Capítulo 16

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Kael

Jacky y Morket se ríen juntos como si fueran amigos de toda la vida. Bueno, si solo son amigos eso estaría bien, pero si lo son, ¡¿por qué la mano de él se encuentra sobre la silla de ella?! ¡¿Hace falta que esté tan cerca?! ¡¿Qué pasó mientras no estuve?! Me estoy maquinando la cabeza sin razón. Malditos celos, ya los había olvidado.

—Jacky. —Me aproximo a ellos—. ¿Podemos hablar?

—¿Para qué? —me responde, continuando con su enojo—. Estoy tomando té. —Sorbe de su taza, aunque creo que es la de él.

Morket mantiene la mano en el respaldo de la silla de Jacky, marcando territorio, hasta me sonríe con pura confianza.

—Hola, cuerpo ¿Cómo estás? —me saluda el dios.

—¡No soy tu cuerpo! —grito y presiono los dientes.

—Hola, mortal ¿Cómo estás? —Creo que se burla.

—Déjalo, se encuentra celoso —dice Jacky dándose cuenta.

—Jaelyne, por favor. —Suspiro pesadamente.

Se levanta de su asiento y Morket la sigue con la vista, ella llega hasta mí, entonces me entrega al bebé.

—Me voy a la alberca. —Se retira.

—Te ignoraron —se vuelve a burlar Morket y se toma lo que queda del té—. Beso indirecto —dice alejando sus labios del borde de la taza donde puso los suyos Jacky.

Me titila un ojo.

—Con permiso. —Me voy.

Me detengo en el pasillo y suspiro.

—Su alteza. —Visualizo a Endek y sonrío, así que él agrega—: Me alegra al fin poderlo ver.

—Yo también, con todos estos líos, ya se siente raro estar aquí.

—Se ve preocupado ¿Ha discutido con la Belleza del Desierto?

—Ni llegamos a eso. —Hago una mueca—. Me cortó de raíz.

—Deme al niño y vaya a buscarla.

Miro al bebé.

—Jacky se enfadará.

—¿Acaso no soy de confianza?

Alzo la vista.

—¡Por supuesto que sí! Pero ni siquiera sé cómo me dio el bebé a mí —bromeo, pero luego me pongo serio—. Debe estar muy frustrada y se la va a agarrar con cualquiera.

Se ríe.

—La conoces muy bien, pero tranquilo, lo cuidaré cómo lo crie a usted, así será un mini Kael, Jaelyne estará encantada.

—Ese chiste me da miedo, pero me convenciste.

Le entrego a mi bebé y me dirijo a la alberca. Cuando llego, ahí está, esa hermosa pintura otra vez, frente al agua, con sus cabellos rubios, moviéndose con el viento.

—Jaelyne —la llamo y se da vuelta.

—¿Y Selim? —Se sorprende.

—Con Endek.

Suspira.

—Ah, bueno.

—Se ganó tu confianza —afirmo.

—Te cuidó a ti, luego a mí, quizás un poco a Wash, hasta a Askar le echó una mano. Él es el más adulto y sensato aquí, es al único que le podemos dar un voto de confianza. Aunque preferiría que Rebecca cuide de mi hijo, lo acepto.

—Sí, su amistad es muy fuerte.

Se forma un silencio, por lo tanto Jacky vuelve a mirar la alberca. Doy unos pasos hasta ella y me paro a su lado.

—Oye —susurro—. Sobre el mandato...

—Haz lo que quieras, pero cuando llegue el momento me iré y me llevaré a Selim. —Gira su vista a mirarme—. Tú no entiendes algo, cuando mueras no estaremos más juntos, tu alma se marchará y la de Selim también, mientras yo seguiré repitiendo vidas o quedándome para siempre en el inframundo, yo ya no quiero ninguna de esas dos opciones. —Se acerca a tomar mis manos y me observa con sus ojos llenos de tristeza—. Quiero quedarme contigo y mi bebé, sin temor a que desaparezcan en la eternidad, ¿comprendes?

—Jacky, yo iré a donde tú vayas, pero tampoco puedo pretender dejarle a Fared toda la responsabilidad, sabiendo que él no la quiere.

Frunce el ceño y se aparta de mí, dejo de sentir su tacto.

—¿Por qué? Él te sacó el puesto, ¿recuerdas? Salvó muy bien a los metamórficos, así que ahora que no venga con sus quejas. Además es buen rey, ha reconstruido el reino en tan solo meses. Encima ni merece nuestra consideración, pero se la damos ¿Qué más quiere? ¿Un moño?

—Sí, pero lo hizo por un momento. Conoces a Fared, no está tranquilo estando en un solo lugar.

—Que se consiga un psicólogo —expresa molesta.

—¿Qué? —digo confundido.

—¡No puedes responsabilizarte de los problemas de tu hermano, ni siquiera se llevan bien! —Me empuja indignada y como si la historia se repitiera, me agarro de su ropa, entonces caemos ambos a la alberca—. ¡Ay, maldita sea, está fría! —se queja.

—Sí que lo está. —Tiemblo—. Pero al menos en esta ocasión es de día, así que hay sol para secarse rápido. —Me río y se da cuenta de lo que le hablo.

—Ni creas que voy a besarte esta vez.

—Quizás no nos interrumpan. —Acerco mi rostro al de ella.

Nos quedamos mirándonos fijamente. La tensión sexual que hay entre nosotros siempre es indiscutible. El agua cae de sus cabellos y yo me mango quieto observando cada gota deslizarse, ya que ella está encima de mí. Pero como si quisiera repetir el momento, agarro su brazo, para girarnos en el agua, así ser yo quien está sobre ella. Toda una secuencia de eventos que ocurrieron hace ya bastante tiempo, los reiteramos en tan solo segundos. 

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Plus: Esta misma secuencia (recreación, repetición) pasa en el capítulo 15 de Belleza del Desierto, por poco y era el mismo número de capítulo 😍

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora