Belleza de las Esencias #6

Capítulo 5

Irina

Una melodía suena, hay una cajita de música con una muñeca bailarina que gira en esta, así que sonrío, la levanto para observarla mejor.

—Que objeto tan curioso. —Hago una risita.

Alzo la vista observando muchas puertas, sin embargo no quiero ir a allí. Puedo escuchar gritos desesperados, mis gritos en cada una de esas puertas, por la tanto me concentro en la melodía.

—Cada vez que despierto —susurro, pero es mi otro yo—. Me muero, nunca termino de superar el traumatizante recuerdo.

—Es muy triste —contesto continuando con mi mirada en la cajita que hace música.

—Al menos eso me ayudó a permanecer en el limbo.

Alzo la vista viendo una sombra.

—Me siento extraña —opino y me cuestiono—. ¿Dónde estoy?

—Si hubiera despertado todas esas veces —continúa con su monólogo—. No solo seríamos tú y yo.

—¿Por qué? —susurro mientras abro la caja, dentro hay un amuleto.

—Creo que Isela se hizo pasar por su madre, el plan siempre fue que esa runa llegara a nosotras.

—¿La Diosa de las Esencias nos odia?

—Creo que me tiene miedo, pero es solo especulación. Necesito saber qué es lo que piensa realmente, ayúdame, Irina.

—Cielo, ¿cierto? No entiendo algo, ¿despertaste?

—En parte —contesta.

—¿Por qué?

—Me adueñé de la maldición cuando cometieron un error en el hechizo del sueño.

—¿Y para qué te sirve eso?

—El sofoco ahora está en el amuleto, así que ya no me molestará más. —Se forma un viento que mueve mis cabellos castaños, así que la caja se cae cuando me los sostengo—. Ya puedo despertar, Irina, he estado esperando esto por mucho tiempo.

—¿Y qué pasará conmigo?

—Nada, somos la misma, pero no nos fundiremos en una, al igual que Isela, podemos intercambiarnos.

—No sé si pensamos igual. —Hago puchero y se ríe.

—Esa es la parte divertida, no hace falta.

—¿Y ahora qué?

—Déjame cerrar una cuenta pendiente y luego vemos cómo nos repartimos los turno.

¡Suena divertido, como un juego!

~~~

Abro una puerta y creo que llegué al inframundo. Visualizo venir a Morket hasta mí, está sorprendido al verme.

—Cielo, tú...

Alzo la mano y lo detengo.

Esta personalidad es genial, me cae bien, es como toda sofisticada.

—Quería decirte que ya no necesito tu promesa para que me prestes atención, ya que estoy interesada en otro, así que ya no hay necesidad.

Se queda mirándome fijo, analizando lo que dije.

—¿Eres Irina o Cielo? —Parece confundido—. ¿Hablas de Fared, cierto? Pero Cielo no...

—Soy ambas y me encanta Fared —expreso sin titubear.

¿Por qué mi voz suena tan sensual? Seguro he practicado en el limbo.

—Es solo un mortal, déjalo ir —dice tranquilo.

Sonrío con pura confianza.

—Eso va a cambiar pronto. En fin... —Me doy la vuelta para irme—. No quería herir tus sentimientos, pero ya había que aclarártelo, lo lamento tanto.

Toma mi mano y me detiene, así que lo miro.

—¿Puedes hacer eso? No deberías jugar con una habilidad así, podría ser peligroso.

Me suelto.

—Soy la Diosa del Limbo, ya no soy solo una Belleza, he dejado de ser una diosa de bajo rango hace mucho tiempo, dile eso a Isela, así desiste de molestar.

—Yo no sabía, quizás te hubiera buscado.

—Ya es tarde para eso, Morket, es hora de que me olvides, ¿no hiciste eso con Desierto?

—Desierto se fue, no sé cuándo volverá, pero no la he olvidado y tampoco a ti, menos cuando dices que convertirás a un mortal inestable en un inmortal.

—Vi cuando le dijiste a Askar que para qué molestarse si de todas formas él vería a Rebecca unos años y tú una eternidad, pues a mí eso no me va a pasar. —Bostezo—. La ayudaría, pero tengo rencores por Océano, así que no me meto.

—Sabes todo como Isela —afirma.

—Sí, yo también controlo el tiempo. —Sonrío—. Es probable que por eso ella esté haciendo tantos líos, aunque son nada más que teorías.