Capítulo 9

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Kael

Al encontrarme con Rebecca, vemos como una luz desciende desde lo alto del limbo.

—Llegó el momento. —Vemos a Cielo cerca de nosotros—. Es tu turno, Irina. —Su cabello plateado cambia de manera paulatina a castaño—. ¡Fared! —Corre hasta la luz.

—Se ve que estamos a merced de Cielo —acota Rebecca, poniéndose muy seria.

—Habrá que estar atentos —opino.

—Sí, ese bebé... —Se detiene y su expresión se modifica, al cambiar su mirada en la dirección de la luz—. Askar —susurra, luego lo nombra más alto al verlo—. ¡Askar! —Alza su vestido y comienza a correr.

Qué extraño, yo no veo a nadie.

La luz ilumina todavía más, entonces creo que estoy observando un espejismo, porque no puede ser.

—Jacky —susurro.

¿Es acaso una ilusión?

Avanzo hasta ella, entonces ambos nos acercamos a paso rápido.

—Eres tú —expreso asombrado.

—Oh, Kael. —Sus ojos se humedecen de felicidad, al igual que los míos—. Mi bebé. —Lo agarra de entre mis brazos.

—Es real. —La abrazo—. Esto es real —repito emocionado.

No sé qué está pasando, pero es real.

Askar

Luego de tanto tiempo al fin nos encontramos ¡Y no es solo un sueño! Mi esposa corre hasta mí y la abrazo con fuerza, hasta la levanto en un giro al mismo instante de tanta emoción. Cuando freno nos besamos con la misma intensidad y ella no deja de abrazarme. Su hermosa sonrisa es todo lo que necesitaba ver.

—¡Ya no estamos soñando! —expreso alegre.

Ella ríe.

—No, ya no.

Bajo a Rebecca, sin dejar de sostener su cintura y ella apoya su calzado en el suelo, en eso no dejamos de observarnos ni un segundo.

Fared

Esa sonrisa inocente, ese cabello castaño, sus ojos adorables y aquel pequeño cuerpecito están de nuevo en frente de mí.

Parece mentira.

—No tengo idea de lo que debo hacer —expreso nervioso—. Ni siquiera pensaba que estarías aquí, parece una de esas ilusiones que me venían persiguiendo.

—Te estaba esperando —confiesa.

—Esa es demasiada confianza en mí. —Bufo.

—Fared. —Toma mis manos—. ¡Ya estamos juntos otra vez! —Se gira a mirar a los demás—. ¡Todos! —expresa emocionada y luego regresa a mí—. Volvamos a casa.

—¿A casa? Aun no decidimos eso, ni tenemos casa.

—¿No estás feliz de verme? —exclama triste y hace puchero en un gesto de decepción—. Ellos se están besando y abrazando.

—No compares y vámonos. —Comienzo a caminar para irnos, aunque sin soltarle la mano.

Notamos como los demás nos siguen, así que todos hemos regresado al Reino de los Siete Desiertos de una manera tan fácil, que uno pensaría que es una trampa y no lo descarto. 

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora