Capítulo 80 (Final parte 3)

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Jaelyne

Nunca pensé estar luchando contra mi propia abuela, usar mi espada contra ella me duele, es muy triste. No usaré el desierto, le daré el beneficio de redimirse, ella debe frenar, no quiero hacerle daño.

—Ríndete, abuela, esto no está bien —declaro mientras forcejeamos con nuestras espadas.

Nos alejamos y se oye el filo de nuestras hojas que acaban de chocarse, pero esto no para, nuestras espadas siguen golpeándose. Una y otra vez la batalla continúa.

—Has mejorado, Jacky, pero no voy a cambiar de opinión. Las runas nos llevaron hasta esta pelea y las runas la terminarán.

—¿Te refieres a esto? —Rebecca le muestra el artefacto, el cual llevé conmigo en mi viaje, pero luego decidí que ella debía guardarlo—. Ya se acabó. —Lo tira—. Ya no hay maldición, no sirve para nada.

—La maldición ahora es Cielo, ¿no deberían estar ocupándose de ella? En vez de estar atacando a una pobre anciana.

—Ya hay alguien encargándose de eso.

Kael

—Fared ¿Has visto a Cielo? —Me acerco hasta mi hermano.

—No ¿Por qué? —Enarca una ceja—. ¿Para qué yo vería a esa traidora? Tengo cosas más importantes que hacer. —Me ignora y sigue con su papeleo sobre la mesa de su despacho—. Estúpido Comité, estúpidos todos. —Refunfuña—. No saben hacer nada bien. —Anda poniendo sellos y escribiendo con su pluma, mojándola con la tinta.

—¡Por favor, es de vida o muerte! —insisto—. Ya le pregunté a todo el mundo, nadie sabe y tú eres el rey, debes saber.

Vuelve a alzar la vista.

—Soy un ser todopoderoso que no sirve para nada, ¿por qué yo sabría de un monstruo que tiene planes maquiavélicos para conmigo? Sinceramente me da asco hablar de esa mujer ¿Por qué no me dieron el poder de terminar estos documentos? Puedo cambiar de forma y convertir a otros, pero no puedo terminar un mísero papeleo, así que no me molestes. Tú deberías estar haciendo esto, no yo, yo no quería ser rey, yo deseo largarme y encima haré esto eternamente porque ahora soy inmortal, maldita sea.

Suspiro y luego lo agarro de la ropa, furioso.

—¡Me tienen cansado tus quejas, deja de ser un maldito egoísta por una vez y préstame atención, imbécil!

Parpadea varias veces, sorprendido, y luego se ríe, para luego soltarse.

—Saca al monstruo que llevas dentro dicen. —Ríe más fuerte.

—Fared, por los dioses, ayúdame.

Bufa.

—¿Qué quieres saber?

—Es broma, ¿cierto? —Enarco una ceja.

—Me refiero a que, ¿por qué la buscas? Y te recuerdo que eres un oráculo, así que puedes saber tú mismo donde está.

—Si hago eso le daré la información que sé y será el fin. Al parecer no sabe que le ganó a Isela. Sin contar que no tengo idea quién no ha rechazado a Cielo todavía.

—A mí no me mires, yo ya la rechacé miles de veces. —Alza las manos.

—Dame una pista, maldita sea.

Sonríe.

—Piensa, hermanito ¿Quién es el obsesionado con las Bellezas?

Y de repente me cae la ficha.

—Morket.

Aunque ¿Por qué Morket rechazaría a Cielo?

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora