Capítulo 25

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Blus

Cuento a mis ninfas a gran velocidad y me doy cuenta que me falta una, bueno una que no es ninfa. Salgo rápido de los aposentos, entonces veo a Aerix sentada en el suelo del pasillo, se nota muy apagada. Me siento a su lado mientras ella sigue jugando con una pelotita que tiene en la mano.

—¿Qué pasa? Te levantaste muy temprano hoy. —Le saco la pelota y la guardo en mi ropa, ya que no me responde—. Deja eso, te estás lastimando. —Miro su palma roja por haber presionado con fuerza el objeto.

—Isela se va a vengar de mí —dice con la mirada perdida.

—¿Por qué dices eso?

—Evité que lastimara a Morket.

—¿Qué? ¿Cuándo? —expreso sorprendido.

—Hace unos días, desde entonces no puedo dormir. —Hace puchero.

Me río.

—Tú no duermes desde antes.

—Pero es por la misma razón. —Gira su vista a mirarme enojada.

—Mi padre —afirmo.

Se estremece y vuelve a observar al frente.

—Tenías razón, debía tener cuidado sobre las represalias de Isela. Me regresará con él, lo sé.

—Ahora estás conmigo, eso no va a pasar.

—Nada puede detenerlo de buscarme, soy su juguete, me va a llevar igual.

La agarro de los brazos para que reaccione y se sobresalta.

—Escúchame, eso no va a pasar.

—Tú porque no eres su presa. —Frunce el ceño.

—Te prometo que no va a pasar —repito.

—No hagas promesas que no puedes cumplir. —Sus ojos se humedecen—. Debí haberme quedado quieta, debí haber obedecido a Isela, yo y mi maldita intensidad, no debí haberlo ayudado, ni siquiera debí haberme acercado a Morket en primer lugar, soy tan estúpida. —Baja la cabeza y llora.

—Oye, oye —repito—. No te culpes por tu valiente y buen corazón ¿Quién mierda se atreve a enfrentar a Isela? Muchos dioses ni se arriesgarían, eres superior.

Alza la vista a mirarme.

—No, soy estúpida —reitera—. Alguien inteligente habría actuado de otra forma, ahora me va a caer todo su odio encima.

—No creo, Isela prevé todo antes de que suceda, quizás ella planeaba que hicieras eso. Recuerda, sabe todo de todo.

—¿Y sí no es así?

—¿Te refieres a que la existencia de Cielo interfiere con su percepción del todo? —cuestiono pensativo—. En ese caso es posible que sí se haya equivocado.

—¡Lo sabía! Hizo mal en avisarme sobre la flor y ahora se va a vengar, porque no percibió que yo iba a reaccionar así, estoy perdida.

—Ay, no, ya lo arruiné. Quizás Isela ni se fije, no creo que sea rencorosa. —Aunque en realidad no tengo idea, no conozco su verdadera personalidad, bueno nadie sabe de esta.

—Gracias, Blus, pero me voy a deprimir a otro lado. —Se levanta y hago lo mismo—. Y no me hagas una bonita tumba cuando Ketran me encuentre, tírame en la hierba, me gustaría fundirme con mi naturaleza. —Suspira, entonces comienza a caminar.

—Aerix, no digas eso. —La sigo.

—Necesito estar sola.

Me detengo dándole espacio.

Aerix

Camino sin rumbo por el castillo, repitiendo pasillos, sentándome en diferentes partes, pensando, volviéndome a parar para caminar y seguir deambulando varias veces, así se me pasa la mañana, hasta que me cruzo con Jaelyne.

—¡Hey, Aerix! —Sonríe entusiasta—. ¿Qué te pasa? —Cambia su gesto—. Mira que mis amigas no pueden estar amargadas —bromea.

Me río.

—¿Y tu bebé?

Se cruza de brazos y hace un gesto de indignación.

—Con Endek, es el consejero de Kael —me aclara—. Lo está cuidando otra vez él, porque se supone que me tengo que estar probando vestidos.

—¿Se supone? —Enarco una ceja.

—Sí, hace unos días Kael me propuso matrimonio y ahora me tengo que casar, pero para casarme me debo poner un vestido que no me interesa.

—Podrías cambiarlo a tu gusto, con un toque personal, quizás te agrade más de esa manera —opino.

—Excelente, pasa el tiempo conmigo. —Se agarra de mi brazo y caminamos—. Rebecca anda de misteriosa e Irina de obsesionada con Fared, así que pasaré un buen tiempo con mi nueva amiga y me contará por qué está deprimida.

Bufo.

—Justo que me había olvidado.

—No es bueno ignorar los problemas —me reprende—. Porque siguen ahí —Señala mi cabeza un momento.

Suspiro.

—Bien, Isela le puso una trampa a Morket y yo la evité, ahora se va a vengar de mí, estoy segura que me regresará a Ketran.

—¿Y ese quién es? —Enarca una ceja.

—Podría decirse que mi dueño.

—¡¿Qué?! —grita indignada—. Quita esa idea de la cabeza, no eres el objeto de nadie.

—Soy su juguete y su presa —digo pensativa—. La única presa que le ha durado por tanto tiempo y ha sobrevivido al vacío, así que está encaprichado conmigo. —Suspiro—. Seguro se encuentra disfrutando con mi miedo, esperando pacientemente, acechando, aguardando el mejor momento para aparecer.

—Cálmate. —Me da dos palmaditas y me sobresalto—. Estás estresándote de más. —Se ríe.

—Con Ketran hay que preocuparse de más, para que no te atrape y puedas ocultarte antes de tiempo, entonces tratará de encontrarte, pero al menos tendrás paz por un día o dos, si es que hallas un escondite, sino te quedarás sufriendo a la intemperie. Aunque es mejor eso a que te agarre, pero no importa, porque la paz acabará cuando empiece la carnicería, una tortura que parece eterna, y si te salvas, te soltará, comenzará la persecución otra vez, una y otra vez, sin cesar, repetirás el ciclo de agonía.

—Hablas como si estuvieras en una jungla y fueras un animal aterrado, escapando de un cazador furtivo. —Me pega un cachetazo—. ¡Reacciona! ¿Tú ves a ese por ahí? Yo no —me aclara y la miro, dejando de perderme en mis pensamientos.

—Cuando veas ronchas en mi piel, estará cerca.

Escucharé ese chirrido de muerte, ese que se implanta en mi cabeza cuando lo percibo venir, entonces será demasiado tarde para escapar. Quizás ya es tarde, quizás ni siquiera escuché su aviso, ya no estoy en su bosque después de todo, ya no puedo ni prever lo que tiene planeado, estaré perdida si no me doy cuenta pronto. Malogré mi práctica por vivir tanto en el mundo de los sueños, será mi fin y no podré evitarlo. El miedo me consume a más no poder, se acabó mi paz.

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No sé ustedes, pero yo al escribir este capítulo sentí la tensión que siente Aerix al pensar en Ketran. Adoro sentir las emociones de los personajes cuando escribo, eso solo significa que lo hago bien, aunque escribir sobre el miedo es una sensación estresante cuando logras sentirlo. 

Me gusta escribir este tipo de sensaciones, pero esta me dio mucha tensión y eso que Ketran todavía ni ha aparecido jaja

Atte: Vivi.  

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora