido de la misma manera.
Volver a Erudición es especialmente duro para Tris y para mí, más cuando casi morimos en aquel laboratorio,éramos los conejillos de indias de la bruja rubia. Hablando de mi amiga, parece más afectada por la situación de su hermano que por lo que supone volver a Erudición. Según sé, en unos días será el juicio de Caleb y todo apunta a que lo matarán. Por un lado siento rabia hacia él, nos vendió a su hermana y a mí, no le importó si moríamos. Pero entiendo el tremendo pesar de Tris, ella solo quiere que sus padres estén orgulloso allá donde estén.
–Cúbreme, voy a hablar con tu novio– le digo a Tris rompiendo el silencio.
Llevábamos como quince minutos sentadas en la puerta principal de Erudición, observando a la gente ir y venir.
–¿Para?– me cuestiona con curiosidad.
–Tenemos que sacar a Caleb antes de esta noche– me limito a decir poniéndome en pie.
La rubia no se inmuta, solo asiente y me agradece antes de volver a fijar su vista en los abandonados. Por dentro se debe de estar batiendo en duelo entre lo que está bien y mal, entre si salvar a su hermano es la mejor opción o debería matarlo por lo que hizo.
Me adentro en la sede con un único objetivo, buscar a Cuatro. Por suerte ya todos lo conocen y no tardo en dar con él. Está controlando la entrada de mercancía en la parte de atrás.
–Eris– murmura en forma de saludo –Dame cinco minutos–
Asiento levemente y me quedo a un lado, apoyando mi espalda en la pared mientras observo como cargan y descargan los camiones. Cuatro da un par de órdenes y pone en cabeza a un abandonado bastante joven. En cuanto puede se acerca hasta donde estoy y me hace una señal para que entre con él.
–Creo que sé a lo que vienes– es lo primero que dice mientras recorremos los pasillos de Erudición.
–¿Tan previsible soy?– pregunto sorprendida.
–No, solo que yo también me he dado cuenta de la posición en la que está Tris– comenta encogiéndose de hombros –Tengo un plan para sacar a Caleb, tu ayuda me vendrá bien–
–Cuenta conmigo– respondo rápidamente sonriendo levemente.
–¿Dónde has dejado al musculitos?– pregunta medio divertido –Es raro no verlo pegado a tí–
–Está con Jack y algunos osados más, tienen encargado protegerlo hasta que yo vuelva– le informo –Se que siempre estamos juntos, pero tienes que entenderlo, Eric está en una muy mala posición, nadie se fía de él...–
–Tienen sus motivos– agrega haciendo una mueca –Pero, es verdad que ha cambiado desde que te conoció. Al menos, yo por ahora me fío de él–
Sonrío al escucharlo y le doy las gracias. Cuatro es quien conoce de hace más tiempo a Eric, es quien puede saber realmente como de cambiado está. Que él se fie del rubio es un paso importante, contando cómo de mal se llevaban.
Mientras Cuatro se prepara para sacar a Caleb de su celda, a mí me ha mandado a hablar con Zeke, es nuestro seguro para salir ilesos y sin armar jaleo. Una vez he explicado el plan al hermano de Uriah, quién nos espera en una de las salidas de emergencias del edificio, vuelvo dentro y me dirijo a la tercera planta donde se encuentran las celdas.
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ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄ
Science FictionEn la ciudad de Chicago, cuando cumples los dieciséis, estás obligado a elegir el futuro que quieres llevar. Algunos se quedan donde están. Otros se marchan en busca de libertad. Y un pequeño porcentaje de jóvenes pone su vida patas arriba después...