Capítulo 71

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Océano

Necesito perderme en el agua y quitarme este estrés, ya estoy aquí, mi elemento. Abro la puerta de los baños y se me arruinó el humor.

¡¿Pero qué mierda?!

Visualizo a Blus muy campante en el área de la pileta, tiene sus codos apoyados en el borde y está sentado con las piernas flexionadas, por lo tanto solo se le ven las rodillas y el torso desnudo. Su cabello está mojado, mueve un mechón celeste cuando se percata de mi presencia y me sonríe.

—¿Qué pasa? ¿Te gustan las vistas? —consulta.

—Qué asco —opino.

—No hay aguas termales aquí, pero tengo mi baño revitalizador. Hay muchas sales aromáticas, ¿puedes olerlas? Son relajantes.

—¿Eres imbécil? —Enarco una ceja—. Si habría aguas termales te calcinarías.

Se ríe.

—Exageras, las aguas termales tienen propiedades curativas, no importa donde estén, todo depende de cuánto tiempo te quedes, no te pases y ya.

Ruedo los ojos.

—Me irritas, me largo. —Me giro para irme.

—¿Por qué? Temes encontrar un monstruo debajo del agua —se burla—. Tranquila, hay espacio aquí, es un balneario grande. Sin contar que cuando vuelvas ya estará lleno de ninfas y nunca podrás disfrutar del agua ¿Recuerdas? Son muchas.

Me doy la vuelta enfadada.

—¡No me provoques!

Levanta las manos sin dejar de apoyar los codos en el borde de la pileta.

—Tranquila, solo era un consejo.

—¿Yo? ¿Contigo? ¿Ahí? Ni muerta.

—Para tu tranquilidad, tengo una toalla debajo del agua —me avisa—. Nada de qué preocuparse, si me levanto no verás nada en absoluto, así que relájate.

Sostengo con fuerza la toalla que recubre mi desnudez.

—Vete a la mierda, si pudiera te ahogaría.

He intentado mil y una veces mover el agua, pero solo he conseguido aparecer unas gotas, es tan humillante que me desespera.

Continúa con su sonrisa de ganador, pero que ni crea que lo es.

—Cobarde —vuelve a provocar—. No olvides que soy el Blus patético, así que puedes venir sin miedo, no te voy a atacar. —Me guiña—. A menos que tú quieras.

—Qué asco —opino otra vez, pero más seria—. Y no te tengo miedo, tengo límites que es otra cosa, algo que no podrías entender, estúpido.

—Solo oigo parloteos y ningún acto de valor —continúa con su burla.

—¡¿Qué parloteo?! ¡¡Te voy a ahorcar!! —Desato mi furia.

Corro hasta él, me lanzo al agua y voy directo a su cuello.

—Uh, estás loca. —Se asombra, sin embargo logra agarrar mis manos, apartándolas de su cuello—. Tantos años de desequilibrio no te hicieron bien. —Vuelve a sonreír—. Pero no te preocupes, las sales aromáticas son buenas para este tipo de cosas.

—Eres un... —Miro hacia abajo y es verdad, tiene una toalla tapando su entrepierna—. Tan patético.

—¿Querías ver? Lo siento, te prometo que cuando no estemos en un lugar tan público no usaré la toalla, podremos bañarnos juntos, mejor y sin restricciones —expresa de manera pícara.

—Eres un desastre ¿Dónde quedó el dios que hubiera hecho cosas horribles? Ya ni tus ofrecimientos asustan, porque se notan que son mentiras.

—Puedo hacerlas verdad, pero solo si quieres bañarte conmigo de una forma más íntima y privada, sin que nadie nos interrumpa. —Acerca su rostro al mío—. Sería todo tuyo si me das un simple sí.

—Me revuelves el estómago —opino y retrocedo, parándome.

No solo porque lo odio, sino también porque los sentimientos de Veinticuatro se mezclan con mi asco y se forma un revoltijo de emociones contrarias.

—Está bien, no te gusto, me aborreces, pero pensé que te encantaba divertirte, hazme una tregua, ¿no? Solo un poquito.

—Eso sería rendirme a los instintos de ninfa y terminaría revolcándome contigo. Me niego, ni hablar, es un rotundo no, no gracias.

—Qué fatalista. —Se carcajea y luego mueve su dedo en señal para que me acerque—. ¿No quieres comprobar cuánto puedes controlar ese instinto?

Enarco una ceja.

—¿Disculpa? ¿A qué te refieres? ¿Me estás provocando? —cuestiono confundida.

—No, te estoy enseñando ¿No te atreves? Si aprendes rápido, te librarás de mí ¿Qué dices? ¿Aceptas el reto?

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora