Jaelyne
Me beso con Kael de manera ferviente y nos empapamos con el agua de la pequeña alberca. Definitivamente necesitaba besarlo con pasión. Hago muchos berrinches, pero igual termino encantada, no puedo enojarme con él por mucho tiempo. Además revivir este momento en la alberca me emociona, sin contar que nadie nos ha interrumpido en esta ocasión. Una vez nuestros labios se separan despacio, nos quedamos mirándonos fijo de nuevo.
—Dijiste que no me ibas a besar —se burla.
Frunzo el ceño.
—Se puede cambiar de opinión —le aclaro.
—En eso tienes razón. —Me da otro beso y sigue sonriente.
—Ya salte de encima, que hay que cambiarse, nos vamos a enfermar y no quiero que mi hijo se resfríe por contagiarlo o algo.
—Que hermosa madre sobreprotectora. —Me da otro beso.
—Hablo en serio. —Hago puchero.
—Nos cambiaremos, pero no hay que irnos ya, Endek cuidará muy bien a Selim, así que pasemos un buen rato juntos.
—Mm, no sé, vamos a terminar discutiendo otra vez.
Se levanta de sobre mí y me ofrece su mano, entonces la acepto, me atrae hacia su cuerpo, luego me abraza.
—No hablemos de lo que vayamos a hacer, pensemos en el ahora.
Me río.
—Creo que tuvimos una conversación parecida en el pasado.
—Pero antes me golpeabas más, ahora estamos mejorando.
—Es que soy muy tóxica. —Vuelvo a reír.
—Eres agresiva, mi agresiva. —Agarra mis mejillas y me besa otra vez—. Te extrañé tanto.
—Yo también, ahora vamos a ver cómo está el bebé.
—El bebé está bien.
—Se me murió, me lo devolvieron, me lo quitaron durante meses y quién sabe que más le haya pasado mientras no lo tuve en mis brazos, así que puede que esté bien ahora, pero va a estar mejor cerca mío, no puedo perderlo de vista —digo preocupada.
—Solo será un ratito.
Bufo.
—De acuerdo.
Toma mi mano, subimos el escalón de la alberca y nos vamos caminando, sin dejar de entrelazar nuestros dedos.
Aerix
Me cambio volviendo a ponerme mi top y falda verdes, dejo el vestido sobre la cama de los aposentos, entonces salgo del cuarto, al segundo me encuentro con Blus.
—¿Ya no bailas? —consulta.
—No necesito ese vestido para bailar, pero igual quiero ir a ver mi árbol.
—¿Sigues enojada conmigo? —Ladea la cabeza.
—No, ya entendí lo que quisiste decir, Morket me lo explicó mejor.
—Ya se llevan bien.
Frunzo el ceño.
—¿Quién dice?
—No sé ¿Quién no se lleva bien con Morket? Exceptuándome a mí en el pasado. Quitando eso ¿Por qué lo evitas? —Mueve las cejas—. ¿Isela te dijo que hicieras cosas malas?
—No puedo decirte. —Pongo las manos en mi cintura y luego las bajo—. Mejor me voy.
Me giro, pero da unos pasos rápido y se pone delante de mí, evitando mi camino.
—Si no me dices te irá mal.
—Si te digo me irá mal —modifico su amenaza—. Solo evitaré el tema y listo, Isela se dará cuenta que no le sirvo, entonces me dejará en paz.
—¿No temes a sus represalias?
—Solo espero a que se las olvide y eso pareciera que es lo que está pasando, porque no la he visto en un buen tiempo.
—Yo no me confiaría. —Enarca una ceja—. Debes tener cuidado.
—Hago lo que puedo ¿Ya me dejas pasar? —Bufo—. Quiero ver cómo están mis plantas, estoy haciendo un santuario natural y necesito ver qué tanto crece, quiero cuidarlo bien, será como mi guarida personal.
Sonríe.
—Sí, pero antes...
Se acerca hasta mí, toma con suavidad el costado de mi cuello y me guía hasta que mi espalda toca la pared, segundos después su boca está sobre la mía, entonces le correspondo.
Su mano pasa por debajo de mi falda y cierro los ojos, mientras sigo besándolo, entonces noto como su cuerpo se arrima al mío.
Abro los ojos y lo aparto un poco.
—¿Vamos a hacerlo? —le consulto.
—¿No quieres? —contesta con otra pregunta.
—Me estaba yendo —aclaro.
—¿No puedes dejar a tus plantitas para después? —Se muerde el labio inferior.
—¿No puedes ir a buscar a una de tus ninfas? —Hago lo mismo que él y contesto con otra pregunta.
Apoya su frente en la mía, así mantiene su mirada fija en mí.
—Pero yo te quiero a ti.
—Se está volviendo muy incómodo que quieras tener sexo solo conmigo ¿No estarás pensando que puedo reemplazar a Veinticuatro o algo así, no? Pones nuestra amistad en una situación complicada.
—¿Qué dices? —Me da la vuelta y acaricia mi pierna—. Simplemente tú y yo nos divertimos mejor, eso es todo. —Mueve mi cabello y deja pequeños besos en mi nuca—. Vamos a los aposentos y terminemos esto.
Me acaricia, así que le respondo en un tono delicado y suave:
—Sí... —Sin pensarlo gimo su nombre, entonces nos dirigimos al cuarto.
ESTÁS LEYENDO
Belleza de las Esencias #6
FantasySe enfrentaron a Aeistian, padecieron el inframundo, se perdieron en los sueños y ahora toca la respuesta más importante. Porque la verdadera belleza está en el alma. Belleza de las Esencias. *Por Viviana Valeria V.