Estamos reunidos en el comedor de Osadía, tenemos la suerte de tener un par de osados que saben cocinar. En mi mesa están Uriah, Zeke, Tris, Christina y Eric. Tengo un nudo en el estómago después de lo sucedido, es por eso que no tengo mucha hambre. Hago a un lado mi bandeja y miro mis manos, aún siento el tacto de la piel de Marlene en las llemas de mis dedos.
No me ha sorprendido saber por Tris que Cuatro ha aceptado una alianza con su madre. Quizás nadie esperaba que pasara, pero al fin y al cabo Evelyn es la madre de Tobías. La rubia no está contenta con la decisión de su novio, es más, por eso discutieron la noche en la que sucedió la tragedia, cuando desaparecieron durante la cena. Al parecer las cosas no van viento en popa entre ellos, se quieren, pero discuten muy seguido y he de decir que las maneras de Cuatro no son las adecuadas.
La voz de Lynn me saca de mi ensimismamiento, la chica está detrás mía, diciendo algo que no he llegado a escuchar.
–Perdona, ¿Qué decías?– le pregunto al girarme para mirarla.
–Te daba las gracias...– murmura algo nerviosa –Por salvar a Héctor–
–No tienes que darme las– me limito a decir encogiendome de hombros.
Lynn se abalanza sobre mí y me abraza levemente, pero en cuestión de segundos pone tierra de por medio de nuevo.
–Te debo una, no sé qué haría si le hubiera pasado algo– comenta ella.
–Lo importante es que está bien– me atrevo a decir regalándole una sonrisa.
–La pobre Marlene no ha corrido con la misma suerte– susurra apenada antes de marcharse.
Trago saliva al comprender que no puede estar feliz del todo por tener a su hermano a salvo, cuando una de sus mejores amigas acaba de morir. La observo dirigirse hacia una mesa más alejada y me sorprendo al ver a Shauna sentada en una silla de ruedas como si nada, aunque tiene pinta de estar muerta en vida. Cuando le pregunto a Uriah sobre el estado de ella, a penas puede hablar, creo que las palabras no le salen.
–Es muy cabezota, quería acompañar a su hermana después de lo sucedido– explica Zeke para luego mirar a su hermano.
–Y si te preguntas porqué están allí...– murmura Uriah levantando la vista –Se ha enterado que soy Divergente, no me quiere tener cerca por si se le pega–
–Esto es increíble– mascullo molesta –¿Quién diablos le ha metido tantas tonterías en la cabeza?–
–Su madre– susurra Uriah mirando a mis espaldas.
Sigo su mirada hasta dar con una mujer de mediana edad con mechones azules en el pelo y anillos por toda la oreja. Lynn se parece mucho a ella.
La entrada de Cuatro, Tori y Harrison en el comedor se llevan mi atención. Antes hemos llegado a la conclusión de que debíamos designar a algunos líderes para mantener a los osados bajo control, así que se ha hecho una votación. Para mí sorpresa y la de Tris, nuestros nombres han salido, pero ni ella ni yo estamos preparadas para tal responsabilidad, bastante tenemos con nuestros problemas. Al final, ellos tres fueron nombrados líderes, Eric no tenía ninguna posibilidad de volver al cargo. Y aunque trate de hacerme creer que no le importa, sé que ser líder era todo para él.
Cuatro se une a nosotros, me siento de nuevo en condiciones y evito mirar al rubio, sé que está intentando que coma algo, pero de verdad no me entra nada.
–Entonces...– murmura Uriah, quién ya parece más calmado –¿Qué va a pasar ahora?–
–Es todo tan difícil– murmuro haciendo que me miren –Pensadlo bien. Jeanine nos quiere a Tris y a mí, si no nos entregamos matará a gente inocente. Los osados saben que sus vidas están en peligro, y ahora, nos tienen miedo. Hágamos lo que hágamos, estamos entre la espada y la pared–
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ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄ
Science FictionEn la ciudad de Chicago, cuando cumples los dieciséis, estás obligado a elegir el futuro que quieres llevar. Algunos se quedan donde están. Otros se marchan en busca de libertad. Y un pequeño porcentaje de jóvenes pone su vida patas arriba después...