‡ 15 ‡

3.5K 205 6
                                    

Despierto bastante temprano tras una noche difícil, conciliar el sueño con tantas cosas en la cabeza es mortal. Caleb duerme en la cama que hay a unos metros de la mía, como un bebé, se nota que él está bastante despreocupado con el tema este. Me cambio de ropa rápidamente, por suerte la madre de cuatro nos dio conjuntos nuevos. Agarro mi pelo en una coleta alta y me coloco una camiseta negra de tirantes junto a unos vaqueros anchos. Al salir de la habitación escucho voces abajo, así que me dirijo hacia allí.

–Buenos días– me limito a decir en forma de saludo a mis amigos que ya están desayunando.

Tris me pasa un vaso con zumo y su novio una tostada, dicen que debemos reponer fuerzas. No hay ni rastro de la madre de Cuatro por ningún lado, así que el ambiente está más relajado. Mientras desayunamos, la rubia nos confiesa que ha tenido una pequeña charla con Evelyn. Al parecer esa mujer sabe mucho del padre de Tris, ambos eran eruditos antes que abnegados.

–¿Tu padre y Jeanine jugaban juntos?– pregunto algo sorprendida –Suena irónico, según sé, tu padre odia a los eruditos..–

–Ahora ya sé porqué, tenía un motivo bastante personal para hacerlo– comenta mi amiga mientras se unta su tostada –Además de eso, le planté cara a Evelyn, es obvio que solo quiere usar a Cuatro–

–¿Y qué pasó?– cuestiona el recién nombrado con curiosidad.

–Me dijo que ella era tu familia, alguien permanente y que yo solo era temporal– explica Tris encogiéndose de hombros.

–Perdona que lo diga Cuatro..– comento haciendo una mueca –Pero tu madre es gilipollas–

El chico me da una mirada rápida y ríe levemente, no le ha molestado ni mucho menos.

–Ella no entiende que desde que me abandonó en Abnegación junto a mi padre abusivo, dejó de ser una madre para mí y más después de que me enterara que seguía viva– comenta Cuatro encogiéndose de hombros –Evelyn me es indiferente–

Esperamos a que Jack nos traiga armas y cuando estamos listos nos dirigimos fuera de la sede de los abandonados. Echo de menos mi arco, cuando huimos de Cordialidad lo dejé allí. Caleb y Susan no vienen, han decidido ir con los demás abnegados, allí serán de más utilidad. Salimos de entre los edificios en ruinas, pasando por algunos abandonados y nos escondemos como podemos de algunos vehículos eruditos que pasan dando órdenes de cumplir el toque de queda impuesto.

Tardamos casi media hora en atravesar la zona derruida de la ciudad, en cuanto los edificios de Verdad aparecen ante nosotros, no puedo evitar sentirme como en casa. Algunos de los miembros de mi antigua facción me observan al pasar y murmuran cosas entre ellos, me han reconocido.

–Los hemos encontrado– susurra Cuatro observando a los osados.

En cuanto nos ven, se acercan a nosotros rápidamente llamando la atención de todos. Uriah está entre los miembros del grupo y se acerca a saludarnos alegrando se de vernos.

–¡Eris! ¡Tris!– la voz de mi mejor amiga hace que mi corazón se acelere.

Christina viene corriendo hacia nosotras y las tres nos fundimos en un gran abrazo. Cuando la rubia se separa, me aferro a Chris soltando un suspiro y la aprieto contra mi cuerpo.

–Te he echado de menos– susurro sintiendo un inmenso alivio, por fin la tengo conmigo.

–Y yo a tí– añade ella mirándome con los ojos cristalizados –Más te valía volver o iría yo a buscarte–

Sonrío levemente al escucharla y paso mi brazo por sus hombros. La morena nos pregunta si hemos sabido algo de Will, pero que yo sepa no hemos vuelto a verle desde el ataque a Abnegación.

ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora