Capítulo 13

184 39 36
                                    

Fared

La luz de la mañana llega a mis ojos, así que los abro. Mi corazón bombea con fuerza, viendo a Irina dormir entre mis brazos. Ayer ha sido un día de locos y ahora ya está aquí, conmigo otra vez. Me hace sentir extraño. Quisiera detener el tiempo en este mismo instante.

Rebecca

—Mi bella esposa siempre madrugadora —opina Askar mientras caminamos por el pasillo del palacio—. ¿Nos quedaremos aquí? —me consulta.

—Necesito cerciorarme de muchas cosas, no tengo más el sofoco, pero eso no aminora mi preocupación. Cielo odia a Océano, no creo que simplemente haya decidido dejarme ir del limbo porque sí.

—Estoy seguro de que encontraremos las soluciones.

Suspiro.

—Pensar que antes estuve aquí en contra de mi voluntad me hace sentir escalofríos, aun así tengo a las concubinas de mi lado, así que alguna me conseguirá información sobre el castillo.

—Eres toda una líder —me halaga, así que me río.

Nos detenemos cuando oímos música ¿De dónde sale? No sé. Visualizo a las ninfas bailando. Genial, nótese mi sarcasmo.

—¿Madrugando? Dios de los Sueños. —Miro a Blus de mala manera.

Él deja de marchar y se detiene frente a mí, me sonríe.

—Hola, Rebecca, ya que te veo por aquí, aprovecharé el momento. —Toma mi mano y la besa, yo la suelto rápido—. Pido disculpas por mis atrevimientos del pasado, espero no haber causado ninguna secuela.

—¿Disculpa? —Lo miro desconcertada.

Que un agresor se me disculpe es raro para mí.

—¡Sí! Es que desde que perdí a mi amada Veinticuatro. —Pone la mano en su corazón—. Pienso en el daño que pude haber provocado, ya que no le deseo a nadie lo que estoy sufriendo.

—No quiero tus disculpas —digo molesta.

—Yo lo veo sincero —acota Askar y le pego un codazo—. ¡Auch!

—Deja de ser tan bueno —lo reprendo.

—Perdón. —Hace puchero.

—Entiendo tu rencor y lo respeto —continúa Blus—. Yo ya me encuentro en paz con mi disculpa, así que seguiré mi camino. —Chasquea los dedos, entonces avanza y sus ninfas lo siguen, bailando.

—Los dioses son muy raros —opino.

Askar se ríe, entonces me contesta:

—A mí me parecen graciosos.

Fared

Hay mucho ruido afuera, se me acabó la paz. Irina se estira en la cama, entonces parpadea varias veces cuando despierta. Ella me sonríe, así que siento mis mejillas calientes, por no nombrar otras cosas.

—Hola —me saluda.

—Hola —susurro.

¿Por qué es tan linda? Demasiada lindura para mi sistema, mejor me levanto de la cama o quizás debería apretujarla. Alguien quíteme estos impulsos calenturientos. 

Belleza de las Esencias #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora