Capítulo 11

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Fared

Hemos vuelto al castillo, aunque la escalera al limbo ha desaparecido. Cuando caminamos por los pasillos del palacio, vemos a Andur corriendo y se detiene a hablarme.

—Su majestad, al fin lo encuentro, debe venir rápido —me pide, luego se da cuenta de la presencia de Kael—. Oh, su alteza, qué bueno que está bien. —Su vista vuelve a mí—. No es un buen momento.

—¿Qué quieres, Andur? —Frunzo el ceño—. Deseo destituirte de tu cargo y sigues aquí, fastidiando.

—No es momento de papeleos, es momento de actuar, debe venir a la sala del trono, pero ya.

—Deja el suspenso.

—Hay dioses en la sala, vaya y enfréntelos como el monarca que es.

—Claro, y de paso me tiro a un abismo, seré tu chivo expiatorio —expreso con sarcasmo.

—No es momento de bromear, es momento de enfrentar la situación.

Bufo.

—De acuerdo.

—¡Te cuidaré la espalda! —grita Askar alzando su espada.

—Estamos en esto juntos —acota Kael.

—Vomitaré —me quejo.

—No te preocupes, Fared —expresa Irina con esa hermosa sonrisa—. Nada va a pasarte mientras yo esté aquí.

—Eres muy linda, pero ya déjalo —le respondo y miro a las dos que faltan hablar—. Y ustedes más vale que no digan nada.

—Me caes mal, así que no importa —opina Rebecca.

—Tengo un bebé, no tengo tiempo —contesta Jacky—. ¡Pero ánimo! —Alza una mano y con la otra sostiene al pequeño.

—Mejor dámelo, se te va a caer —acota Kael.

—¡No! No me separaré de él ni instante más.

Ignoro el momento parejita, para comenzar a caminar, así que todos me siguen, entonces llegamos a la sala del trono, aunque no entiendo por qué hay música y ninfas bailando.

—¡Su majestad, esto es un desastre! —me dice Andur—. ¡Parece un circo, toda la seriedad del castillo está arruinada!

—Ya cálmate. —Bufo.

Se oyen unos aplausos y las ninfas dejan de bailar, entonces entre la multitud visualizo al Dios de los Sueños.

—Perdón, me aburría de esperar y Morket ya se está fastidiando. —Blus señala a su hermano al lado de él, el cual parece molesto—. ¿Tú eres el líder de este lugar, cierto? Te vi antes en el inframundo, pero ya se me olvidó tu nombre.

Camino hasta el trono y Andur me sigue, se para a mi lado cuando me siento en la silla real.

—Viendo que me han estado esperando, supongo que necesitan algo de mí.

—Tu muerte estaría bien —susurra Morket enfadado, y definitivamente el odio va hacia mí, porque su mirada se encuentra impregnada en la mía.

Supongo que será por Irina, aunque antes no me había observado así, hasta creo no le preocupaba.

—En realidad unos aposentos —lo corrige Blus—. Los míos con vista al desierto, por favor.

—¿Me está pidiendo hospedaje? ¿Un dios? —consulto sorprendido.

—Verás, caímos aquí mágicamente, así que mientras averiguamos por qué, hay que dormir. Soy el Dios de los Sueños, necesito mi sueño reparador. Lo admito, soy bastante refinado, quiero atención.

—Supongo —expreso pensativo.

—Para que quede claro ante todos los presentes. —Mira a sirvientes, al comité, los guardias y a mis acompañantes, luego vuelve a mí, para indicar a cada uno que nombra—. Él es Morket, mi hermano, Dios de las Tinieblas, yo soy Blus, el Dios de los Sueños, también les presento a mis ninfas, ah y aquí está Aerix, también conocida como Belleza del Bosque.

Todos en un mismo lugar, reunidos en el castillo del Reino de los Siete Desiertos. Esto va de mal en peor, más que una trampa parece una sorpresa y no de la buena.

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¡Llegué a donde quería, qué empiece la locura, todos en un mismo lugar, jajaja!

Atte: Vivi :3 

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora