Capítulo 76

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Kael

Luego de escuchar la conversación de Doru con Irina, me doy cuenta de que mis celos con Rojito son infundados. Esta conexión no se trata de un romance, es algo muy distinto. He estado equivocado todo este tiempo y necesito enmendarlo. Ya estoy bien con Jaelyne, pero siento que tengo que disculparme más bien con el dragón. Se ve que se encuentra enojado con todo el mundo y siento que tengo que demostrarle que no todos somos iguales. Iré a buscarlo, se lo aclararé. Después de todo, su especie busca el bien en las personas, lo noté al estar presente en la charla de Irina y Doru.

Llego a una sala y al fin lo encuentro, pero no me acerco, porque lo veo en una conversación con la que creo que es la Diosa de la Creación. Por lo que tengo entendido Rebecca estuvo en su despertar y hace poco perdió la consciencia por culpa de Blus, pero parece que volvió. Dioses, se recuperan tan fácil. También sé que es la diosa de los dragones, Askar contó que ella los puede ayudar con su transformación.

—Mi señora. —Le hace una reverencia—. Quería saber si se quedará, para permitirnos ser de esta forma o si podría revertir lo de no poder elegir cuando cambiar.

Lo que pensaba.

—Amatsu, tengo muchas cosas que hacer —ella responde tranquila—. No tengo tiempo de pensar en eso.

—Hágalo. —Me interpongo en la conversación.

Rojito se da vuelta y me mira enojado, entonces me recrimina:

—¿Por qué te metes?

—Me comporté muy mal contigo —aclaro—. Lo siento.

—Príncipe, es usted muy amable, así que se lo concederé —contesta la Diosa de la Creación y me quedo perplejo—. Además como estoy enojada con Isela, por evitar que siga a Ketran, te diré dónde está, entonces descubrirás su personalidad.

¿Qué? No sé si es mi día de suerte o hay una trampa.

Isela

Es ahora, lo sé, llegó el momento, voy a perder todo por lo que he luchado. Camino en círculos, en mis aposentos, mientras observo a mis miles de personalidades, que se encuentran preocupadas porque tengo mucho miedo, es algo que crece y crece sin detenerse. Se está desvaneciendo mi fuerza a cada paso que damos. Cada gota del destino se marcha, hay más oscuridad, nada se siente. Me sobresalto y me detengo cuando la puerta se abre, entonces todos mis otros yo desaparecen.

—¡Altir, no me asustes así! —chillo nerviosa.

—¿Por qué... —Hace una pausa—. ¿Por qué se ve tan vulnerable? —aclara entonces se acerca hasta mí, toca mi cabello negro—. Ocúltese, se hará daño.

—Ya no hay tiempo, ya se acabó, ya tiré mi última carta. No hay nada más que pueda hacer, el destino no me ha elegido, debo rendirme.

—Altísima, por favor, me preocupa, si alguien la ve así, si alguien lastima su verdadera personalidad, no me perdonaría. Se lo ruego, ocúltese.

—¡Ya es tarde, entiéndelo!

—No comprendo de tiempos, pero... —Me abraza de repente—. No se rinda, protéjase hasta las últimas consecuencias.

Lo empujo para soltarme.

—¡No me toques! El contacto hace daño si no estoy oculta.

—Por eso le digo que vuelva a sus otras personalidades, la mantendrá intacta y pura, no como lo hizo su madre.

—Mi madre me traicionó, es tan triste. —Mis ojos se humedecen.

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora