Irina
Estoy sentada en el trono desde temprano, muevo mis pies y los miro aburrida. Dejo de esperar cuando alzo la vista y veo que Andur se acerca a reprenderme.
—No puede estar ahí, esa es la silla del rey, y aunque se casara con él, tampoco lo permitiría.
Frunzo el ceño y Cielo toma el mando de mis acciones.
—Actualízate, las reinas son el ahora. —Mueve la mano y el hombre se desmaya.
«¡Deja de poner inconscientes a las personas!», me quejo.
—Es un daño menor, peor sería que terminaran en mis perlas. —Toca el collar que tiene unas bolitas de energía muy luminosas, no le había presentado atención hasta ahora.
—¡¿Hay gente ahí?! —chillo volviendo a tener el control por el impacto de lo que dijo.
«Se lo merecían, pero no vuelvas a gritar así, me descolocaste el sistema», contesta.
—Perdón. —Río nerviosa—. A mí también me zumbaron los oídos cuando reaccioné.
«Concéntrate, ahí viene».
—¿Quién viene? —consulto.
«Nos intercambiaste, así que vas a tener que atenderlo tú, se llama Dinox, antes era el Dios del Limbo, ahora es mi siervo».
—¿Cómo es eso posible? —Las puertas se abren, pero no veo a nadie—. ¡Ay! Me asusté —chillo.
Veo a un hombre de cabello blanco, con una coleta que mantiene todo su pelo hacia atrás, su yukata y sus joyas también son blanquecinas.
Se encuentra parado a tan solo unos metros del trono.
¿De dónde salió?
—Altísima. —Me hace una reverencia.
—Hola —digo nerviosa.
—Veo que la señorita Cielo no se encuentra presente —opina.
—Hola, soy Irina —expreso más tranquila.
—Un placer, me recuerdas a la antigua Cielo, puedo ver esa inocencia perdida otra vez, qué deleite.
—Cielo dice que te concentres —aclaro cuando oigo su voz en mi mente—. Que quiere la información.
Se ríe.
—Irina, ¿cierto? —pregunta y asiento—. ¿Sabes por qué no soy más el Dios del Limbo?
—No, ¿por qué? —Ladeo la cabeza.
—No solo soy el ex Dios del Limbo, también soy su exesposo.
—Wow ¿Cómo es eso? ¿Qué significa?
«Pierden el tiempo», se queja Cielo.
—Que nos casamos, pero que luego nos divorciamos.
—¿Se divorciaron? ¿Qué es eso? —Inclino la cabeza para el otro lado, todavía más confundida y curiosa.
—Es la anulación del matrimonio, en el limbo ahora eso existe.
—Ya basta, me aburrí. —Toma el control Cielo y se levanta del trono—. Si te dejé venir es porque necesito que me hables de Isela, no para que te vengas con cuentos.
«Oye, yo quería saber, estaba entretenida la historia», me quejo.
Cielo se ríe.
—Resumen corto, me casé con él. —Lo señala—. Para quedarme con el limbo.
—Pero primero era una inocente jovencita que trabajaba en mi palacio —explica Dinox—. No tenía ambiciones, sufría desmayos cuando despertaba en Aeistian y acto seguido regresaba con el dolor de sus recuerdos, se veía tan frágil. —Suspira.
—Esos tiempos pasaron, me cansé de padecer una y otra vez lo mismo, recordar y morir es algo que ya no me destruirá más, ahora tú eres el siervo, así que deja de fantasear.
Él hace una reverencia otra vez.
—Sí, su altísima, pido perdón por mi falta de respeto.
—Como sea, tienes la información, ¿sí o no?
—Isela usará su mejor carta, nuestros soldados han ido al bosque de la fertilidad y extrañamente todos sobrevivieron.
—Ketran ya no está ahí —opina Cielo pensativa, escucho todos sus análisis y siento su incertidumbre—, ¿pero dónde se encuentra?
—Es probable que esté en camino.
—Si es el Dios de la Fertilidad, ¿por qué todo a su alrededor se destruye?
—Porque en vez de dar, se la queda, así utiliza el vacío —aclara Dinox—. Pero no se preocupe, solo lo usa con sus presas, mantente con la frente en alto y no te verá como objetivo.
—No le tengo miedo a un ser que solo tiene hambre, yo me como las almas primero.
Él se ríe.
—Lo sé.
—Me aseguraré de que no destruya nada. —Cielo mueve un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. Si Isela quiere una guerra la tendrá.
Dinox asiente y desaparece, mis pies se mueven en dirección al pasillo. Veo a Rebecca al final del corredor, pero antes de que Cielo se disponga a acercarse, llega Morket y se pone en nuestro camino.
—Hola —me saluda.
Cielo sonríe.
—No puedes proteger a Océano para siempre.
—¿Quién dice? ¿No puedo estar solo siguiéndote? No solo se trata de Océano cuando te busco.
—¿Para qué? Ya te dije todo lo que tenías que saber.
Toca mi cabello.
—Tu carta —susurra.
—Carta vieja. —Cielo moviliza mis piernas hacia atrás para apartarse.
—¿De verdad te casaste con el Dios del Limbo?
—Así que estabas oyendo —afirma—. No fue la gran cosa.
Se acerca y apoya su frente en la mía, Cielo ni se inmuta, mantiene la expresión de mi rostro serio.
—¿Y te hizo vibrar como yo?
—Nadie me mueve la estantería más que Fared. —En mis labios se forma una sonrisa. Mis pies vuelven a retroceder—. Aunque si te sirve de consuelo, Dinox es un ser patético y aburrido, no sabe ni bailar.
—Nuestros bailes —susurra.
Se da la vuelta.
—Este vals ya se acabó.
___
Esas últimas palabras me dolieron, eso me pasa por ser multishipper xD
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Belleza de las Esencias #6
FantasiSe enfrentaron a Aeistian, padecieron el inframundo, se perdieron en los sueños y ahora toca la respuesta más importante. Porque la verdadera belleza está en el alma. Belleza de las Esencias. *Por Viviana Valeria V.