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Llevamos una hora tratando de contactar con Matthew mientras inspeccionamos la zona negra de la periferia. Los auriculares de largo alcance parecen ir bien, pero el pelinegro no da señales de vida, no quiero ponerme en lo peor, pero tampoco estoy muy tranquila que digamos. Lo peor de estar dando vueltas por esta parte de la ciudad, es que somos dos completos extraños que llaman la atención. Y encima, no podemos irrumpir en cada casa o bloque de pisos con la esperanza de encontrar a Noah, eso podría tomarnos mucho tiempo.

Pasamos junto a lo que parece ser un club nocturno, el gorila que custodia la puerta nos observa mientras tratamos de alejarnos. Las mujeres que hay cerca del club se sorprenden al ver a Eric y tratan de acercarse, insinuándose de maneras muy rastreras. Me bajo la capucha y las miro de forma intimidante haciendo que se detengan.

–Ten cuidado, parece que ya está ocupado– comenta una de ellas sosteniendo el brazo de su amiga.

–Con esa no tiene ni para empezar, se merece a dos mujerones como nosotras– espeta la otra mujer agarrándose los pechos de forma descarada.

Eric agarra mi muñeca y tira de mí, obligándome a andar más rápido.

–No entres en su juego– me dice mientras nos alejamos –A no ser que haga falta, vamos a evitar las peleas ¿Vale?–

Asiento en silencio y me suelto de su agarre, no iba buscando pelea, simplemente las ponía en su sitio. Un pitido ensordecedor sale del auricular que llevo en la oreja, haciendo que me agarre la zona y gruña, a el rubio parece haberle pasado lo mismo.

–¿Chicos?– la voz de Matthew se escucha después de unos segundos –Decidme que estáis vivos–

–Podríamos preguntar lo mismo de tí– responde Eric inmediatamente.

–¿Dónde diablos te habías metido?– cuestiono molesta, pero algo aliviada tras escuchar su voz.

–Estaba lidiando con David y sus gorilas– dice el pelinegro al otro lado –Me han tenido retenido hasta que Tris me ha sacado–

–¿Tris?– pregunto algo desconcertada.

–A David le cae bien, creo que la quiere meter en el consejo– explica Matt –Vuestra amiga está haciendo un trabajo excelente, desde dentro podrá anticiparse a lo que planee el departamento–

Sonrío con suficiencia, así es ella, siempre va un paso por delante de todos.

El pelinegro nos pide que le pongamos al día, así que le contamos como ha ido el viaje y que ya estamos en la zona negra. Parece sorprendido de que hasta ahora esté siendo tan fácil, pero lo agradece. Mientras tanto, él no puede hacer más de dos cosas, está siendo vigilado de cerca.

–A estas horas no podéis sacar nada bueno, lo mejor será que paréis a descansar– dice Matt al otro lado –Tened cuidado, por la mañana me pondré en contacto con vosotros–

Dicho esto la comunicación se corta y el pitido vuelve a dejarme medio sorda. Miro a Eric y a pesar de no querer parar, me doy por vencida y cedo. El rubio busca un callejón bien escondido y completamente vacío. Nos metemos en el sin que nos vea nadie y dejamos las mochilas en una esquina. En menos que canta un gallo hemos preparado un buen sitio para dormir con las mantas y las mochilas como almohada.

Decidimos turnarnos para que uno de los dos vigile mientras el otro duerme. El rubio insiste en que yo sea le primera en descansar, ya que llevo casi dos días sin dormir entre lo de Uriah y todo lo sucedido. Me tumbo sobre la manta y me arropo con la parte que queda libre, es verdad que estoy muy cansada, pero mi cabeza va a mil.

Trato de dormirme mientras veo a Eric escondido entre las sombras, vigilando la entrada del callejón. Doy una, dos y tres vueltas, me destapo y me arropo reiteradas veces, sin éxito alguno.

ʀᴇᴅᴇɴᴄɪᴏ́ɴ / ᴇʀɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora