Cierro los ojos respirando pesadamente, el hombre que tengo delante está a punto de disparar. Siento una impotencia increíble, nos ha costado llegar hasta aquí y mira cómo vamos a terminar. El sonido de unos disparos cortando el aire hacen que me agache rápido y enseguida miro a Tris, ella está de una pieza como yo. No podemos decir lo mismo de los guardias, todos se han desplomado de repente.
Miro al frente, la madre de Tris se acerca corriendo hacia nosotras. Pero también me percato de que detrás tenemos a un osado guardando su arma, nos ha ayudado también.
–Mamá– susurra mi amiga abrazándose a ella.
–Niñas, me alegra veros bien– dice rápido Natalie mientras nos desata las manos.
Agarro el arma de uno de los guardias muertos y la cargo lista para arremeter contra quien sea, Tris hace lo mismo.
–Tenemos que irnos– la voz del chico llama mi atención.
–¿Quién diablos eres?– pregunto frunciendo el ceño.
–Jack Byers, nacido en cordialidad– explica brevemente el chico de pelo azul –Hace dos años cambié de facción, llevo escondiendo mi condición desde entonces, al menos, hasta hoy–
Asiento levemente y le doy las gracias, ahora ya sabemos que no estamos solas en esto. Corremos junto a él y la madre de Tris fuera de Abnegación y nos escabullimos por los callejones de la ciudad. Montones de guardias vienen a buscarnos, tenemos que ser rápidos. Paro en seco cuando vamos a salir de uno de los callejones, veo a varios guardas pasando con un camión que de repente se detiene.
–Tenemos que ser rápidos– susurro sin despegar mi vista de los guardias.
En cuanto puedo salgo corriendo del callejón llamando su atención, me sigue Tris que se encarga del primer guardia. Jack consigue deshacerse del que estaba encima del camión y yo del tercero. Mi amiga y su madre pasan corriendo tras de mí, llegamos cómo podemos al otro lado. Paro en cuanto mi pierna me da una punzada, estoy jodida.
Natalie se desploma dejando ver una gran mancha de sangre en su vestido, una bala le ha alcanzado.
–No, mamá, por favor quédate conmigo– le suplica Tris con los ojos cristalizados.
–Natalie...– susurro cerrando los ojos muy fuerte.
La madre de Tris se queda inmóvil, ha muerto de inmediato. Ella le cierra los ojos y deja un beso en su mejilla mientras se levanta. Intento echarme a andar pero la pierna me falla.
–Tenéis que iros– digo rápido mirando a ambos –Aún podéis salvaros–
–Ni lo pienses, tú vienes conmigo– espeta mi amiga.
–Apoyo la idea de la rubia– comenta nuestro nuevo amigo.
Sin previo aviso Jack me obliga a subirme en su espalda, es bastante fuerte, así que no le cuesta nada caminar rápido conmigo a cuesta. Tris nos guía, vamos hacia donde su difunta madre nos ha dicho que estaban los demás escondidos.
Llegamos a unos almacenes y entramos deprisa, fuera se oye como los guardias pasan de largo.
–¿Beatrice?– la voz de un hombre se hace presente.
Sea quien sea, sale de detrás de unas cajas y se lanza a abrazar muy fuerte a la rubia. Caleb hace lo mismo desde otro rincón, al parecer el hombre es el padre de ambos. Detrás de ellos está Marcus Eaton, no puedo evitar sentir náuseas al ver al padre de Cuatro. Mientras Tris habla con su familia yo dejo que Jack me cure la pierna estrayendo la bala. Tras un poco de dolor viene la calma, una abnegada me ha dado un ungüento bastante efectivo, al menos puedo caminar en condiciones.
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ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄ
Science FictionEn la ciudad de Chicago, cuando cumples los dieciséis, estás obligado a elegir el futuro que quieres llevar. Algunos se quedan donde están. Otros se marchan en busca de libertad. Y un pequeño porcentaje de jóvenes pone su vida patas arriba después...