Al cruzar el hall, algo nos hace detenernos, me giro y me encuentro a Cuatro golpeando a algunos guardias. De repente Eric trata de quitarme de encima al que me retiene, dejándome atónita. Una vez lo deja fuera de juego, me lanza mi daga para que acabe con el que sujeta a mi amiga. Tris parece tan sorprendida como yo, sin embargo, mientras observa lo que pasa a nuestro alrededor no pierde de vista a Eric, sé que no se fía.
Nuestros aliados salen de todas partes y reducen a los traidores en cuestión de segundos. Nuestra gente ha venido a salvarnos.
Los ojos azules de Eric se encuentran con los míos, hay una mezcla de arrepentimiento y dolor en ellos. Trata de acercarse para ver si estoy bien, pero Cuatro lo aparta de mí muy bruscamente. Por mucho que trato de explicarle que acaba de ayudarnos, no atiende a razones.
–Menos mal que tienes un arma, Cuatro– comenta Eric llamando su atención –Todos sabemos que no eres nadie sin una–
El recién nombrado me mira durante unos segundos y después se gira para enfrentarlo. Entrega su arma a un osado y enseguida tiene a Eric tratando de echarse le encima. Cuatro lo noquea velozmente y lo arrastra de vuelta a la sala que estábamos, ahora las tornas han cambiado, Eric es el que yace de rodillas en el suelo.
–Si no te mato es por ella– dice Cuatro señalándome.
Eric traga saliva y dirige su mirada hacia mí, a estas alturas el corazón me va a mil. Cuatro no atiende a razones y Tris parece haber olvidado lo que ha hecho el rubio hace unos segundos, ya que en ningún momento sale en su defensa.
–Jeanine no parará hasta encontrarlas, son sujetos perfectos para lo que quiere hacer– comenta el rubio mirando ahora a Cuatro.
–¿Qué planea?– pregunta Tris enfrentándolo.
–No lo sé, no tenemos tanta cercanía como para que me confíe su plan– se limita a decir el rubio –Solo sé que debíamos llevarles a los sujetos con mayor divergencia–
Mira a Tris y luego me mira a mí de nuevo, duda durante unos segundos, pero finalmente se atreve a hablar.
–Quiero ayudaros– dice de repente dejándonos atónitos.
–¿Qué?– cuestiona Cuatro irónico –Has matado a cientos de inocentes y ¿ahora cambias de idea?–
–¿Porqué deberíamos creerte?– pregunta mi amiga cruzándose de brazos –Eres nuestro enemigo–
–No te confundas, no quiero ser vuestro amigo– añade el rubio dejando las cosas claras –Si decido cambiar de bando ahora es por una sola razón, y esa razón tiene nombre–
En cuanto su mirada se dirige hacia donde estoy, mi respiración se corta. No puede estar enserio, ¿Acaba de decir que deja de servir a Jeanine por mí? Todas las miradas se posan en mí y no es para menos, ahora mismo soy el motivo por el cuál el mayor asesino de masas quiere cambiar.
Todo se vuelve un caos en cuestión de segundos. Mientras que la sala se llena de veraces y osados que ya van despertando, mis amigos tratan de hablar conmigo sobre lo que acaba de decir Eric. Escucho sus voces muy lejanas, ya que que me encuentro algo mareada en estos momentos. Chris aparece a mi lado y me sostiene del brazo, preguntándome si estoy bien. Asiento levemente y fijo mi vista en el rubio que tiene la cabeza agachada, está incómodo en medio de la multitud.
–Eris, no podemos confiar en él– escucho decir a Tris que está frente a mí.
–Ha matado a mucha gente, no va a cambiar de la noche a la mañana– añade Cuatro estando de acuerdo con su novia.
Respiro hondo mientras trato de aclarar mis pensamientos, mi mejor amiga trata de pedirles que me den tiempo, pero ellos parecen no tener paciencia.
–CALLAROS YA– grito sobre todas las voces y murmullos haciendo que todos me presenten atención –Por favor, callaros...–
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ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄ
Ciencia FicciónEn la ciudad de Chicago, cuando cumples los dieciséis, estás obligado a elegir el futuro que quieres llevar. Algunos se quedan donde están. Otros se marchan en busca de libertad. Y un pequeño porcentaje de jóvenes pone su vida patas arriba después...