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Los efectos del suero de la felicidad comienzan a desaparecer unas horas mas tarde, cada vez soy mas consciente de lo que ha sucedido y no me hace especial gracia que los cordiales nos hayan drogado a Tris y a mí. Cuatro acabó harto de nosotras y nos encerró en una pequeña sala provista de algo de comida y un colchón donde tumbarnos. No lo culpo, estábamos realmente insoportables.

Lo malo del suero no solo ha sido hacer el ridículo, lo peor son las secuelas que deja una vez pasado su efecto. He pasado de martirizarme por todo lo acontecido, a de repente ser la persona más feliz y despreocupada del mundo. Y después esa falsa felicidad se ha esfumado y la culpa y el remordimiento han vuelto. Ahora el peso de lo sucedido recae aún mas sobre mí y mi estabilidad emocional no es que sea la mejor.

Me encuentro sentada sobre el colchón, mirando fijamente la pared de madera que tengo enfrente. La rubia se encuentra junto a la puerta golpeándola, no deja de llamar a Cuatro para que venga a sacarnos de una vez. El sonido del cerrojo abriéndose llama mi atención, rápidamente me pongo en pie y me acerco hasta Tris que espera impaciente a la persona que hay tras la puerta.

La cabellera azul de Jack se deja ver, el chico asoma la cabeza y hace una mueca medio divertida al ver nuestras caras de pocos amigos.

–¿Qué tal parejita?– pregunta el peli azul sonriendo –Espero que vuestra suite nupcial haya sido de vuestro agrado, nos meremos cinco estrellas al menos–

Frunzo el ceño al oír sus palabras, pero enseguida me doy cuenta de a qué se refiere. Miles de imágenes algo borrosas a estas alturas llegan a mi mente, en algunas aparecemos Tris y yo escapando de su novio. De repente me viene a la mente una imagen muy clara donde ambas tenemos un ramo de flores muy colorido en nuestras manos y una chica cordial nos está "casando". Al segundo, Tris y yo nos besamos y comenzamos a gritar felices, al menos hasta que Cuatro y Jack interrumpen el momento y nos traen hasta el cuartucho este.

–Dios mío, ¿Estamos casadas?– cuestiono sorprendida.

–No oficialmente, pero la ceremonia fue preciosa– comenta el peli azul soltando una carcajada.

–Tú y yo...– pregunta Tris dubitativa mirándome –¿Nos besamos?–

Asiento levemente haciendo que ella suelte un WoW en toda regla, tan sorprendida como yo.

–He de decir que no estuvo nada mal...– comento encogiendome de hombros.

Jack me mira divertido mientras que Tris se sonroja un poco. La rubia sale algo abrumada de la pequeña sala y se dirige hacia la zona de habitaciones, creo que ahora mismo tiene mucho que pensar. Le hago una señal al peli azul para que entienda que iré con ella, sé de lo que es capaz, Johanna y los suyos no están a salvo si a mi amiga se le cruza un cable.

El sol se está escondiendo, mientras nosotras estamos sentadas en nuestra cama, guardando total silencio. En mi cabeza estoy tratando de buscar las palabras exactas para decirle a Cuatro "Hey, perdón por robarte a tu novia mientras estábamos hasta el culo de drogas". Pero mis pensamientos se ven interrumpidos por Susan, una abnegada conocida de Tris. La chica irrumpe en la zona de habitaciones algo alterada, cuando su vista se posa en nosotras trata de contarnos todo rápidamente, pero no entendemos nada.

–Respira hondo– le dice Tris acariciando sus brazos para que se relaje –Ahora cuéntanos qué pasa–

–Unos coches de Erudición han irrumpido aquí– dice de repente haciendo que nos tensemos –Se han bajado varios eruditos y muchos soldados de Osadía–

–Traidores– mascullo de mala gana poniéndome en pie.

Las campanas de Cordialidad suenan hasta cuatro veces, lo que significa que nos debemos reunir con todos en el comedor. El pánico cunde entre los abnegados que han llegado corriendo donde nosotras, Cuatro los ha escoltado hasta aquí.

ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora