La pruebas mentales están siendo más difíciles de lo que pensaba. Llevamos casi una semana preparándonos y cada día las pesadillas van a peor. No puedo evitar romperme cada vez que recuerdo el accidente de mi hermano, o más bien, como lo maté y huí. No hay día que no me arrepienta de haberlo arrastrado conmigo, o de haber vuelto a mi facción presa del pánico en vez de obligar a los guardias a abrir las puertas y dejarme ver si estaba bien. Aunque en el fondo sabía que una caída así es mortal, pero que no se encontrara su cuerpo deja muchas preguntas sin responder.
Vuelvo con Tris hacia la habitación después de otra tarde bastante productiva entrenando con las simulaciones. No hay ni un alma por los pasillos, está todo muy silencioso. Paro en seco ya que me ha parecido escuchar algo, Tris hace lo mismo y nos miramos sin entender. De repente salen de detrás de ella tres personas encapuchadas que la agarran, ella forcejea y cuando yo voy a intervenir me agarran también a mí por detrás.
Suelto golpes sin ton ni son intentando que no me lleven hacia el precipicio, pero es en vano. Nos tienen a las dos en el borde, están dispuestos a tirarnos. Tris le arranca el pasamontañas a uno y puedo ver cómo es Albert, quien la mira fijamente.
–Suelta la joder– le ruego a nuestro supuesto amigo.
–¿Qué hacéis?– se escucha la voz de Cuatro proveniente de uno de los pasillos.
Nuestro instructor quita de encima de Tris a Al, haciendo que se golpee contra uno de los muros. Los otros dos sueltan a Tris que se oculta en el pasillo y se lanzan a por Cuatro. Los dos que me tienen sujeta a mí se descuidan, consigo propinarles varios golpes haciéndolos retroceder.
Con ayuda de Cuatro nos deshacemos de todos, pero contando los bien, falta uno.
Me giro y veo a Peter venir hacia mí, de un empujón me desequilibra y resbalo cayendo hacia atrás. Mi cabeza se estampa contra el suelo, dejándome algo aturdida y al abrir los ojos veo como el muy cabrón vuelve a venir hacia mi y me suelta una patada en el estómago haciendo que ruede. El suelo desaparece debajo de mi cuerpo y siento como mi vida se acaba aquí mismo, cayendo por el precipicio.
–Te tengo– escucho que dice Cuatro agarrándome del brazo.
El corazón me va a mil y la cabeza me duele a reventar. Mi cuerpo está tenso mientras me veo suspendida. Con ayuda de Tris, Cuatro tira de mí y me sostiene una vez fuera de peligro. Todos nuestros atacantes han desaparecido, así de valientes son.
–¿Estáis bien?– pregunta muy serio mirándonos.
–Yo sí, pero ella no tiene buen aspecto– dice Tris rápido agarrándome.
–Estoy bien, solo es un mareo tonto– digo riéndome mientras me echo hacia atrás cerrando los ojos.
–Vamos– nos ordena nuestro instructor comenzando a andar.
Veo como una silueta se para frente a nosotros, alzo la vista y me encuentro con sus dos ojos azules. Cómo el otro día, Eric me carga en brazos, sin preguntar si quiera que ha sucedido y los cuatro nos dirigimos hacia su habitación. Me tumba en la cama y miro a Tris que está pendiente de mí, ambas tenemos la ropa rota y varios rasguños. Cuatro se arrodilla frente a mi amiga y comienza a limpiarle las heridas, puedo ver la forma en la que la mira, se quieren.
Hago una mueca intentado incorporarme, pero Eric me frena antes de que lo haga.
–No te levantes, yo te curaré– me dice muy serio.
Le hago caso, no me conviene llevarle la contraria. Saca algo de hielo y me lo tiende para el chichón de la cabeza, hago una mueca al sentir lo que duele. Tengo rasguños en las piernas así que me pide que me quite el pantalón. Cuatro le da una mirada asesina y él lo mira divertido, creo que estos dos nunca se han llevado bien
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ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄ
Ciencia FicciónEn la ciudad de Chicago, cuando cumples los dieciséis, estás obligado a elegir el futuro que quieres llevar. Algunos se quedan donde están. Otros se marchan en busca de libertad. Y un pequeño porcentaje de jóvenes pone su vida patas arriba después...